Pau Barba (Vilassar de Mar, Barcelona, 1978) es uno de los destacados chefs que han contribuido a que Ibiza sea un destino gastronómico. Indeleblemente su figura siempre estará asociada al Grupo Pachá.
No en vano, fue el chef que logró persuadir a Ricardo Urgell para liderar la apertura del restaurante cabaret Lío, «con una cocina de cuatro fogones como la de su casa y la mía», heredada de lo que fue el restaurante de El Divino.
Lo debió de hacer tan bien durante los tres años que duró la primera aventura que Trilantic, el fondo de inversión que compró la compañía, le hizo chef ejecutivo de todo el grupo, con 200 cocineros a su cargo y proyectos que poner en marcha en Formentera con Casa Pacha, en Grecia, en Londres, en Mallorca, en Marbella y hasta «un Lío en un barco», proyecto que no llegó a ver la luz.
Orígenes
Barba se interesa por la cocina por necesidad. Sus padres no solían estar en casa los fines de semana y tenía que arreglárselas si quería comer. Como no se le da bien eso de cocinar y se lo puede permitir porque sus padres le daban dinero y en «casa no faltó de nada», come fuera asiduamente. Y se empieza a enamorar de la gastronomía, tanto que celebró su 16 cumpleaños en un restaurante con dos estrellas Michelin en soledad.
Y de tanto comer fuera, decidió que quería ser cocinero. Se formó durante tres años en la Escuela de Restauración y Hostalatge de Barcelona.
Ya durante el periplo de tres años de los estudios empieza una fulgurante carrera que no tiene fin y que le lleva a cocinar en el Ritz-Carlton, con los hermanos Torres en Reno, con Xavier Pellicer en Àbac, en Les Cols, en el hotel Serhs Campus, también en restaurantes de batalla «en los que dábamos el servicio el chef y yo cuando estaba acostumbrado a equipos de 20 personas»… Todo ello en siete años, «nada en el mundo de la cocina».
Su primer local
Hasta que emprende abriendo Casa Marqués en un palacio del siglo XVI en Camprodón, en el Pirineo de Girona, un éxito que supone curiosamente su primer acercamiento a Ibiza. «Hacía mucho frío allí arriba y venía (a Ibiza) en junio y noviembre que aquí hace muy bueno y me acabé enamorando de la Ibiza auténtica», recuerda.
Fueron cinco años hasta que vendió su local de éxito ante la irresistible posibilidad, luego frustrada, de reabrir el mítico Can Boludo, parrilla argentina, le hizo recalar en la isla de la que ya no se marcharía. Hablamos del año 2010.
De estafa a estafa y tiro porque me toca, Can Boludo no tenía licencia y el comprador de Casa Marqués le paga con pagarés sin fondos, lo que es lo mismo que no pagar.
Can Rafal y Can Boludo
El Plan B fue Can Rafal, el mítico local de menús del barrio de la Marina que hasta entonces había sido gestionado con enorme éxito por el matrimonio formado por el ya fallecido Vicent Marí y María Marí hasta 2009.
«Nos engañaron porque nos dijeron que se habían jubilado cuando en realidad los habían echado y tuvimos a todo el barrio en contra», rememora hablando a toda velocidad y con gran profusión de detalles y anécdotas.
Pone especial énfasis en un viaje relámpago de su padre que le llegó al corazón. «Llegó por sorpresa y me vio en un bar de barrio dando menús a 10 euros y me dio un golpe en la espalda para felicitarme por lo encaminada que tenía mi carrera y lo bien que me iban las cosas. Fue un shock«, relata.
Sus dos etapas en Pachá
Y puso rumbo a Pacha. «Quería trabajar allí. Necesitaba conocer a Ricardo Urgell y ese día fui a la discoteca, compré la entrada y hablé con Francisco (Ferrer) para ofrecerme».
Y no le salió mal la jugada. Poco después fue convocado a una entrevista con toda la cúpula del grupo en las oficinas, de donde salió la posibilidad de demostrar su arte en los fogones con un menú degustación en Can Boludo, donde residía en tanto trataba de resolver el quilombo administrativo.
En esa cena conoció a Ricardo Urgell y le cautivó. «¿Tú puedes hacer esto para 300 personas?, me preguntó. Y, aunque no lo había hecho nunca como jefe de cocina, dije que sí», explica.
A partir de aquí, la historia es conocida mundialmente. Nunca fueron 300 personas. «Dábamos hasta 500 comensales diarios con cuatro fogones, como los de su casa y la mía, dos hornos, dos planchas y dos freidoras pequeñas en una cocina dimensionada para dar 80 servicios», destaca.
Can Domo
Tres años después de esta aventura en el restaurante cabaret, Pau Barba conoce a su mujer y deciden abrir un restaurante en el agroturismo Can Domo que ella regentaba.
Otro éxito. «A nuestro hijo le diagnosticaron dislexia y TDHA y nos dijeron que teníamos que tener una vida más ordenada, que no fuera una vida dentro del entorno de un restaurante y un hotel donde vivíamos 24 horas ahí», explica el chef que en ese momento aceptó el regreso a Pachá como jefe ejecutivo de todo el grupo.
Otros tres años hasta que hace algo más de un año abrió Casa Mama, otro éxito arrollador con una casa de comidas que rápidamente se le queda pequeña y en la que conoció a Alberto Pedraza, propietario de Puertos y Litorales Sostenibles, quien le propone unirse al proyecto que tiene para las antiguas instalaciones del Club Náutico de Ibiza.
Lo mejor siempre es lo que está por venir y el siguiente capítulo de la historia está, como todos, por escribir…
