El cambio climático amenaza de forma especialmente intensa a Ibiza y Formentera, donde cultivos tradicionales como la viña o el almendro podrían quedar “en entredicho a medio plazo” si continúa el aumento de las temperaturas. Así lo advirtió el profesor de Biología de la Universitat de les Illes Balears (UIB) Jaume Vadell durante su intervención en la Comisión sobre el Cambio Climático en la Agricultura, la Ganadería y la Pesca del Parlament.
La viña y el almendro, entre los cultivos más vulnerables
Vadell explicó que los cultivos leñosos, incluidos viñedos y almendros, dependen de un número mínimo de horas de frío para mantener su productividad. Con inviernos cada vez más cálidos, esa necesidad ya no estaría garantizada en buena parte del archipiélago. “Si la temperatura se incrementa demasiado, los rendimientos bajan”, advirtió.
A su juicio, el escenario obliga a replantear la zonificación agrícola y a evaluar qué zonas de Baleares —y especialmente de las Pitiusas— pueden seguir albergando con garantías estos cultivos en las próximas décadas.
También apuntó que productos muy presentes en las huertas ibicencas, como tomate, melón o sandía, podrían verse comprometidos por el estrés térmico.
Ibiza y Formentera, las más afectadas del archipiélago
El biólogo subrayó que el impacto del cambio climático no es uniforme en todas las islas. Mientras en Menorca es “menos extremo” y en Mallorca resulta “variable según zonas”, en Ibiza y Formentera la situación es “más crítica”.
Vadell presentó una comparativa entre Es Mercadal (Menorca) y Santa Eulària, basada en datos de pluviometría, regeneración vegetal y capacidad de los acuíferos. Las proyecciones muestran que, con aumentos de uno y dos grados, la reserva vegetal de Santa Eulària se resiente mucho más, debido al incremento de la evapotranspiración y a la menor resiliencia hídrica del terreno pitiuso.
Esa fragilidad se agrava por episodios cada vez más frecuentes de lluvias torrenciales, que provocan escorrentías, pérdida de suelo fértil y vertidos de agua arcillosa al mar. “Esa tierra es un recurso no renovable y se ha perdido para siempre”, alertó.
Olivo y algarrobo, mejor adaptados; maíz y alfalfa, con límites
Pese al panorama adverso, Vadell señaló que algunos cultivos podrían adaptarse mejor al futuro clima de las Pitiusas. Entre ellos, el olivo y el algarrobo, que calificó como especies “todoterreno”.
En cambio, el maíz o la alfalfa, aunque toleran el calor, ven limitado su crecimiento a partir de los 36–37 ºC, una cifra cada vez más habitual en los veranos ibicencos.
Propuestas para mitigar el impacto en las Pitiusas
Para frenar el deterioro del suelo agrícola y aumentar su resiliencia, Vadell propuso medidas como:
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Incrementar la materia orgánica mediante cubiertas vegetales cuando sea posible.
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Uso de abonos verdes.
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Mejor aprovechamiento de los restos vegetales de los cultivos.
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Ajustes en el laboreo del suelo para reducir la erosión.
El científico recordó que el calentamiento global, impulsado por el uso intensivo de combustibles fósiles, ha multiplicado la frecuencia de episodios extremos: de uno cada diez años “en un mundo sin intervención humana”, a más de uno por año en la actualidad.
Un escenario que, según su análisis, sitúa a Ibiza y Formentera en primera línea de vulnerabilidad agrícola y exige decisiones rápidas para proteger la viabilidad de sus cultivos y la estabilidad de sus acuíferos.












