El reconocimiento internacional a María Corina Machado, galardonada recientemente con el Premio Nobel de la Paz, ha reavivado episodios cruciales de su trayectoria política. Uno de ellos es su paso por prisión en Venezuela, donde según afirmó el Gobierno español, España jugó un papel importante para facilitar su liberación.
“Trabajamos intensamente para que fuera liberada”
Desde el Palacio de Parcent, sede del Ministerio de Justicia en Madrid, el ministro de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, destacó la implicación del Ejecutivo español en ese episodio. “España trabajó intensamente para que fuera liberada el tiempo que estuvo en prisión”, aseguró Bolaños, en declaraciones a los medios.
Aunque evitó pronunciarse directamente sobre la concesión del Nobel, subrayó que España es un país comprometido con los derechos humanos, la democracia y la paz, principios alineados con la causa que defiende María Corina Machado.
El reconocimiento a la opositora venezolana por parte del Comité Nobel Noruego se da, justamente, por su «incansable esfuerzo para promover los derechos y libertades en Venezuela» y por su lucha para impulsar una «transición justa y pacífica de la dictadura a la democracia».
El Nobel a Machado: un respaldo político internacional
El galardón a María Corina Machado llega en un momento clave para la política venezolana. Elegida como candidata unitaria por la oposición para las elecciones presidenciales, Machado ha sido inhabilitada por el régimen de Nicolás Maduro, en una decisión ampliamente criticada por la comunidad internacional.
Su trayectoria ha estado marcada por la represión, la censura y la persecución política. Su encarcelamiento, aunque breve, se convirtió en un símbolo del acoso estatal contra la disidencia en Venezuela. Según ha salido a la luz ahora, España tuvo un rol activo en su liberación, aunque hasta el momento no se habían hecho públicos los detalles de dicha gestión diplomática.
Una figura incómoda para el chavismo
Machado, líder del movimiento Vente Venezuela, ha sido una de las voces más firmes y constantes contra el chavismo desde sus inicios. Su postura clara y frontal la convirtió en un blanco constante del aparato estatal venezolano, que ha intentado apartarla de la contienda política por todos los medios.
A pesar de las inhabilitaciones, amenazas y campañas de desprestigio, ha logrado reunir un amplio respaldo ciudadano, dentro y fuera del país. Su designación como Nobel de la Paz refuerza su perfil internacional y representa un espaldarazo simbólico a la lucha democrática venezolana.
Premios Nobel de la Paz 2025: tensiones y candidaturas paralelas
La decisión del Comité Nobel Noruego también se dio en un entorno de fuerte presión internacional. Figuras como Donald Trump fueron promovidas activamente como candidatos al Nobel, en particular por su papel en los Acuerdos de Abraham y su supuesta influencia en procesos de paz en Oriente Medio.
Sin embargo, el Comité optó por premiar a una figura emergente de la resistencia democrática en América Latina. Joergen Watne Frydnes, presidente del comité, justificó la elección afirmando: “Está recibiendo el Premio Nobel de la Paz por su trabajo incansable promoviendo los derechos democráticos del pueblo venezolano”.
España y su diplomacia en América Latina
La afirmación de Félix Bolaños sobre la implicación española en la liberación de Machado no es menor. Reivindicar ese rol coloca al Gobierno en una posición proactiva en la defensa de los derechos humanos en América Latina, particularmente en un país como Venezuela, con profundas divisiones políticas y sociales.
Aunque no se ha especificado en qué momento se produjo exactamente el encarcelamiento ni la intervención española, el respaldo implícito adquiere relevancia estratégica en el marco de las relaciones bilaterales y las tensiones con el régimen de Maduro.
España, que ha oscilado entre la cautela diplomática y el apoyo a la causa democrática venezolana, parece con este gesto reforzar su alineamiento con los sectores de la oposición moderada.
Machado y el Nobel: proyección regional y desafíos pendientes
El Nobel no sólo reconoce la lucha individual de María Corina Machado, sino que visibiliza nuevamente la crisis política de Venezuela en la escena global. Su historia personal, que incluye persecuciones, censura, exclusión electoral y un exilio político de facto, se ha transformado en un símbolo del desgaste institucional del país caribeño.
Machado ha reiterado en múltiples ocasiones que su lucha es por una salida democrática, electoral y no violenta. Su Nobel la posiciona como una figura aún más influyente, pero también aumenta los riesgos y la presión política sobre su figura en el contexto venezolano actual.








