El presidente de Autoridad Portuaria, Javier Sanz, ha venido repitiendo en los últimos meses que su apuesta era por concesiones a largo plazo, lo que suponía un cambio radical en los concursos por breves periodos de tiempo que favorecen la especulación e impiden proyectos empresariales a largo plazo. La realidad, no obstante, es que Autoridad Portuaria ha mantenido en el concurso aprobado el miércoles por el Consejo de Administración de los 90 amarres de la dársena de Poniente un plazo corto de explotación: solo cuatro años.
Dicha dársena está en manos de Marina Port Ibiza, del grupo Insotel Marine Group.
Esta instalación tiene una superficie total de más de 20.000 metros cuadrados de zona de dominio público portuario, la mayor parte en lámina de agua. Específicamente, sale a concurso la gestión de dos pantalanes flotantes y la línea de atraque de poniente del contramuelle, conocido como es Martell.
Las esloras de las embarcaciones de esta autorización están comprendidas entre los seis metros y medio y los sesenta metros. De estas, 12 embarcaciones están comprendidas entre los 25 y los 60 metros de eslora.
Promesas incumplidas
Por otra parte, el presidente de la APB ha prometido dar previsibilidad y comenzar a dar autorizaciones a largo plazo. Sin embargo, esto ha quedado solo en palabras porque la licitación por la dársena de Poniente, que quedó a manos de Marina Port Ibiza, será por cuatro años, con la posibilidad de una prórroga por otros dos. La cuantía anual de la tasa de ocupación será, como mínimo, de cerca de 579.000 euros.
