El Hotel Torre del Mar toma su nombre de una antigua torre de defensa, declarada Bien de Interés Cultural (BIC) por el Consell de Ibiza, hoy rodeada por su icónica piscina en primera línea de Playa den Bossa de Ibiza.
50 años después de su inauguración es uno de los referentes de la oferta hotelera de Ibiza, gracias, pero no solo, por contar con un palacio de congresos anexo, lo que le permite acoger todo tipo de eventos de hasta 500 personas sin interferir la actividad alojativa del establecimiento.
Todo ello es motivo de orgullo para la familia Torres Marí, socios mayoritarios de la propiedad y tercera generación al frente en solitario de la gestión del icónico establecimiento.
Nos atiende su gerente, Juana María Torres Marí (Ibiza, 1970). Es jueves por la mañana. Día espectacular a pesar de lo que ha sucedido en Valencia. Nadie diría que estamos en las postrimerías de la temporada por la actividad que se respira por las cuatro esquinas.
Se le nota a Torres Marí que no está acostumbrada a los focos. Lo suple transmitiendo la satisfacción y la satisfacción que desprende por el trabajo bien hecho, un férreo orgullo por el legado familiar, que continúa en brillante expansión.
Hoy la familia del Torre del Mar celebra la fiesta de las bodas de oro con empleados actuales, jubilados, proveedores, colaboradores y amigos.
La hoy gerente entró a trabajar en el lugar que fundó su abuelo en 2004, en el departamento de contabilidad: “Lo mío eran los números. Estudié Económicas y comencé en esa área”.
En ese momento, su padre ocupaba el que ahora es su cargo y lo reemplazó en 2006 a raíz de su fallecimiento. Ella y su hermano Rafael son quienes están a la cabeza del hotel: ella en la gerencia, él en la dirección.
Ángel Pine, director comercial y presidente del club de producto del Fomento del Turismo Ibiza Convention Bureau, es también pieza clave en esta empresa, destaca ella.
Juana María Torres Marí, frente a la icónica torre de defensa que da nombre al hotel Torre del Mar.
Juana María Torres Marí, uno de los motores del icónico Torre del Mar
–Defina el Hotel Torre del Mar.
–El Torre del Mar es nuestra vida. Lo construyó nuestro abuelo, en 1974. Era una persona muy emprendedora y construyó varios hoteles. Además del Mare Nostrum, también participó en el nacimiento del Goleta, el Tres Carabelas, El Ereso, el Tanit. Además, tenía otros negocios como la tienda de Philips de electrodomésticos. Trabajó también en Telefónica, trabajó en muchos ámbitos.
El Torre del Mar fue su hotel de referencia. Cuando se construyó era de los pocos hoteles de cuatro estrellas que había en Ibiza. Torre del Mar y Hacienda Na Xamena eran los hoteles de más categoría en Ibiza en ese momento. Se asemejaba a un cinco estrellas. Y desde entonces hemos trabajado para que su buen nombre continúe a través de estos 50 años que celebramos.
–¿Recuerda cuando se inauguró el hotel?
–No, yo tenía cuatro años, era muy pequeña cuando se inauguró el hotel, el 7 de junio de 1974. Tengo recuerdos de las conversaciones familiares en casa referentes al hotel. Desde pequeña me acostumbré a oír a mi padre, con mi abuelo y mi madre, hablando del tema. Y siempre eran buenas conversaciones, con ese orgullo de llevar adelante este establecimiento.
–¿Pasó por otro departamentos antes de entrar en el departamento de contabilidad?
–No, yo estaba muy enfocada en los números. Trabajé en una asesoría antes de incorporarme al hotel y después entré en el departamento de contabilidad. Al entrar, siempre tuve la vista puesta en todos los departamentos.
Hotel Torre del Mar: orgullo familiar y feroz independencia, fórmula de éxito
–¿Por qué se deshizo su padre de las participaciones en los otros hoteles?
–Se quedó con este porque era al que le tenía más aprecio y del que estaba más orgulloso.
–En el contexto actual del mercado, en el que proliferan las cadenas internacionales con muchas marcas, ¿es complicado funcionar en solitario?
–No. Mucha gente nos ha contactado para ser parte de su grupo, pero no queremos. Eso, lo tenemos clarísimo: somos un hotel familiar y queremos seguir siéndolo. Mientras podamos, seguiremos siendo sólo nosotros quienes estamos al frente del Torre del Mar. Y, la verdad, nos va muy bien, no tenemos necesidad, estamos muy orgullosos y nos dejamos aquí la piel. Así que estamos tranquilos y no queremos que pase a otras manos. Para nosotros sería una pena.
–Me imagino que habrán tenido muchas ofertas para vender.
–Sí, pero no queremos.
–¿Han valorado la posibilidad de asociarse a alguna marca sin perder la propiedad ni la gestión?
–No. No nos hace falta, gracias a Dios funciona muy bien el hotel. La ocupación media durante toda la temporada está por encima del 90%. Con una ocupación así no necesitas depender de nadie. El que se asocia a una marca internacional es porque no tiene otro remedio, porque a nadie le gusta depender de un tercero. Lo importante de una empresa es que sea independiente. Cuando dependes de otro, ya no eres tú. Entonces, el trabajo que se ha hecho estos años precisamente es para mantener esta independencia y reforzarla.
–¿A qué achaca este éxito?
–Al trabajo que se ha hecho estos años en cuanto a posicionar el hotel en distintos segmentos, tanto en el segmento vacacional como en el segmento MICE. Además, tenemos alta reputación y un alto índice de clientes repetidores. Eso nos ayuda a tener estas altas ocupaciones y que sean muy estables, que no estén fluctuando en ningún periodo de la temporada, desde el 22 de marzo cuando abrimos al 4 de noviembre que cerramos. Somos de los hoteles de la isla que hacen la temporada más larga y estamos entre los que tienen mayor ocupación media.
–¿Cómo ha cambiado el hotel desde su inauguración?
–En esencia, no ha cambiado nada. Se construyó siendo un hotel de referencia y queremos que siga siendo así, modernizado, por supuesto. Hay que destacar que el Torre del Mar no podría ser lo que es sin su personal, que lleva aquí mucho tiempo. Cada año hacemos varias jubilaciones, gente que empieza y termina su carrera en el hotel. Para nosotros eso es una satisfacción, saber que están a gusto aquí. En suma, entre las instalaciones y el personal creo que está la esencia que nos caracteriza y queremos que continúe.
–¿Se plantean ser un ‘cinco estrellas’?
–Estamos muy cómodos así. Con las reformas, pasamos de cuatro estrellas a cuatro estrellas superior. Podríamos ser un cinco estrellas porque cumplimos con todo pero estamos contentos donde estamos. Creemos que tenemos clientes que apuntan tanto a un 4 como a un 5 estrellas. De momento no nos planteamos cambiar.
–Sin embargo, al menos visto desde afuera, la principal ventaja de un cinco estrellas es que puede cobrar tarifas más altas.
–No se trata de cobrar más, se trata de que el cliente pague y tenga las comodidades que espera recibir por ese precio. De hecho, tenemos habitaciones que están por encima del precio de un cinco estrellas, las suites de la planta superior. Eso demuestra que el precio no depende solamente de las estrellas. Por otro lado, el cliente que busca un cinco estrellas espera un tipo de servicio muy personalizado. Con 230 habitaciones, dar ese servicio sería un reto. Preferimos ser el mejor hotel 4 estrellas superior de Ibiza y no uno más de 5, ahora que hay tantos.
–¿Cómo ve el Torre del Mar dentro de otros 50 años?
–Espero que las nuevas generaciones continúen y siga en manos de la familia. Yo tengo dos hijas. Somos cinco hermanos propietarios, aunque solo dos somos los que estamos al frente del hotel. Mis hijas, en casa, me escuchan hablar mucho del hotel, como yo escuchaba a mis padres, y me preguntan mucho también, así que tengo esa fe.
–A veces la gestión de una empresa familiar tiene unas dificultades añadidas por esta condición. ¿Tienen algún tipo de protocolo familiar?
–No. Somos una familia bien avenida y no es necesario.
Temporada 2024 “espectacular” para el Hotel Torre del Mar
–¿Cómo ha ido la temporada?
–Espectacular. La mejor de toda la historia del hotel. Cada año nos hemos ido superando, pero esta fue mejor incluso mejor que la del año pasado, que fue maravillosa. Todo es fruto de las reformas, se nota cómo han ayudado. Hubo unos años en los que estuvimos un poco estancados. Las reformas nos ayudaron a salir de ahí y mejorar cada año.
–¿Cuál es su cliente tipo?
–Es muy variado, aunque es mayormente adulto. No somos un hotel sólo para adultos, pero no prestamos ningún servicio específico para niños ni familias, lo que supone una selección natural de la clientela.
La mayoría tiene entre 35 y 40 años y hay muchas parejas, aunque también grupos de amigos. En función de la época del año, hay más presencia de una nacionalidad. Ahora, en temporada baja, la mayoría de los clientes son alemanes, británicos y nacionales. El hotel se ha posicionado bien también en los mercados holandés, francés e italiano. Al tener una marca tan potente como Ibiza también tenemos clientes de fuera de Europa, muchos norteamericanos y centroamericanos, además de algunos de Asia y Oceanía. En temporada, de hecho, recibimos a muchos australianos y neozelandeses que recorren Europa. Además el turismo de congreso en el que estamos especializados es por naturaleza muy variado.
Turismo de congresos
–¿El Torre del Mar apostó desde el principio por los congresos y convenciones?
–Sí, cuando abrió el hotel ya teníamos algunas pequeñas salas. En el 2000 se hizo una reforma y se añadieron tres salas de convenciones con gran capacidad y avanzada tecnología. Ahora, con la última reforma, más aún. Las obras del Centro de Convenciones comenzaron en 2020 y fueron inauguradas en 2021.
–¿Hubo un antes y un después del Centro de Convenciones?
–Podríamos decir que sí, porque pasamos de tener capacidad para eventos de 250 personas a 500 personas. Aprovechamos el espacio de las salas para construir trece habitaciones nuevas y construimos un anexo para los congresos y convenciones. También podemos servir grandes celebraciones.
Potenciar la temporada baja
–La segunda fase del Palacio de Congresos, ¿beneficia o perjudica al Torre del Mar?
–Apoyamos absolutamente el proyecto porque es un producto diferente al nuestro. Nosotros tenemos capacidad para atender un máximo de 500 personas. Somos los más grandes de la isla y después no hay otro lugar en Ibiza que pueda alojar eventos más multitudinarios, así que lo vemos como algo muy necesario para que el destino Ibiza llegue a más público de congresos al que ahora no estamos pudiendo llegar. Es un complemento y nos beneficia directamente a todos, porque además esa gente se tiene que alojar en algún sitio. Beneficiará más a los que están más cerca, pero también a nosotros porque parte de los clientes se alojearán aquí o se celebrará aquí alguna actividad complementaria. Tenemos capacidad para dar cenas de gala para hasta 350 personas.
–¿Abrir todo el año es una quimera?
–Sí. Además, los meses que cerramos van bien para descansar y hacer los retoques que necesita el hotel. En realidad tenemos pocas vacaciones, porque cerrando a principios de noviembre, luego quedan algunas semanas de trabajo y nos vamos casi a diciembre. Y abriendo en marzo, en febrero ya estamos en marcha.
–¿Hay margen para crecer en temporada baja?
–Es lo que nos gustaría. En verano vamos al límite. Apostamos por crecer en marzo, abril, octubre, y si Dios quiere algún día, noviembre.
–Hablar de noviembre sonaba a ciencia ficción hace no tantos años en Ibiza.
–Así es. Hemos avanzado mucho en desestacionalización. Hace 14 años, el hotel abría cinco meses al año. Ahora abrimos casi ocho meses. Eso lo agradece el cliente, que puede venir en otras épocas, y el personal, que tiene más meses de trabajo. Los meses de las puntas son los más flojos, pero ahí ya no importan tanto los números, sino ese beneficio para los clientes y los ibicencos. Esa es la diferencia entre un hotel independiente familiar que no depende de un tercero, y los hoteles que dependen de tercero, que tienen el yugo de la rentabilidad en los números finales. Afortunadamente, un hotel como el Torre del Mar, familiar y tan consolidado puede tener otros valores además de la rentabilidad económica.
–Hablemos del destino. ¿Cómo ve Ibiza?
–Hemos de cuidar Ibiza. Hay que hablar de sostenibilidad primero que nada, porque Ibiza es un territorio limitado que debemos cuidar. Hay que evitar la mala publicidad de Ibiza. Ibiza es un sitio precioso, me encanta ser ibicenca y vivir en Ibiza y ese orgullo tiene que continuar. Los que somos de aquí o vivimos aquí hemos de mantener el buen nombre de Ibiza a toda costa.
Hemos mejorado mucho en turismo de excesos. El reto es acabar con el azote de la oferta ilegal. Hay que combatir todas estas irregularidades que tanto daño nos hacen.
–Me ha hablado de una plantilla consolidada, así que me imagino que sus trabajadores son mayoritariamente residentes en Ibiza y, por lo tanto, se están librando de los problemas de personal derivados de la falta de vivienda tan comunes últimamente.
–Lamentablemente, lo empezamos a notar. Hasta ahora nunca habíamos tenido problemas, pero este es el primer año en que sí, que se nota la falta de vivienda en los trabajadores. Además, al ampliar las instalaciones tenemos que ampliar plantilla y así se hace más evidente.