El caso de Teresa Garciolo Alberto y su hija, Ana Belén Mayans Garciolo, residentes de Formentera, deja un desesperante ejemplo más de las precarias condiciones de vida a las que se ven empujados muchos pitiusos por la crisis de vivienda que azota a las Baleares así como a otras zonas de España.
IB3 ha dialogado con Teresa y Ana, madre e hija, que a pesar de tener ambas trabajo en el sector de limpieza no pueden conseguir un piso para compartir, ni aún juntado ambos salarios.
«Encontramos algo pequeñito, pedían poco más de mil euros al mes, pero había que entregar once mil de entrada. Imposible», relató Teresa en diálogo con el medio.
Crisis de vivienda en Formentera: extrañar tener una cama
La dura situación de Teresa empezó cuando se separó, hace dos años. Su hija también tuvo que salir de la casa familiar cuando su padre la vendió y se ha sentido «amenazada»: «No tengo a dónde ir».
«Paso el día por ahí, por aquí, abajo, en el coche… Aquí tengo el coche, que se ha convertido en un ropero», mostró Garciolo Alberto ante las cámaras.
Ambas piden solamente un lugar para vivir que puedan pagar, como tantos. Además, agradecen a la asociación SOS Vivienda Formentera por la ayuda. La organización presentó un mayo pasado una reclamación al defensor del pueblo por la cada vez más intolerable situación de la vivienda.
«Es muy duro. Echo mucho de menos tener una cama… una cama, una cocina, tus cosas, todo. Un hogar», declaró Teresa, en un desgarrador testimonio que deja más que en claro que la situación es desesperante.