El Consell Insular de Formentera ha dado esta semana un nuevo y sorprendente giro en su posición sobre los aparcamientos del puerto de La Savina. Tras meses de rechazar ampliaciones, cuestionar la construcción de estacionamientos soterrados y celebrar su eliminación del proyecto portuario, la institución propone ahora habilitar 120 nuevas plazas de aparcamiento en superficie para responder a la saturación del núcleo.
El presidente del Consell, Óscar Portas, junto a la vicepresidenta primera y consellera de Movilidad, Verónica Castellón, y el vicepresidente segundo y conseller de Urbanismo, Javi Serra, realizó una visita técnica a la zona acompañados por personal especializado. A partir de este trabajo de campo, el Consell presentó en el Consejo de Navegación este jueves una iniciativa basada en el reordenamiento de espacios ya existentes, sin grandes obras y sin afectar al carril bici.
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La Autoridad Portuaria de Baleares (APB) valoró positivamente el enfoque técnico, lo que el Consell interpreta como un aval para avanzar con rapidez. Portas defendió la iniciativa como una respuesta directa a una demanda de los vecinos de La Savina que «hace tiempo reclaman soluciones a la saturación de aparcamiento».
Sin embargo, esta nueva posición contrasta de manera evidente —y para muchos, surrealista— con el discurso que el propio Consell ha sostenido a lo largo del año.
De rechazar los aparcamientos subterráneos… a reclamar más plazas
El contraste remite a un tiempo atrás, cuando el Consell d’Entitats y todas las fuerzas políticas de la isla celebraron la eliminación de dos parkings subterráneos previstos en el proyecto inicial de la APB.
El plan contemplaba 200 plazas privadas distribuidas en dos grandes infraestructuras soterradas, de unos 9.000 m² en total. Bastantes más de las que ahora reclaman.
La presión institucional y vecinal llevó a la APB a retirar ese planteamiento. A cambio, se dejó únicamente la posibilidad de crear un estacionamiento más reducido —entre 40 y 50 plazas— bajo un edificio ya existente.
Entonces, el Consell defendió esta modificación como un éxito político: se reducía el impacto de la obra y, además, se acortaba el plazo de concesión de 25 a 16 años, al rebajar la inversión necesaria.
Pero las posiciones comenzaron a virar inmediatamente después. El propio Portas señaló en abril de este año que el número final de plazas resultaba insuficiente y que “La Savina necesita aparcamiento”, abriendo la puerta a nuevas exigencias que ahora se materializan en la propuesta de 120 plazas en superficie.
Una contradicción en el centro del debate
Este cambio de criterio —de presionar para eliminar aparcamientos a solicitar más plazas— ha generado desconcierto entre empresarios, asociaciones y sectores técnicos. Para varios actores económicos, la evolución de la postura institucional resulta difícil de explicar sin recurrir a la palabra “contradicción”.
El giro adquiere tintes “surrealistas”, tal como han expresado algunas voces empresariales, que recuerdan que se criticó la existencia de 200 plazas soterradas, se rechazó un proyecto intermedio y ahora se reclama una ampliación sustancial de estacionamiento, aunque sea en superficie.
Movilidad sostenible y demandas ciudadanas: un equilibrio inestable
El Consell defiende simultáneamente la necesidad de mejorar la movilidad sostenible. De hecho, anunció la puesta en marcha de un servicio de transporte público directo entre Sant Francesc y La Savina cada media hora durante el verano, gratuito para los residentes.
Pese a ello, y sin renunciar a esa línea de acción, la institución ha priorizado ahora ampliar el estacionamiento como respuesta más inmediata a las dificultades de acceso y saturación del puerto.
