-El tipo de visitante de Sant Antoni está cambiando gracias al incremento de calidad de la oferta hotelera, de ocio y de restauración. ¿Se ha notado desde el punto de vista policial?
-Sí, se nota. El tipo de delitos está cambiando. Nunca hay que estar orgulloso, evidentemente, y no quiero que se me malinterprete, de que roben un Rolex en ningún sitio. Pero hace 10 años, era impensable que robaran un Rolex en Sant Antoni porque no había turistas que los llevaran.
Eso quiere decir que gente con alto poder adquisitivo está viniendo a Sant Antoni y está durmiendo aquí. Es la parte positiva y es la constatación del cambio de modelo.