Entre Polonia y Rusia existe una tensión latente que se ha intensificado en el contexto de la guerra en Ucrania. En los últimos días, Moscú envió drones que penetraron en el espacio aéreo polaco, lo que constituye una violación directa de sus fronteras y un grave incidente para la seguridad europea.
Estos hechos han incrementado la preocupación en la OTAN y en la región báltica, obligando a Polonia a reforzar su nivel de alerta y estrechar la cooperación militar con sus aliados.
¿Cuáles son los peligros de que Rusia ataque a Polonia?

El mayor peligro de un ataque ruso contra Polonia no se limita al país en sí, sino a toda la OTAN, ya que el territorio polaco forma parte del flanco oriental de la alianza. Rusia busca extender su esfera de influencia política y militar avanzando sobre los países que integran la organización, con la intención de debilitar su cohesión y poner a prueba la capacidad de respuesta colectiva.
En este contexto, la decisión de Varsovia de activar el Artículo 4 del Tratado del Atlántico Norte representa una advertencia clara: cualquier agresión contra un miembro podría desencadenar una escalada que afectaría a todos los aliados.
El segundo gran riesgo es el uso de armamento nuclear: Moscú ha reiterado en distintas ocasiones que considera estas armas como parte de su estrategia disuasoria en caso de que perciba una amenaza directa a su seguridad. Aunque se trata de un escenario menos probable, la mención de este recurso genera inquietud en Europa y obliga a la OTAN a reforzar sus mecanismos de prevención y respuesta.
En este sentido, las violaciones aéreas con drones y la activación del Artículo 4 muestran que la situación en torno a Polonia no es únicamente un asunto bilateral, y tiene repercusión en la seguridad de los países de toda la alianza.
¿Qué sucedió exactamente entre Polonia y Rusia?

Este martes a la madrugada, Polonia vivió uno de los episodios más tensos desde el inicio de la guerra en Ucrania: al menos 19 drones rusos ingresaron en su espacio aéreo procedentes de territorio ruso y bielorruso. La Fuerza Aérea polaca, en coordinación con aviones aliados de la OTAN, logró derribar ocho de ellos antes de que alcanzaran objetivos sensibles.
Aun así, varias de las aeronaves no tripuladas impactaron contra zonas residenciales, como en la localidad de Wyryki-Kolonia, que los restos de un dron dañaron parcialmente una vivienda. Mientras que en otras poblaciones del este, como Cześniki, se registraron caídas de fragmentos que provocaron incendios menores y cortes de suministro eléctrico: aunque no hubo víctimas mortales, los daños materiales confirmaron la vulnerabilidad del territorio polaco frente a incursiones de este tipo.

La reacción de Varsovia fue inmediata: el Gobierno ordenó el cierre temporal del espacio aéreo en varios aeropuertos, entre ellos el Chopin de Varsovia, y puso en alerta máxima a sus sistemas de defensa. A su vez, Polonia optó por activar el Artículo 4 del Tratado de Washington, que permite consultas urgentes entre los países aliados cuando se perciben amenazas contra la integridad territorial o la seguridad de cualquiera de sus miembros.
Este paso situó al incidente en una dimensión mayor: dejó de ser un ataque localizado para convertirse en un asunto de interés colectivo dentro de la OTAN. La invocación del Artículo 4 subrayó la preocupación de Varsovia por una posible escalada y abrió la inquietud en los países de la alianza por la necesidad de reforzar la defensa aérea en el flanco oriental de Europa del Este.