El Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) ha publicado hace unos días el tercer informe de Turismo y Gastronomía, en el que se analizan las preferencias culinarias de los españoles en cada comunidad autónoma. El estudio, realizado en julio con casi 3.000 encuestas, arroja datos llamativos sobre qué platos se consideran los más representativos en cada región, incluida Baleares.
La tortilla de patatas, con cebolla y poco hecha
Uno de los apartados más comentados del informe aborda la eterna polémica sobre la tortilla de patatas. Según el CIS, tres de cada cuatro españoles prefieren la tortilla con cebolla, y más de la mitad, un 53,3%, apuesta por que se cocine “poco hecha”. En contraste, un 28,9% se inclina por que esté muy hecha, mientras que un 15,5% cree que debe quedar “en su punto”.

Aunque es uno de los símbolos más reconocidos, la tortilla de patatas no encabeza el ranking nacional: queda en segundo lugar, justo por detrás de la paella, que es considerada por un 40% de los encuestados como el plato que más representa a la cocina española. El jamón ibérico completa el podio en tercera posición.
El plato más típico en cada comunidad
El informe también recoge el plato preferido en cada territorio, generando amplio debate. Algunos ejemplos destacados son:
-
Andalucía: empate entre gazpacho y pescado frito (35%).
-
Asturias: fabada (88,3%).
-
Canarias: papas arrugadas (66,9%).
-
Cataluña: pa amb tomàquet (31,2%).
-
Comunidad Valenciana: paella (82,6%).
-
Galicia: pulpo á feira (61%).
-
Madrid: cocido madrileño (71,9%).
-
La Rioja: patatas a la riojana (68,1%).
Cada comunidad muestra así un fuerte vínculo entre gastronomía e identidad cultural.
¿Cuál es el plato típico preferido en Baleares?
El informe del CIS ha generado sorpresa en las Islas Baleares. A pesar de que platos como la ensaimada o el ‘arròs brut’ suelen encabezar las listas de los más populares, los ciudadanos han señalado otro como el más representativo de su tierra: el frito mallorquín.
Con un 35% de apoyos, el frito mallorquín se alza como el plato más característico de la cocina balear. El desglose por género muestra que el 40,2% de los hombres lo eligen frente al 29,6% de las mujeres.
El podio lo completan la ensaimada con un 32,3% y la caldereta con un 14,1%. Más abajo en la lista se sitúan el arroz en sus diferentes variedades (a banda, brut, al horno, caldoso…) con un 6,1%, y la paella con un 7,2%.
El frito mallorquín, una receta con historia
El frito mallorquín es un plato tradicional que combina carne (cerdo, cordero o incluso hígado), patatas, verduras de temporada y especias como el hinojo o el pimentón. Se cocina todo junto en una sartén grande, lo que da como resultado una receta intensa en sabor, muy vinculada a la cocina casera y a las festividades locales.

Su origen se remonta a siglos atrás y hoy sigue siendo un imprescindible en las mesas familiares y en los restaurantes de cocina tradicional. La preferencia por esta receta en el estudio del CIS pone en valor la identidad gastronómica propia de Baleares, diferenciándola de otros platos más asociados al turismo.
Una gastronomía rica y variada
El informe también refleja cómo la gastronomía es parte esencial de la cultura española y de cada comunidad autónoma. En el caso de Baleares, el resultado destaca la riqueza de una cocina que combina productos locales del mar y de la huerta con recetas de fuerte arraigo popular.
La ensaimada, aunque queda en segunda posición, sigue siendo el producto más reconocido fuera de las islas y un emblema turístico. Mientras, platos como la caldereta de langosta mantienen su prestigio como recetas festivas y de alta gastronomía.
La cocina como seña de identidad
El estudio del CIS confirma que los españoles vinculan su identidad cultural y regional con sus platos tradicionales. En Baleares, la elección del frito mallorquín como el plato típico preferido demuestra la fuerza de la tradición frente a opciones más populares fuera del archipiélago.
En definitiva, más allá de la tortilla de patatas con cebolla y poco hecha o de la paella como icono nacional, cada comunidad encuentra en su plato típico una manera de preservar la memoria culinaria y transmitirla a las nuevas generaciones.