iRobot, la empresa detrás de los populares robots aspiradores Roomba, se ha declarado en bancarrota este domingo 14 de diciembre, en lo que representa uno de los momentos más complicados en los más de 30 años de historia de la compañía. La noticia ha generado numerosas dudas entre los usuarios sobre el futuro de sus dispositivos, las garantías y la continuidad del soporte técnico, así como sobre la presencia de los Roomba en el mercado.
¿Qué ha pasado con iRobot y por qué es importante?
iRobot es uno de los fabricantes de robots aspiradores más conocidos del mundo y el término “Roomba” se ha convertido casi en sinónimo de este tipo de dispositivos. Sin embargo, la compañía ha atravesado problemas económicos graves en los últimos tiempos, que han acabado con su declaración de bancarrota y el inicio de un proceso de reestructuración bajo la protección del Capítulo 11 de la Ley de Quiebras de Estados Unidos.
La bancarrota de iRobot implica también a varias de sus filiales, y el proceso de reestructuración se espera que se complete en febrero de 2026. Como parte de este plan, el 100% de las acciones de la empresa pasarán a ser propiedad de Shenzhen Picea Robotics y la filial Santrum Hong Kong, dos compañías chinas que se quedan con el control del fabricante de los Roomba.
¿Qué ocurrirá con los robots Roomba?
La principal inquietud entre los usuarios de Roomba es qué pasará con los productos ya vendidos y los que se vendan en el futuro inmediato. La buena noticia es que iRobot ha tratado de disipar estas dudas asegurando que «nada cambiará para el usuario», aunque internamente y financieramente la empresa atraviese una transformación profunda.
Los robots aspiradores Roomba seguirán funcionando, recibiendo actualizaciones, y los servicios de garantía y reparación continuarán sin interrupciones. La compañía ha presentado una serie de mociones ante los tribunales que permitirán a iRobot seguir operando, incluyendo cumplir con sus compromisos con empleados, proveedores y otros acreedores, antes, durante y después del proceso supervisado por el tribunal.
Cambio de manos y futuro de la marca
Con la venta a Shenzhen Picea Robotics y su filial Santrum Hong Kong, iRobot pasará a estar bajo la propiedad de un grupo chino. Este cambio de dueños tiene como objetivo fortalecer la posición financiera de la compañía, reducir deuda y asegurar su crecimiento y capacidad de innovación a largo plazo.
En palabras de Gary Cohen, director ejecutivo de iRobot: «El anuncio de hoy marca un hito decisivo para asegurar el futuro a largo plazo de iRobot», reflejando la confianza en que este movimiento ayudará a la empresa a seguir desarrollando robots Roomba y tecnología de hogar inteligente.
La transacción está diseñada para proporcionar un balance más sólido y la capacidad de invertir en una nueva generación de productos, reforzando la innovación y la experiencia del cliente.
¿Qué significa la bancarrota para los accionistas?
Uno de los aspectos más sensibles de este proceso es su impacto en los accionistas. La compañía ha informado que, como parte del plan, los accionistas ordinarios dejarán de formar parte del accionariado y no recibirán dinero a cambio de su inversión si el plan aprobado por el tribunal sigue adelante. Esto significa que quienes tenían acciones de iRobot en Bolsa verán su inversión anulada en su totalidad.
Además, iRobot dejará de cotizar en bolsa, dado que bajo la nueva propiedad ya no será una empresa pública listada en el Nasdaq estadounidense.
Por qué iRobot llegó a esta situación
Aunque iRobot es una marca globalmente reconocida, su situación económica era delicada desde hace tiempo. Varias razones han contribuido a ello:
-
La fuerte competencia de otros fabricantes, especialmente de empresas chinas como Roborock, Dreame o Xiaomi, que ofrecen productos con prestaciones competitivas a menudo a precios más bajos.
-
La imposición de aranceles significativos por parte de Estados Unidos en países como Vietnam, donde iRobot fabrica sus Roomba para el mercado norteamericano, con impuestos que llegan al 46%, lo que ha incrementado los costes de producción y presionado a la empresa.
Estos factores, junto con otros retos financieros y de mercado, explican en parte por qué iRobot se vio obligada a buscar un comprador y finalmente entrar en un proceso de quiebra controlada.
