El ruido del tráfico, los taxis amarillos, el movimiento incesante de turistas y ejecutivos: Times Square es uno de los lugares más caóticos y emblemáticos del planeta. Pero en medio de ese vértigo, una escena inesperada se roba las miradas. En una de las pantallas más visibles de la intersección, aparece proyectada una imagen aérea de Dalt Vila, con el puerto de Ibiza y el azul del mar como telón de fondo.
El cartel muestra un plano abierto y limpio: casas típicas, murallas históricas y el agua característica enmarcan la figura de una modelo con gafas de sol. La escena ha despertado la curiosidad de miles de transeúntes que se detienen a observar y fotografiar una postal que, por un momento, transforma Nueva York en algo más cálido, más relajado, más mediterráneo.
La sorpresa visual como estrategia
La irrupción de esta imagen no es parte de una acción turística, ni de una campaña pública de promoción. Se trata de una apuesta estética de la marca de moda Michael Kors, que ha lanzado su colección primavera-verano 2025 inspirada en climas cálidos y escenarios costeros. En este caso, Ibiza fue el enclave elegido para representar esa energía.

El cartel forma parte de una serie de imágenes desplegadas por la firma en distintos soportes internacionales. En el caso de Times Square, el contraste entre el entorno neoyorquino y la postal ibicenca resulta especialmente llamativo. En el centro del distrito más frenético de Manhattan, aparece una isla que respira calma y belleza. La imagen fue compartida en redes sociales por Rubén Sousa, concejal de turismo del Ayuntamiento de Ibiza.
Paisaje como narrativa de marca
El uso de localizaciones reconocibles no es nuevo en la industria de la moda. Los paisajes funcionan como símbolos visuales que transmiten valores: elegancia, libertad, deseo, sofisticación. En ese sentido, Ibiza no es solo una isla, sino una marca cultural que resume todos esos significados.
Michael Kors, como otras firmas de lujo, se apropia de ese imaginario para potenciar su mensaje. Al colocar a Ibiza en una pantalla de alto impacto, no solo posiciona su producto, sino que ancla su identidad en un espacio emocional compartido: el del verano eterno, el del escape perfecto, el del lujo total.
Un símbolo que trasciende su geografía
La aparición de Dalt Vila en Times Square es mucho más que una imagen bonita. Es la prueba de que Ibiza, lejos de limitarse a ser un destino, se ha transformado en un símbolo global. Uno que puede habitar con naturalidad tanto los callejones empedrados del Mediterráneo como los rascacielos de Nueva York.
Y así, sin previo aviso ni necesidad de explicaciones, Ibiza se cuela en la ciudad que nunca duerme para recordarle al mundo que su belleza no necesita contexto: basta con verla, incluso desde el otro lado del océano.