Lo que debía ser un sencillo trayecto entre Ibiza y Alicante se convirtió en una auténtica pesadilla para los pasajeros del vuelo VLG 1353 de Vueling. Tras más de diez horas de retraso, una noche en vela y la falta de información clara por parte de la compañía, la desesperación desembocó incluso en un motín en la terminal del aeropuerto ibicenco.
El vuelo estaba programado para despegar a las 21.55 horas, pero los problemas comenzaron nada más embarcar. El capitán anunció que uno de los ordenadores encargados de controlar el sistema antihielo de las alas no funcionaba correctamente, lo que obligó a desalojar el avión y regresar a la terminal. Pasada la medianoche, se comunicó la cancelación definitiva del despegue.
Mientras algunos pudieron regresar a sus casas, la mayoría de pasajeros —entre ellos familias con bebés y personas con necesidades especiales— pasaron la noche en el aeropuerto sin asistencia suficiente. Según relató el ibicenco Pablo Serra a Diario de Ibiza, «nos han tenido toda la noche en el aeropuerto sin hotel ni comida».
La situación se prolongó durante la madrugada, con nuevas horas de salida que nunca se cumplían. A las seis de la mañana todavía faltaba la tripulación, lo que aumentó el malestar de los viajeros. La tensión estalló cuando un grupo de afectados bloqueó la puerta de embarque de otro vuelo de la misma aerolínea rumbo a Barcelona, gritando: «Aquí no sale nadie de la isla hasta que no salgamos nosotros».
Finalmente, tras horas de incertidumbre, el avión pudo despegar en la mañana, aunque con un retraso acumulado de unas doce horas.
