El suicidio de Sandra Peña, la adolescente sevillana de 14 años que se quitó la vida tras sufrir acoso escolar, ha conmocionado a todo el país. Dos décadas después del primer caso mediático de ‘bullying’ en España, el de Jokin Cebeiro en 2004, la tragedia se repite con un mismo patrón: silencio, desatención institucional y dolor.
“El caso de Jokin supuso una gran conmoción para la sociedad española. Pero la realidad es que dos décadas después no ha habido mejoras. El sistema falla, necesitamos un cambio estructural, pero el caso Sandra Peña puede suponer un punto de inflexión, el fin del silencio”, afirma Enrique Pérez-Carrillo, presidente de la Asociación Española para la Prevención del Acoso Escolar (Aepae), según recogió ABC.
La organización, que trabaja con familias y centros educativos de todo el país, asegura haber recibido una avalancha de llamadas y correos electrónicos desde la muerte de la joven sevillana. “Los mensajes se han multiplicado por cincuenta, no damos abasto. Nos están llegando casos de ‘bullying’ leves, graves y muy graves que se están dando hoy en los centros”, explica Pérez-Carrillo.
Padres que temen llegar demasiado tarde
Las comunicaciones que llegan a la Aepae son en su mayoría de padres preocupados que, tras conocer la historia de Sandra, sospechan que sus hijos podrían estar sufriendo acoso y buscan orientación antes de que sea demasiado tarde.
En apenas una semana, se han destapado nuevos casos en distintas regiones. En Vigo, el colegio Monterrey sancionó a cinco alumnos de sexto de Primaria por acosar a una niña de solo cinco años. En Lérida, los Mossos d’Esquadra investigan el suicidio de Dani Quintana, un chico de 15 años, después de que su familia denunciara que sufría acoso en el Institut Canigó de Almacelles.
En redes sociales, el hashtag #StopBullying se ha llenado de mensajes, historias y homenajes a víctimas de acoso escolar de los últimos años: Claudia, de Gijón; Daniela, de Oviedo; y Lucía, de Tenerife, entre otros nombres que hoy son símbolo del dolor y la exigencia de justicia.
La lucha de los padres que perdieron a sus hijos
Entre las voces más firmes en esta nueva ola de denuncia se encuentra José Manuel López Viñuela, padre de Kira, una adolescente que se quitó la vida en 2021 a causa del acoso. Desde entonces, lidera la asociación Trencats, que reclama una ley estatal contra el acoso escolar.
“Me están llegando casos nuevos, pero también casos recientes que terminaron en tragedia como el de Dani Quintana. Yo animé a su madre a que no se callara, a que luchara por el honor de su hijo”, explica.
El propio López Viñuela asegura que muchas familias aún temen denunciar públicamente por miedo a la exposición o a represalias: “Cuando son padres que tienen más hijos, prefieren no salir públicamente a denunciarlo y centrarse en lo que les queda de familia”.
Su asociación actúa principalmente en Cataluña, pero asegura que tras el caso de Sandra Peña, las consultas han aumentado también en otras comunidades.
“Desde el caso de Sandra Peña, se han disparado las consultas”
En Madrid, la Asociación Madrileña contra el Acoso Escolar (Amacae) confirma un aumento sin precedentes de casos en los últimos días. “Nosotros actuamos sólo en la Comunidad de Madrid y te puedo asegurar que, desde que se suicidó Sandra Peña, se han disparado las consultas”, señala su presidenta, María José Fernández.
La experta ha atendido personalmente a cinco familias en menos de una semana y tiene varias citas programadas con otras tantas. “Todos son padres que sospechan que su hijo está siendo víctima de acoso. Casi nunca son llamadas de padres que no saben cómo actuar ante un hijo acosador. En los 12 años que lleva activa la asociación, sólo se han puesto en contacto con nosotros dos familias de acosadores”, explica.
Amacae también ha recibido decenas de solicitudes de AMPAS que piden charlas y talleres sobre prevención, señal de que el caso ha generado una alarma social que traspasa los muros de las aulas.
Datos que preocupan: casi dos alumnos por clase sufren acoso
Según cifras oficiales de la Unidad de Convivencia de la Comunidad de Madrid, en febrero de 2024 había 3.279 protocolos abiertos por acoso escolar en colegios e institutos solo en esa región.
Sin embargo, a nivel nacional no existen datos consolidados. Desde la Aepae alertan de que “a nivel estatal, no hay cifras objetivas, más allá de los estudios de incidencia”.
La Fundación ANAR, en un estudio reciente, señala que el 12,3% de los alumnos asegura haber sufrido acoso escolar (presencial, digital o ambos), frente al 9,4% del año anterior.
A su vez, un informe de 2023 de la Fundación ColaCao y la Universidad Complutense revela que casi dos alumnos por clase en España sufren ‘bullying’. De una muestra de 21.000 estudiantes, un 6,2% se reconoce víctima directa, lo que equivale a miles de menores que padecen humillaciones, aislamiento o violencia psicológica cada día.
“El caso Sandra Peña puede suponer el fin del silencio”
La muerte de Sandra Peña ha actuado como catalizador de una conciencia colectiva. Asociaciones, familias y docentes coinciden en que el caso marca un punto de inflexión similar al que supuso el de Jokin hace dos décadas.
“El caso Sandra Peña puede suponer un punto de inflexión, el fin del silencio”, reitera Enrique Pérez-Carrillo, convencido de que este trágico suceso “obligará a replantear cómo se gestiona el acoso en los colegios, la formación del profesorado y la implicación de las familias”.
En apenas una semana, la sociedad española ha comenzado a hablar más alto sobre un problema que se mantenía en silencio en muchas aulas. Lo que empezó como una tragedia local en Sevilla se ha convertido en un movimiento que exige cambios reales.








