SALUD MENTAL

Detrás del encierro en Santa Eulària: una historia de soledad y la importancia de pedir ayuda

Lo que comenzó como un alarmante incidente con un hombre armado en Siesta resultó ser la manifestación de una profunda crisis personal. La familia pide comprensión y respeto, mientras el caso pone el foco sobre la soledad y los desafíos de salud mental en los adultos mayores.

Woman holding senior woman's hand on bed
Psicólogos consultados señalan que entre un 15 y un 18% de los adultos mayores podrían sufrir depresión.

La tranquilidad de la zona de Siesta, en Santa Eulària, se vio interrumpida este viernes por un amplio dispositivo de la Guardia Civil y los Bomberos. Un hombre de avanzada edad se había encerrado en su vivienda, armado con lo que resultó ser un revólver de fogueo. La intervención requirió la presencia de agentes del Grupo de Reserva y Seguridad y un negociador que llegó en helicóptero desde Mallorca. Tras una breve negociación, el hombre, que se desplaza en silla de ruedas debido a problemas de cadera, depuso su actitud y fue trasladado a un centro psiquiátrico para recibir atención.

Sin embargo, detrás de la tensión inicial se esconde una historia humana compleja. La nieta del hombre involucrado explicó a La Voz de Ibiza que su abuelo no buscaba dañar a nadie más que a sí mismo. Su acción fue un intento de suicidio motivado por la desesperación: su esposa y compañera de toda la vida se encuentra hospitalizada y él «no sabe vivir solo». Este sentimiento, sumado a problemas de salud mental no resueltos y su pasado como veterano de la guerra de Ultramar, lo llevaron a un punto límite.

En este sentido, pidió respeto y privacidad, y sobre todo que no se estigmatice a su padre: «Los problemas mentales no curados provocan estas situaciones. Menos mal que está vivo».

La depresión en la vejez: un cuadro clínico con múltiples factores

Según los especialistas, este suceso subraya un problema social más amplio: la salud mental en los adultos mayores. Según el psicólogo argentino Miguel Conocente, no existe una relación causal directa entre la vejez y la depresión. Sin embargo, las estadísticas internacionales indican que entre un 15% y un 18% de esta población podría sufrir un cuadro depresivo.

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Para que se diagnostique una depresión clínica, deben confluir varios factores. El principal es el deterioro de la salud, y más concretamente, la pérdida de movilidad, que aumenta significativamente el riesgo. Otros desencadenantes importantes incluyen la muerte de seres queridos, la red social de contención de la persona y la situación económica tras la jubilación, que en algunos países es un «paso a la pobreza».

«La pérdida de movilidad hace que la gente adulta tenga más riesgo de entrar en depresión. Hay que diferenciar lo que es una tristeza momentánea, transitoria, de lo que ya es un cuadro clínico. La muerte de las personas cercanas, por ejemplo, es un factor que puede influir y mucho omo ha vivido su vida también, eso implica que un reto social tiene alrededor para contenerlo», señaló. 

La soledad, aunque no es una causa directa, puede ser un factor determinante si se prolonga en el tiempo. «Lo crucial es analizar cuánto tiempo una persona permanece en soledad en su vida cotidiana», aconsejó el especialista.

Señales de alarma y cómo actuar

Es vital que el entorno familiar sepa diferenciar una tristeza pasajera de un cuadro clínico. Los expertos señalan varias señales de alarma a las que se debe prestar atención:

  • Aislamiento progresivo: La persona abandona sus actividades habituales y se encierra cada vez más.
  • Alteraciones en los comportamientos: Cambios notables en la alimentación, el sueño o la higiene personal.
  • Pérdida de interés: Dejar de lado actividades que antes le generaban placer, ya sean deportivas, culturales o sociales.
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Ante estos indicadores, la recomendación es clara: la familia debe buscar ayuda profesional. Se aconseja empezar con una consulta psicológica. Desde allí, un profesional puede evaluar si es necesaria una interconsulta psiquiátrica. Este enfoque prioriza la terapia, ya que la medicación, aunque puede ser de ayuda, no soluciona por sí sola un cuadro depresivo.

Recursos disponibles para ayudar

Pedir ayuda es un paso valiente y fundamental. Desde el Ayuntamiento han recordado que los servicios sociales municipales están disponibles para atender a personas en situación de vulnerabilidad.

Los números del Teléfono de la Esperanza son 717 003 717 y, en Baleares, 971 46 11 12. Hay voluntarios que atienden las 24 horas.

También se puede contactar al chat, disponible de 18 a 24. O bajarse la aplicación Conéctate Social.

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