El travertino respira, suda, acoge vida. Así lo percibe la artista ibicenca Stella Rahola Matutes, quien junto al arquitecto e investigador Roger Paez presenta La Preñada, una instalación viva que podrá visitarse hasta el 15 de marzo en la galería FUGA de Barcelona. “El pabellón tiene un comportamiento fantástico, casi orgánico. Durante la noche, la piedra absorbe la humedad ambiental, y por la mañana, al subir la temperatura, empieza a sudar. Es como si el pabellón respirara”, explica Rahola Matutes, quien lleva años reflexionando sobre la autonomía y agencia de los materiales.
La obra, concebida en continuidad con la intervención efímera Inviting Life realizada en 2023 en el Pabellón Mies van der Rohe, surge de un hallazgo fortuito: “En aquella experiencia, una de las losas de travertino se rompió. Fue un punto de inflexión. Nos llevamos la pieza, que curiosamente tenía las dimensiones exactas del maletero del coche, y la llevamos a la universidad para empezar a trabajar con ella desde cero, sin mencionar su origen”, relata la artista en diálogo con La Voz de Ibiza.
En La Preñada, esta losa rota cobra nueva vida al ser inoculada con musgo. Su evolución depende no solo de las condiciones ambientales de la galería, sino también del cuidado colectivo. “La exposición involucra a artistas, galeristas y visitantes. Todos están invitados a cuidar la piedra, humedeciéndola de día y protegiéndola de noche”, explica Rahola.
La incertidumbre como motor creativo
Este ejercicio colectivo de atención es acompañado por un dietario que registra los cambios diarios en la losa y su ecosistema incipiente. “Estamos en un punto inicial. Sabemos que invitamos a la vida, pero que esta aparezca o no, o cómo lo haga, es algo que no podemos controlar. Ese factor de incertidumbre es clave en mi trabajo: no contemplo el éxito como único camino”.
Además de la losa, la instalación incluye litografías que documentan el proceso de comprensión material del travertino, un trabajo que Rahola describe como físico e íntimo: “Esta técnica analógica implica el contacto directo con el agua, un ejercicio corporal que acerca a los estudiantes a la dimensión biogeológica de la piedra. Muchos acaban mojados, literalmente, al trabajar con el tórculo”.
Un tubo de látex, que la artista describe como “un cordón umbilical”, conecta la piedra con un recipiente de agua desclorificada en el espacio de la galería. Este gesto, además de subrayar la relación simbiótica entre los elementos de la obra, establece un diálogo directo con la arquitectura del lugar.
“La Preñada” no es solo una reflexión sobre la fragilidad y transformación de los materiales, sino también una invitación a pensar en la relación entre los seres humanos y su entorno. “La piedra, con su capacidad de acoger y germinar vida, nos conecta con algo mucho más grande que nosotros mismos”, concluye la artista de Ibiza.
La exposición puede visitarse en la galería FUGA, ubicada en la calle Trafalgar, hasta el 15 de marzo.