La denuncia pública de un joven agredido presuntamente por el dueño de un gimnasio VIP de Ibiza y su grupo de allegados ha generado una fuerte repercusión en redes sociales. En un vídeo de más de ocho minutos, el usuario Kinggcharly, quien aparece con la cara visiblemente golpeada, relata con detalle cómo se desarrollaron los hechos, desde un incidente menor en el interior del centro deportivo hasta una agresión grupal a plena luz del día.
La Voz de Ibiza se ha comunicado con ambas partes implicadas. Desde el gimnasio no desmintieron la versión del vídeo y se limitaron a decir: «No entraremos en polémicas, no tenemos nada para decir al respecto». El autor del vídeo, en tanto, aún no ha ampliado su denuncia.
“Fui al gimnasio… y me pasó el fogón, ¿vale?”, comienza el vídeo. El hombre explica que estaba haciendo dominadas lastradas cuando tuvo un malentendido con otro usuario del gimnasio. Según cuenta, no escuchó un comentario que le hizo esa persona mientras usaba una de las máquinas, y poco después fue apartado con violencia: “Llega el handboy, se mete aquí y me empuja así… y me quita”.
«No tengo miedo, pero uno contra uno no fue lo que pasó»
Tras el primer encontronazo, el agredido asegura que le invitaron a salir al exterior para resolver el asunto. “Vente fuera, tal… pues vale, vamos fuera”, relata. Aunque la situación parecía una confrontación individual, una vez fuera del recinto el panorama cambió por completo.
“Era un chaval que pesaría 100 kilos… pero digo, no tengo miedo, ¿vale? Uno pa’ uno no hubiera pasado esto, ni de coña”, afirma. El youtuber detalla que fue engañado para salir, sin saber que lo esperaban varios allegados del dueño, a quien define como “mafioso”.
“En vez de salir por la puerta, sale por el bar… sabiendo que están ahí todos sus primos. Por eso me dice ‘vente fuera’, porque era el dueño del gimnasio y estaban ahí todos sus socios”, denuncia.
La presunta agresión: «Me rodearon seis hombres: tatuados, presidiarios, 120 kilos»
La tensión escaló rápidamente cuando el joven se vio rodeado. “Me aparecen cuatro romanos, o cuatro magrebís, o cuatro albaneses, hermano… o cuatro rusos”, narra. Asegura que se trataba de hombres corpulentos y entrenados: “120 kilos, todo militar, loco”.
Cuando intentaba conversar, uno de los presentes lo agarró. “Me coge así… y le digo, no me toques, primo”, recuerda. En ese momento, recibió el primer golpe: “Me lleva una servilla por aquí… ¡Pam!… que fue el maricón ese de negro, que me tiene que pegar cuando no estoy mirando”.
La escalada de violencia: «Me hicieron un mataleón, me estaban asfixiando»
El relato continúa con una descripción gráfica de la supuesta violencia sufrida. “Me enganchan de mataleón… me tiran así como 30 segundos… yo ya estoy rojo… que digo, me voy a desmayar”. Intentó defenderse, pero “había mucha gente rodeándome, tío. No puedo hacer nada”.
La paliza se intensificó: “Empiezan a llover sepias otra vez, me tiran al suelo… me empiezan a pegar”, mientras su camiseta le impedía ver lo que ocurría. Asegura que intentaron someterlo con una llave de brazo sin éxito: “Entre seis personas… y así se queda la cosa”.
A pesar del hecho, logró salir del lugar brevemente, según cuenta: “Me voy al chino como pa’ coger un poco de aire… a ver si estoy vivo”. Pero su salida no fue definitiva: “Se pensaban que yo iba a pillar un cuchillo… se vienen todos rayados allá por mí otra vez”.
Finalmente, afirma que fue amenazado de muerte. “Me acabo yendo de ahí amenazado de muerte… que no vuelva por ahí”, asegura. Pese a ello, al día siguiente regresó: “Hoy he vuelto, ¿sabes?”.
«Me pegaron entre ocho rusos, albaneses, magrebís… una mafia»
El joven sostiene que la agresión fue premeditada y coordinada por el dueño del gimnasio. Lo califica de mafioso y repite varias veces que quienes lo agredieron eran “presidiarios”, “tatuados” y “mafiosos”. “Eso es lo que pasó, me pegaron entre ocho rusos, ¿vale?… todos tatuados presidiarios, 120 kilos”, afirma.
No duda en acusar directamente al responsable: “Tú eres un hombre pa’ tener un gimnasio… y no eres un hombre pa’ mirarme a mí los ojos y pelear conmigo”. Además, denuncia la cobardía del grupo: “¿Por qué tienen que venir ocho personas a pegarle a una? Porque tenéis miedo, ¿vale?”.
En la parte final del vídeo, el joven muestra señales visibles de haber sido golpeado, pero se muestra firme: “Sigo siendo más guapo que tú, ¿vale? Aunque lleve el ojo pipa”. En ese sentido, asegura que la única forma de frenarlo sería con un arma: “A mí la única forma que tienes de bajarme es dispararme, ¿vale?”.
Y concluye con un mensaje dirigido a sus seguidores: “Estoy bien, chicos… gracias a todos, los amo”. Finalmente, cierra con ironía: “Mi fallo fue salir, ¿vale? Porque no tenía que haber salido… pero luego pasan de ser dos manos a ser dieciséis manos”.
