“¿Quién soy realmente? ¿Qué necesito para ser genuinamente feliz? ¿Cuáles son mis cualidades y fortalezas innatas? ¿Cuál es mi propósito en este mundo?”. Preguntas filosóficas que, en algún momento de la vida, a prácticamente todas las personas se le cruzaron por la cabeza.
Estos justamente son los ejes de La Akademia Ibiza, un espacio de “educación emocional gratuita para jóvenes entre 18 y 23 años que quieren vivir de una forma más honesta y libre”, según se definen.
Fundada en el 2011 por Borja Vilaseca, esta organización se encuentra en 54 ciudades diferentes en todo el mundo. Una de esas sedes se encuentra en Ibiza desde septiembre del 2019.
Carolina Vorburger es la directora pedagógica de La Akademia Ibiza. “Es una formación sobre autoconocimiento, desarrollo personal y talento y vocación. Los chavales hacen un viaje”, cuenta en declaraciones a La Voz de Ibiza.
Nacida en Madrid, se ha instalado en Ibiza hace seis años “luego de dar vueltas por el mundo”. Y se enamoró de la isla y de su pareja que nació aquí. “Mi hijo es de Gibraltar, y dije ‘venga vamos’ y aquí estamos”.
Una situación cambió su manera de pensar. “Tuve que ver que la maestra de mi hija ponía en el Facebook “maldito lunes”. A mí eso me rompió, me rompió por dentro. La persona que iba a acompañar con un trabajo estable, funcionaria, con cinco horas de trabajo diaria, le parecía un maldito día. Y tenía que acompañar a seres que estaban abriéndose a la vida con un montón de sensibilidad. ¿Cómo van a salir luego esos niños? Frustrados, perjudicados, sin encontrar sentido. Al final, tenemos mucha responsabilidad en el mundo que estamos co-creando”, apunta.
Por eso, volcó toda su vocación a La Akademia. “Todas tenemos como esa parte de responsabilidad, de querer añadir a algo concreto que se materializa. A nivel personal, he tenido muchas motivaciones sociales, de luchas, de cambios. Pero a veces se nos hace como muy grande el cambio, nunca llegas a verlo. Aquí es increíble: tú haces una foto al grupo el primer día y la haces a final del curso y es que corporalmente son otros. Hay algo en el que conectan consigo mismos que les dota de un montón más de seguridad, de autoestima, de ilusión”.
En total, son 100 horas de formación divididos en tres talleres más 15 horas de acompañamiento individual, desde principios de octubre hasta finales de abril, con grupos de entre 15 y 25 personas.
De qué se trata el proyecto
– ¿Qué es La Akademia?
– Borja Vilaseca, que es el fundador de La Akademia, pasó una crisis muy profunda con 18, 19 años, y fue a través del Eneagrama que empezó a encontrar un sentido a todo ese dolor y ver también dónde estaba la parte centrada de la personalidad, de cuando sufres de esa manera, hacia dónde centrarte. Él se dio cuenta de que realmente en las escuelas no hay programa nacional, no hay reconocimiento, se pone todo en lo productivista sin poner el foco en el ser. Entonces, creo este espacio sin dinero para que todos los chavales tengan la oportunidad más allá de dónde vengan y de sus posibilidades económicas. Y luego porque, según él, si estos chavales hacen este viaje, aprovechan la crisis de la adolescencia, no se van a tener que topar con la crisis de los 40.
La mayoría de las personas con 40 años se preguntan: ¿en qué estoy trabajando que no me nutre? ¿Con quién estoy en pareja que no nos sumamos? ¿Por qué me compré esta casa y tengo una hipoteca de 30 años? Es como que vas sin conocerte tomando decisiones, porque es lo que toca, porque es lo que necesita la vida, pero sin poder personal, sin autoconocimiento. Y de repente te ves en un lugar en el que no te hace feliz, pensando que la sociedad pone el valor en “voy a ser feliz cuando tenga un trabajo que me dé dinero, tengo una casa que me guste, tengo una pareja bonita”. Y luego tienes todo eso con 40 años, y dices, pues aquí no nos da felicidad, aunque tenga dinero, si es que lo tengo, y si no lo tengo, el problema será que cuando lo tenga seré feliz, pero no va por ahí tampoco.
Entonces, él creó esto como para suplir una carencia del sistema educativo, y como para poder poner el poder también en cada uno de nosotros mismos y salir de este paradigma también de la víctima culpable, en la cual ponemos siempre el foco en somos 100% responsables de lo que hacemos, de lo que decimos, de cómo nos tomamos lo que otros hacen y lo que otros dicen. También es un espacio en el que se empieza a poner esto de horizontalidad, a los que venimos a acompañar, a facilitar talleres, aprendemos de ellos, ellos de nosotros, nosotros de los otros facilitadores, los chavales entre ellos, quitar esta jerarquía de que parece que por la edad o por la formación el poder está en otro lugar o está afuera. Es un espacio en el que podemos aprender todos de todos, y salir un poco de este paradigma de hay alguien por encima, sino en poder recuperar cuál es la sabiduría interna de cada uno, y qué tengo yo que aportar a los compañeros, a los facilitadores, a todos.
Siempre está la parte del espíritu crítico, de cuestionarse, de dejarse sentir, porque también trabajamos a nivel, no solo mental, sino emocional y corporal, incluso espiritual. Somos seres completos y hay que salir un poco solamente de lo mente, o de dejarme llevar solo por el corazón, y poder integrar todos los centro, y ver que lo que a lo mejor me es válido en un sentido, no me lo es en otro. Que ellos se cuestionen, el que ellos se atrevan también a alzar su voz, a decir “esto para mí no está teniendo sentido, o ahora no lo veo, o no me resuena”. Esto es también como otra de las cosas que va en esta parte de la formación con el temario concreto. Hay mucho aprendizaje transversal que no va en el temario y es súper importante en que ellos sientan ese poder para poder escuchar y poder validar lo que para ellos sí, lo que para ellos no.
– ¿Cómo se organiza esta formación?
– El primer bloque son diferentes talleres todos los jueves y miran hacia adentro. Hay diferentes herramientas porque a cada uno le resuena más conocerse a través del eneagrama, o a través del diseño humano, o a través de la meditación. Hay diferentes herramientas que cada chaval le permite poner el foco en quién soy yo, más allá de lo que creo que sé que soy. Con esto nos pasamos el primer bloque, profundizando, para que ellos puedan aumentar esta parte porque todos los chavales vienen o con deseo de autoconocimiento o con dolor: “Algo no me está funcionando en la vida y algún cambio tengo que hacer porque está en mis manos eso”.
Luego pasamos a un segundo bloque: ahora que me conozco un poco más, estoy en desarrollo personal, ¿cómo me vinculo? ¿Cómo soy yo en pareja? ¿Cómo soy yo en las relaciones? Entonces vienen otros talleres vinculados a yo y el mundo, yo y las redes, yo y la sexualidad, yo y las relaciones. Aquí se abre otro abanico enorme. Ahora que sé quién soy un poco más, ¿qué me está faltando en mis vínculos?
Y por último viene este taller de cuáles son mis talentos. ¿A qué he venido al mundo? ¿Cuáles son mis dones? Para que mi vida tenga sentido y que el trabajo no sea trabajar ocho horas por dinero, sino que pueda aportar yo con lo que soy. El último bloque es todo desarrollado en marca personal, gestión del tiempo, talento, vocación, propósito, sentido.
Por último hacen un proyecto personal, que es un proyecto sin formato. Te cuento una anécdota. Después de haber venido un chaval, fue a hacernos un tayín (recipiente tradicional de cocina utilizado en la gastronomía) porque era una manera de mostrar que él ahora, que estaba en este camino, quiere ser cocinero. Es una presentación de todas las herramientas que le han servido y para qué las quiero usar. Y es para ponerla a servicio de acompañar a personas, como, pues primero voy a estudiar auxiliar de enfermería, luego psicología. Entonces el proyecto es algo muy personal.
– ¿Cómo llegaste a La Akademia?
– Conocí La Akademia mucho antes y habíamos intentado en una zona muy rural. Borja Vilaseca creó el modelo y luego cada uno lo implanta donde quiera, es algo totalmente voluntario. Cuando llegué a Ibiza justo se estaba gestando aquí, se había hecho como un primer inicio pero no había salido grupo. Entonces hice un pequeño proyecto piloto y me puse en contacto con las personas que lo estaba llevando y que lo había iniciado aquí en la isla. Enseguida empecé a formar parte acompañando a chavales, porque cada chaval aparte de la formación tiene 15 horas de acompañamiento personal. Es más bien un mentor, algo tipo coach, que le acompaña a integrar lo que sean los talleres. Cada dos talleres hay un acompañamiento individual de una hora y yo empecé a acompañar a chavales y a dar algún taller. Al año siguiente ya empecé a participar de la dirección y aquí desde entonces.
Y yo me dedico a acompañar a personas, me dedico a la terapia, al coaching desde antes. Es como el lugar en el que vibro, en el que tiene un sentido mi vida, un sentido remunerado y aparte también voluntario, y de dar a la sociedad y de confiar en que estos chavales están en el futuro y que necesitan tanto esto para no llegar a los 40, a los 60, con tanto dolor.
– Esta es una formación, un espacio que falta en las escuelas y las familias o los pares. Planteas que las escuelas tienen una orientación productivista, lo que pasa es que vivimos en una sociedad productivista. Debe de ser quizás difícil hacer lo que están haciendo en una sociedad productivista, en un mundo acelerado.
– Muy acelerado. Es muy complejo, quizás hoy en día un poco más. Nuestra generación y todas las anteriores somos huérfanos emocionales. No ha habido una educación, ha sido muy difícil que nuestras familias nos pudieran educar emocionalmente cuando ellos mismos no habían tenido esta educación. Estamos empezando a conectar con esto. Borja Vilaseca tiene como un empeño muy claro con este tercer bloque de talento de educación, que es, si tú descubres para lo que has venido al mundo, vas a producir. Claro. No esperes a que alguien venga a perfilarte el trabajo justo que tenga que ver con tus talentos: créatelo tú. No te quedes esperando en un trabajo que no te llena cuando tienes claridades por dónde puedes sumar y también producir. Todos vivimos en este mundo, todos necesitamos materia, es decir, dinero, pero que sea haciendo algo que tiene sentido, que acabe el día cansado, pero con una sonrisa.
La organización
– ¿Cómo se organizan?
– Yo llevo la dirección pedagógica, otra persona lleva la parte administrativa, otra es la acompañante del grupo. Siempre estamos una de nosotras con ellos. Aparte de la persona que está dando el taller, que a veces coincide que somos una de nosotras, hay alguien que está ahí acompañando, viendo el viaje.
– ¿Tienen una paga por estos trabajos?
– A nosotras nos pagan, lo que pasa que no son euros. Estamos súper agradecidas de todo lo que recibimos, de los chavales, del aprendizaje, de lo que es colaborar, de lo que es coordinar un equipo de 30 personas, de lo que es también construir un modelo de horizontalidad que no nos han enseñado tampoco. Mi pareja siempre dice “deberíais cobrar por esto, porque es mucho trabajo”.
Yo creo que los chavales se llevan un regalo, porque parece que en esta sociedad hasta que no tengas dinero no puedes hacer algo. Y aquí se dan cuenta de que hay un montón de personas que no le conocen de nada, que sacan adelante un proyecto sin dinero, nada de dinero, en el que se convierte en una creencia potenciadora en su vida. No esperar a tener algo para hacer algo que uno quiere, sino buscar también las estrategias para que suceda. Entonces, yo creo que es un proyecto bastante nutritivo en todos los sentidos.
– El de las redes les es un lenguaje más natural, han crecido ahí.
– Es curioso, pero muchos de los que están en La Akademia no es un medio que les interese. Tienen espíritu crítico, pues también el peligro que genera en determinadas edades, la desvalorización, la pérdida, cómo te atrapa el algoritmo y te quedas ahí agachada. Y la dificultad que generan en un montón de amigos y amigas de ellos, lo social, porque se han aprendido a sociabilizar a través de una pantalla. Tenemos este perfil también, que hay algunos que lo de las redes es como si tuvieran 60 años. Es muy esperanzador estar en contacto con estos jóvenes.
– ¿Cómo hacen para organizar los talleres? ¿Los dan los mismos voluntarios o convocan a profesionales de cada área?
– Todos los talleres son voluntarios, todos son profesionales del diseño humano. Yo doy el taller de comunicación consciente. También trabajamos con constelaciones familiares, por ejemplo. Solamente a lo mejor un pequeño clic, pero yo creo que cualquier herramienta puede ser terapéutica. La cerámica puede ser terapéutica, pero en el sentido en el que también puedes decir “mientras estoy aquí, me estoy cuidando porque estoy tranquilo, lo que no más me viene es ir corriendo”. Fíjate que a través de la cerámica veo también lo efímero de la vida y aprendo a no apegarme a las cosa. Para mí la sanación parte de darme cuenta de que yo estoy haciendo lo mismo y repitiendo y no tengo un abanico enorme de herramientas para ser más libre y dar una respuesta diferente que tenga que ver con el presente y con la situación concreta.
Nos vemos a veces en modo robot haciendo lo que nos vino bien en la infancia, que nos adaptamos y ya lo que tenemos alrededor nada tiene que ver con eso. Así que una cierta elaboración me parece importante y por eso tantas estrategias, tantas herramientas diferentes. A uno le puede parecer el eneagrama demasiado cerrado, pero a otro le parece muchísimo más experienciarlo a través de una constelación familiar o la meditación. Siempre poner el foco en uno y en que esto me amplifica. Cómo esto lo puedo llevar a mi vida y me puede servir como herramienta para aumentar mi bienestar. Al final también es como salir un poco de lo normal, del paradigma de que hay cosas buenas y malas. No hay recetas mágicas para nadie, hay caminos personales que recorrer.
Todo gratuito
– Me sigue asombrando que esto sea es totalmente gratuito.
– Totalmente gratuito. No hay nada de dinero involucrado. El único dinero que puede haber es que haya que hacer fotocopias y que lo pongamos nosotras de nuestro bolsillo. Y no recibe ningún apoyo oficial o privado. Siempre tiene que haber un voluntario en cuanto al espacio. Durante varios años lo hacíamos en un co-working de Talamanca, se llama Origen. Ahora, unas chicas que abrieron una sala de yoga en Ibiza y nos la ofrecen los sábados porque dentro de sus objetivos estaban también proyectos sociales. Y luego, desde el año pasado, también contamos con la cesión del espacio del C19, del Centro Joven de Ibiza.
– ¿Cuántos voluntarios son ahora?
-Somos unos 34 ahora mismo.
– ¿Han tenido o tienen gente de Formentera?
– Sí. Hay una voluntaria que viene de Formentera. Y los chavales están totalmente invitados, solamente se tienen que comprometer a venir. El compromiso es fundamental. Al principio parece que el compromiso es con La Akademia, con el grupo, pero en realidad lo que se están desarrollando es un compromiso con ellos mismos. Que cuando se comprometen a venir, a seguir y aún habiendo resistencia, porque también se tocan cosas profundas; entonces a veces también se quiere huir. Pero siguen. Y luego la motivación. Que son como dos cosas que nos damos cuando hay que estar motivado con algo. Cuesta como la cuarta parte hacerlo. Mientras no haya una Akademia en Formentera, aquí estamos para los chavales están dispuestos a coger el barco y unirse.