El megayate ‘Attila’, de bandera extranjera y más de 64 metros de eslora, quedó encallado este lunes frente a la costa de es Pujols, en el municipio de Formentera, durante una maniobra considerada por las autoridades marítimas como “navegación peligrosa próxima a la costa”. La situación generó una fuerte conmoción en una de las zonas turísticas más transitadas del litoral insular, tanto por la espectacularidad del incidente como por los riesgos medioambientales que conlleva una varada de esta naturaleza.
Este martes, alrededor del mediodía, el buque logró desencallarse “por sus propios medios”, según ha confirmado la Capitanía Marítima de Ibiza. La operación se produjo sin intervención de terceros, una vez evaluado el estado del casco y tras ser solicitado al armador un plan técnico de reflotamiento, paso obligatorio en este tipo de situaciones según los protocolos marítimos.
Hacia dónde se dirige ahora el yate
Tras confirmar que la estructura de la embarcación no presentaba daños visibles, y que había logrado liberarse del fondo por sus propios sistemas de propulsión, la Capitanía Marítima ordenó que el yate ponga rumbo al puerto de Marina Ibiza, donde será sometido a una inspección MOU (Memorandum of Understanding on Port State Control), una revisión exhaustiva de seguridad que se aplica a buques extranjeros que recalan en puertos nacionales.
La retención del ‘Attila’ tiene carácter provisional, según ha indicado la autoridad marítima, y busca verificar el cumplimiento de las condiciones técnicas, documentales y operativas necesarias para continuar navegando por aguas españolas.
La maniobra de aproximación a costa que provocó el encallamiento continúa bajo análisis administrativo. De confirmarse irregularidades, el expediente podría derivar en sanciones económicas y otras medidas complementarias.
Preocupación por el posible impacto en la posidonia oceánica
Aunque hasta ahora no se ha confirmado si el encallamiento ha causado daños directos a los ecosistemas marinos, ecologistas y residentes de la isla han expresado su preocupación por el riesgo que supone la presencia de grandes embarcaciones en zonas sensibles, especialmente en áreas donde crece la posidonia oceánica, una planta marina protegida por normativas autonómicas, estatales y europeas.
El suceso ha vuelto a poner sobre la mesa el debate sobre la regulación del tráfico de grandes yates en aguas del archipiélago pitiuso, en particular en tramos costeros poco profundos y con fuerte presencia turística.
El seguimiento del caso continúa abierto y se espera que en las próximas horas se conozcan los resultados preliminares de la inspección en Marina Ibiza, que podrían determinar si el buque podrá zarpar nuevamente o si se le aplicarán nuevas medidas cautelares.