El gigante del streaming Netflix ha cerrado un acuerdo valorado en 83.000 millones de dólares para adquirir Warner Bros Discovery, en una de las fusiones más relevantes en la historia del entretenimiento global. El movimiento, anunciado oficialmente este viernes, consolida a Netflix como el jugador dominante en Hollywood, con acceso a algunas de las franquicias más codiciadas del sector.
La operación otorga a la plataforma de Los Gatos el control de la emblemática productora Warner Bros, así como del negocio de streaming de WBD y del catálogo premium de HBO, incluyendo títulos como Harry Potter, Batman o Juego de Tronos.
Una fusión con múltiples etapas
Según informaron ambas compañías, como parte del acuerdo, WBD continuará con su plan de escindir sus cadenas de televisión por cable, entre las que se encuentran CNN, Discovery y Turner, en una empresa separada. Solo entonces, los negocios de estudios y streaming pasarán a formar parte oficialmente de Netflix.
El proceso de compra se inició en octubre mediante una subasta dirigida por el consejero delegado de WBD, David Zaslav, en la que Netflix se impuso a otras ofertas, incluidas las de Paramount y Comcast.
Zaslav seguirá al frente de los estudios
Como parte del nuevo esquema de funcionamiento, se mantendrá la independencia operativa de los estudios Warner Bros, y será el propio Zaslav quien continúe al frente de esta unidad, dedicada a la producción y distribución de cine y televisión.
El ejecutivo expresó su entusiasmo por el acuerdo: “Al unirnos con Netflix, garantizaremos que personas de todo el mundo puedan seguir disfrutando de las historias más impactantes durante generaciones”.
Condiciones del acuerdo y aprobación pendiente
Cada accionista de WBD recibirá 23,3 dólares en efectivo y 4,5 dólares en acciones de Netflix como parte del acuerdo. El valor empresarial total de WBD, incluida su deuda, se calcula en 82.700 millones de dólares, mientras que su valor bursátil asciende a 72.000 millones.
El acuerdo ha sido aprobado por unanimidad por los consejos de administración de ambas compañías, pero todavía debe recibir el visto bueno de los accionistas de WBD y superar la revisión de los organismos reguladores. Según las previsiones de las empresas, se espera que la transacción se cierre entre 12 y 18 meses.
La promesa de mantener los estrenos en salas
Uno de los compromisos asumidos por Netflix en el marco de esta adquisición es el de mantener los estrenos en cines de las películas de Warner Bros, lo que supone una declaración de intenciones ante el sector cinematográfico tradicional, que sigue viendo con recelo el avance imparable del streaming.
Con esta adquisición, Netflix no solo se refuerza como líder del streaming, sino que gana acceso directo a uno de los canales de producción y distribución más potentes del mundo audiovisual.
Un reto regulatorio a escala internacional
La fusión entre Netflix y Warner Bros Discovery supondrá también un reto para los reguladores de Estados Unidos y Europa, donde ambas compañías tienen operaciones significativas. Fuentes cercanas al acuerdo han señalado que se muestran confiadas en superar los posibles obstáculos legales, argumentando que el mercado actual es altamente competitivo, con rivales como Disney+, Amazon Prime Video y plataformas como YouTube disputando audiencias globales.
Un movimiento que redefine la industria
El acuerdo entre Netflix y Warner Bros Discovery representa un cambio radical en el equilibrio de poder de la industria audiovisual, ya que fusiona a la empresa tecnológica más influyente en el ámbito del consumo digital con una de las casas productoras más icónicas del cine y la televisión.
El impacto de esta alianza será profundo: desde las estrategias de lanzamiento, pasando por el futuro de las salas de cine, hasta los modelos de producción y distribución que dominarán en la próxima década.
La concentración de propiedad intelectual, sumada a la plataforma global de distribución de Netflix, anticipa un escenario en el que la creación de contenidos y su acceso quedarán más centralizados que nunca. Todo ello en un contexto donde la batalla por la atención del espectador ya no se libra únicamente entre estudios de Hollywood, sino entre gigantes tecnológicos con presencia global.







