A poco de cumplir los 60 años, una de las figuras más emblemáticas de las islas pitiusas vuelve al mercado laboral. Se trata de Vincent de Froidmont, un belga que llegó a Formentera hace más de dos décadas y se convirtió en un personaje casi mítico, que ha recibido el apodo de “hombre del verano”.
Este lunes, el navegante, cuyo barco quedó encallado en ses Salines durante once meses tras la DANA de agosto pasado, escribió en LinkedIn el tradicional anuncio de búsqueda de empleo: “Estoy buscando un nuevo puesto y estaría agradecido si pudieras ayudarme”.
“Si se entera de una oportunidad o simplemente quiere discutirla, envíeme un mensaje o deje un comentario a continuación. Me gustaría volver a ponerme en contacto”, dice el anuncio. Y agrega que busca puestos “como Asistente, Socio, Asistente Administrativo, Empleado de Negocios y Comercial”. ¿En dónde? “Espacio Schengen, Unión Europea, Ibiza y Europa”.
En uno de los comentarios, agrega sobre su experiencia como “guardia y vigilancia”, destaca su “discreción, experiencia militar, presentación impecable”.
Del esplendor del verano a los años difíciles
Pese a un pasado de luces, los últimos meses se convirtieron en una sucesión de sinsabores para Vincent.
Ya hace tres años, el belga contaba en una entrevista con Diario de Ibiza que vivía en su barco, el Scipio 1924, y que, dada su frágil situación económica, lo había puesto a la venta por 19.000 euros.
Aquella venta nunca se concretó y en agosto del 2024, la embarcación fue azotada por la DANA y quedó encallada en ses Salines.
Luego de once meses, el Consell de Formentera retiró la embarcación y anunció que trasladaría los costes a su dueño.
Vincent, sin embargo, no solo ha sido víctima de inestabilidad económica, sino también de problemas de salud en el último tiempo. Tras la retirada de su barco, comenzó una campaña en redes para repararlo y ponerlo nuevamente a la venta.
Lo cierto es que, de momento ese proyecto no prospera. Y las urgencias económicas lo hacen buscar nuevos horizontes.
Sigue leyendo:
