La publicación de las memorias de Mar Flores ha vuelto a situar a la modelo en el centro del debate público. Tras años de silencio, la que fue uno de los rostros más icónicos de los noventa ha decidido contar su verdad sobre los momentos más duros de su vida. Entre esos episodios destaca su relación con Carlo Costanzia, al que acusa de malos tratos y de haber llevado a su hijo sin su consentimiento a Italia.
En este contexto, su amiga y confidente, Elsa Anka, ha corroborado públicamente el relato de Flores. La presentadora y madre de la también televisiva Lidia Torrent ha explicado que fue testigo de señales evidentes de que Mar atravesaba una situación complicada.
“Vi los moratones en el cuerpo de Mar”
Durante su intervención en Y ahora Sonsoles, Elsa Anka recordó cómo coincidían con frecuencia entre bambalinas. En uno de esos momentos, asegura que vio las marcas en el cuerpo de Mar Flores.
“Yo vi los moratones en el cuerpo de Mar. Me dijo que se había caído en el cine y se había dado con los antebrazos, pero yo supe que no era verdad”, confesó. Anka explicó que reconoció inmediatamente los signos porque ella misma había vivido una experiencia parecida.
“Le dije que es mentira y te voy a decir por qué, porque mira”, añadió, señalándose el muslo. La presentadora relató entonces que, en su caso, también se le instó a inventar excusas: “Recuerdo que cuando me estaban llevando a urgencias, el amigo de mi pareja de ese momento me dijo que dijera que me había dado con los muebles de la cocina”.
Un vínculo más fuerte entre dos amigas
Aquel episodio marcó un antes y un después en la relación entre ambas. “Entonces hicimos un vínculo más importante”, explicó Anka, subrayando que su amistad con Flores se consolidó en los años más difíciles.
La presentadora también aclaró que sus propias experiencias de maltrato no tuvieron relación con el padre de su hija, Miquel Torrent: “Para nada fue el padre de mis hijos, eso fue después”.
El peso del estigma en los noventa
Elsa Anka también quiso poner de relieve el contexto en el que ambas vivían aquellos años. “En aquella época estábamos etiquetadas, parecía que estábamos abiertas a cualquier cosa. Estábamos estigmatizadas”, denunció.
Relató cómo salir a la calle junto a Mar Flores suponía enfrentarse a comentarios e insultos: “Tú ibas con Mar por la calle y desde la acera de enfrente había gente que la llamaba todas esas cosas”.
Para Anka, aquella presión social y mediática fue un añadido a la violencia que Flores asegura haber sufrido en lo privado: “Sabía que Mar no estaba bien y yo, hace poco, había pasado por algo parecido. No estábamos alentadas ni acompañadas. Éramos jóvenes sin herramientas suficientes”.
El testimonio de Mar Flores
Las palabras de Elsa Anka refuerzan el relato que Mar Flores ha compartido en su libro y en recientes apariciones televisivas. En El Hormiguero y después en Y ahora Sonsoles, la modelo habló abiertamente de los malos tratos, de la violencia mediática de los noventa y de episodios tan duros como el ingreso hospitalario tras el consumo de pastillas.
En sus memorias también menciona la compleja relación con figuras como Fernando Fernández Tapias, Alessandro Lequio o Cayetano Martínez de Irujo, así como la ruptura con Costanzia padre, a la que define como “la herida más grande de su vida”.
Un mensaje más allá de la polémica
Anka se mostró crítica con la forma en que parte de la opinión pública ha centrado el debate en los detalles del supuesto “triángulo amoroso” que Flores niega. “Estamos poniendo el foco ahí, cuando en este libro nos habla con el alma y de lo que sufrió”, apuntó.
Para la presentadora, lo importante no es tanto la polémica mediática sino el mensaje de resiliencia y denuncia que Flores quiere transmitir: “Es un testimonio que refleja lo que muchas mujeres han pasado y cómo la sociedad no estaba preparada para acompañarlas”.
Apoyo mutuo y amistad inquebrantable
Tres décadas después, la amistad entre Elsa Anka y Mar Flores se mantiene como un ejemplo de apoyo incondicional en tiempos de adversidad. Ambas comparten ahora el deseo de que contar estas experiencias sirva para que otras mujeres se sientan menos solas y cuenten con las herramientas que entonces les faltaban.
“Me siento muy confidente de Mar en las últimas décadas”, resumió Anka, convencida de que lo importante es dar visibilidad a lo que ocurrió y reconocer el camino recorrido.