A un año de la devastadora DANA que dejó 229 muertos en la Comunitat Valenciana, la Ciudad de las Artes y las Ciencias se convirtió en el escenario del funeral de Estado en homenaje a las víctimas. La ceremonia reunió a los reyes de España, al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y a más de 800 familiares de los fallecidos, además de autoridades autonómicas y locales.
Lo que debía ser un acto solemne y de memoria terminó marcado por la tensión. Desde la llegada del president valenciano, Carlos Mazón, se escucharon gritos de “asesino”, “rata cobarde” y “Mazón dimisión” por parte de los familiares y allegados de las víctimas. El malestar hacia el mandatario, acusado de una gestión deficiente durante la catástrofe, se mantuvo durante toda la ceremonia y a su salida del recinto.
Cuál fue el contundente mensaje de la Asociación de Víctimas de la DANA
La presencia de Mazón había sido rechazada públicamente por las familias desde días antes del acto. La Asociación de Víctimas de la DANA, a través de su portavoz Rosa Álvarez, había exigido su ausencia: “Si Mazón no ha dimitido de aquí al miércoles, exigimos que este ser no acuda al funeral”, declaró en televisión.
Pese a las advertencias, el president decidió asistir, desoyendo la petición del colectivo. Su llegada provocó que algunos familiares se negaran a saludarlo y evitaran cualquier intercambio de palabras con él, mientras sí mostraron cercanía hacia los reyes y el presidente Sánchez. La tensión incluso se trasladó dentro del auditorio, donde algunos asistentes rompieron el silencio del homenaje para pedir nuevamente su dimisión.
Por qué abuchearon a Mazón y qué le reclamaron

El rechazo hacia Carlos Mazón se explica por las conclusiones de la investigación judicial, que sostiene que las muertes pudieron haberse evitado si las autoridades autonómicas hubieran emitido las alertas a tiempo. El aviso a los teléfonos móviles llegó a las 20:11 horas, cuando ya se habían producido la mayoría de los fallecimientos.
Además, el president no se encontraba en el Centro de Coordinación de Emergencias durante el peor momento del temporal. Según el sumario, llegó al Cecopi pasadas las 20:28 horas, después de una comida de cuatro horas en el restaurante “El Ventorro” junto a la periodista Maribel Vilaplana.
Estos hechos, sumados a la falta de disculpas públicas y a las versiones contradictorias sobre su paradero, alimentaron la indignación social y el reclamo de dimisión que se repite cada mes en las calles de Valencia.
Una gestión bajo la lupa

La jueza que instruye la causa señaló que el mensaje de emergencia fue “tardío” y “errado”, y que aunque los daños materiales eran inevitables, las vidas sí podían haberse salvado. Las competencias de emergencia recaían en la Generalitat Valenciana, bajo la dirección de la entonces consellera de Interior, Salomé Pradas, subordinada de Mazón.
En este contexto, el president sigue sin asumir responsabilidades políticas ni ofrecer una disculpa directa a los familiares. Su única declaración oficial se limitó a reconocer que “hubo cosas que debieron funcionar mejor”, una frase que no hizo más que acrecentar el malestar de las víctimas.
Protestas y reclamo de justicia
Desde la tragedia, miles de valencianos se movilizan el último sábado de cada mes para exigir la dimisión de Mazón. Pese a ello, el mandatario insiste en que su deber es centrarse en la reconstrucción de la Comunitat Valenciana, postura que cuenta con el respaldo del líder nacional del PP, Alberto Núñez Feijóo.
El funeral, que debía servir como cierre simbólico del duelo colectivo, terminó siendo un reflejo de la fractura emocional y política que sigue abierta un año después. Entre lágrimas, pancartas y reclamos, los familiares reiteraron un mensaje que se repite desde el día de la tragedia: “Queremos verdad, justicia y responsabilidades.”










