Desde el pasado viernes, el portaaviones USS Gerald R. Ford permanece fondeado en la bahía de Palma, donde lanza un aviso rotundo: “Están entrando en un área restringida. Se le ordena que abandone la zona… Si no acata la orden, Estados Unidos podría tomar medidas defensivas y su buque podría sufrir daños”. Este mensaje, dirigido a embarcaciones que se acercan demasiado, ha captado la atención de marineros y medios locales.
El día 5 de octubre, uno de los barcos que ignoró la advertencia grabó un video en el que aparece el gigantesco buque con tripulantes en formación defensiva listos para responder ante cualquier incidente. Según las imágenes, los curiosos se aproximaron demasiado, activando las alarmas del USS Gerald R. Ford.
Un gigante de la marina desplegado en Mallorca
El USS Gerald R. Ford, con sus 337 metros de eslora y tecnología punta, representa el poder naval estadounidense. Posee propulsión nuclear y sistemas como las catapultas electromagnéticas EMALS, que aumentan su capacidad de despegue diario y reducen la necesidad de tripulación. Además, puede transportar hasta 90 aeronaves de combate como el F/A‑18 o el F‑35. Esta unidad coincide con un contexto geopolítico tenso, lo que potencia el simbolismo de su presencia.
Con más de 4.500 marineros a bordo, se estima que su estancia en Mallorca generará un impacto económico de unos 10 millones de euros en el archipiélago. Estas cifras provienen de estimaciones basadas en visitas previas de portaaviones en la zona.
Alarmas en la bahía de Palma
La advertencia del portaaviones no pasó desapercibida: varios barcos que se aproximaron recibieron el mensaje a través de altavoces en inglés. La consigna fue clara: abandonar la zona o enfrentarse a medidas defensivas. “Estados Unidos podría tomar medidas defensivas y su buque podría sufrir daños”, rezaba el aviso.
El vídeo oficial revela a marineros en posición de intervención sobre la cubierta, listos para actuar si la intrusión continuaba. Aun así, no se reportaron incidentes mayores durante el momento de máximo acercamiento.
Reacciones políticas y críticas locales
La presencia y las advertencias del USS Gerald R. Ford han desatado reacciones políticas. Podemos calificó las expresiones del portaaviones como “intolerables”, recordando que se trata de un barco nuclear dentro de la bahía. Jesús Jurado, líder del partido en Mallorca, pidió al Gobierno que impida futuras escalas de estas “máquinas de matar”, alertando de que convierte a las Islas en un posible objetivo militar.
Por su parte, el portavoz de Més en el Parlament, Lluís Apesteguia, reafirmó que su formación siempre se ha opuesto a la pertenencia de España en la OTAN, y lamentó que las autoridades españolas y baleares no tengan margen para oponerse a estas visitas mientras España siga en la alianza.
El simbolismo y los riesgos de su presencia
El mensaje amenazante del portaaviones y su tecnología militar elevada funcionan como una muestra de poder naval. Navegar cerca de esta mole de metal conlleva no solo un riesgo logístico, sino también político: cualquier paso en falso puede interpretarse como una provocación.
Además, su estancia refuerza lazos militares entre EE. UU. y España. En días previos, efectivos británicos de la Royal Navy visitaron el buque, reforzando la cooperación aliada en maniobras y presencia conjunta en el Mediterráneo.
Un vistoso gigante contra el cielo y el mar
A pesar del ambiente tenso, muchos propietarios de embarcaciones optaron por mantener distancia prudente. Mallorca ha sido tradicionalmente escenario de escalas militares, pero nunca con un portaaviones de esta envergadura.
El Gerald R. Ford no atracará en puerto; permanecerá fondeado en alta mar, mientras su tripulación realiza actividades, logística y visita turística controlada. El equipamiento, el tamaño y el potencial de fuego del buque lo convierten en un coloso no solo visualmente, sino también estratégicamente intimidante.
El USS Gerald R. Ford no solo deja su sombra sobre la bahía de Palma, sino un mensaje contundente a quien se atreva a acercarse sin permiso. Con su persistente presencia, tecnología avanzada y advertencias aclara que su paso por Mallorca no será meramente simbólico, sino cargado de implicaciones geopolíticas, militares y locales.