Red Eléctrica Española ha detectado en las últimas semanas variaciones bruscas de tensión en el sistema eléctrico peninsular que podrían comprometer la estabilidad del suministro.
Ante este escenario, la compañía ha solicitado a la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) la aprobación urgente de modificaciones operativas temporales para reforzar el sistema y prevenir un nuevo apagón.
¿Hay riesgo de otro apagón eléctrico? Qué sucede

Aunque Red Eléctrica aclara que las tensiones detectadas están dentro de los márgenes normativos, advierte que podrían desencadenar desconexiones de demanda o generación si no se actúa con rapidez. La compañía relaciona estas variaciones con cambios abruptos en la generación renovable (particularmente en momentos de baja demanda) y con la lenta respuesta de las fuentes convencionales que deben controlar la tensión de la red.
Especialmente preocupante es que esas alteraciones podrían replicar la dinámica del apagón de abril, cuando una cascada de sobresaltos eléctricos desestabilizó el sistema.
No se trata de un riesgo certísimo, pero sí de una advertencia seria. Si los mecanismos de control no se refuerzan, esas variaciones podrían converger en fallas localizadas o cortes más amplios de suministro, dependiendo de cómo evolucione la red en los próximos días.
Qué medidas se tomarán para evitar el apagón

Para enfrentar esta amenaza, Red Eléctrica propone una serie de ajustes operativos y técnicos que tendrían carácter temporal y excepcional. Su plan incluye modificar los procedimientos de operación eléctrica, reforzar el control de tensión en tiempo real y ajustar las restricciones técnicas del sistema.
Una de las medidas más destacadas es exigir a las centrales que reserven toda su capacidad para el mercado de balance, de modo que puedan responder más rápidamente a desequilibrios inesperados. También se prevé aumentar la frecuencia de muestreo para evaluar el cumplimiento de los estándares de tensión.
La CNMC ha abierto ya un periodo de audiencia pública para estas modificaciones, y las medidas iniciales podrían aplicarse durante 30 días con posibilidad de prórroga si la situación lo exige. Estas acciones buscan reforzar la estabilidad del sistema eléctrico y reducir la probabilidad de que ocurra un episodio semejante al apagón de abril.