El yoga es una práctica muy popular y con múltiples beneficios, aunque poco se ha difundido de cómo ayuda a mejorar el proceso digestivo.
En varias investigaciones, como Adjuvant yhoga therapy for symptom management of functional dyspepsia: a case series (de Garima Setia et al.) o Yoga as therapy for irritable bowel syndrome (de Adrijana D’Silva et al.), ambos disponibles en PubMed, se destaca el efecto benéfico de esta disciplina para la salud digestiva y un buen tránsito intestinal intestinal.
Sin embargo, más allá de sus beneficios en general, hay dos movimientos que son ideales para realizar después de las comidas: los conocidos como «gato feliz» y «gato enojado».
Para realizarlos, hay que poner rodillas y manos sobre el suelo. Luego, de manera lenta y rítmica, arquear la espalda y encorvarla hacia arriba, estirando lo más posible.
Junto, es esencial inspirar al arquear y espirar al encorvar.