El Govern balear que preside Marga Prohens (PP) afronta tres semanas clave para cerrar un acuerdo con Vox que permita aprobar los Presupuestos Autonómicos de 2025 antes de que finalice el actual periodo de sesiones, en la tercera semana de junio. El gran obstáculo no es económico, sino político y cultural: la lengua.
Desde Vox se ha dejado claro que su apoyo depende de que el PP acepte sus exigencias en materia lingüística. Entre ellas, que el catalán deje de ser la única lengua vehicular en las aulas de Baleares y que se elimine como requisito obligatorio para acceder a la función pública.
Un sprint de tres semanas para cerrar el pacto
Según fuentes del Govern, el calendario parlamentario exige que las cuentas entren en el Parlament balear antes del 5 de mayo para garantizar su aprobación antes del verano. Técnicamente, sería inadecuado iniciar septiembre sin presupuestos, ya que ese momento marcará el arranque de la planificación de las cuentas de 2026.
Tras el desbloqueo de los decretos de Turismo y Vivienda, gracias al papel de la emisaria de Vox Montserrat Lluís, las negociaciones presupuestarias se presentan como el siguiente gran reto de la legislatura. El conseller de Hacienda, el ibicenco Antoni Costa, mantiene un discurso de “optimismo razonable”, aunque reconoce que quedan puntos muy sensibles por resolver.
Las condiciones de Vox: lengua, memoria y más
En declaraciones públicas, la portavoz de Vox en el Parlament, Manuela Cañadas, ha afirmado que “si el PP acepta nuestras pretensiones en materia lingüística, no hará falta agotar las tres semanas”. Pero el PP no parece dispuesto a cruzar esa línea.
Entre las condiciones de Vox figuran:
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La cooficialidad efectiva del castellano, con presencia real en la enseñanza.
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La supresión del catalán como requisito para acceder a plazas públicas.
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La derogación de la Ley de Memoria Democrática, ya rechazada anteriormente en la Cámara autonómica.
Estas demandas, especialmente la lingüística, suponen un desafío para Prohens, que no quiere reeditar el conflicto social que vivió Baleares durante el mandato de José Ramón Bauzá. De hecho, la actual presidenta ha marcado distancias respecto a aquel modelo que provocó la mayor manifestación de la historia de las islas y derivó en la mayor derrota electoral del PP balear.