En el Día de las Personas con Discapacidad, Carmen Boned, gerente de Com Tu! (la antigua APNEEF), defiende que la inclusión empieza también por las palabras que usamos. La histórica entidad pitiusa ha dejado atrás unas siglas que muchos no recordaban para apostar por un nombre que sus propios niños puedan pronunciar. Una que, según Boned, «diga lo que queremos mostrar con el nombre, ¿no? Que somos como tú, que haya una inclusión ya real hasta en el nombre, que el nombre pues ya te inspire algo, no solo unas siglas».
El cambio de APNEEF a Com Tu! llega después de casi tres décadas de trabajo con la infancia y la adolescencia con necesidades de apoyo en Ibiza y Formentera. El detonante fue una subvención para digitalización que la entidad aprovechó para revisar también cómo se presentaba ante la sociedad.
«Cuando nos dieron esa subvención, con esa subvención contratamos…», recuerda Boned, que explica que el diagnóstico externo apuntó a un punto débil muy claro: el nombre. APNEEF eran unas siglas largas, difíciles, que no ayudaban a explicar qué hace la entidad. «Me decía un vecino de Santa Eulària: “sí, el local ese que tiene esas letras que nunca me acuerdo”», relata.
«Queríamos que el nombre fuera coherente con la manera en la que ya venimos trabajando», resume. De ahí que insistiera en que el nuevo nombre debía contar desde el principio esa idea de cercanía y dignidad compartida: «Que haya una inclusión ya real hasta en el nombre, que el nombre ya te inspire algo».
En ese proceso se implicó toda la entidad, incluidas las logopedas, que opinaron sobre opciones más fáciles de pronunciar para los niños. El resultado fue Com Tu!, una marca que, además de ser más breve, encapsula un mensaje directo: la persona con discapacidad no está “aparte”, está contigo, es “como tú”.
Un logo que explica la inclusión
La reflexión sobre el lenguaje se trasladó también al diseño. El nuevo logotipo mezcla mayúsculas y minúsculas, incorpora letras a las que «les falta un trocito» y juega con el conjunto.
Para Boned, ahí hay un mensaje deliberado: «A pesar de nuestras diferencias, juntos, tiene su significado, ¿no? Y formamos algo importante». No se trata de ocultar lo distinto, sino de colocarlo en un conjunto en el que lo que prevalece es el todo: cuando se mira de lejos, lo que se ve es una palabra legible, no los pequeños “defectos” de cada letra.
Detrás de ese logo, insiste, está «el de la inclusión, el de que nuestras diferencias no son tan importantes. Cuando lo ves todo en conjunto no te das cuenta». Una declaración de intenciones en un día que invita precisamente a pensar qué lugar ocupan las personas con discapacidad en la sociedad.
Familias al límite: vivienda, rupturas y soledad
Desde su experiencia en Com Tu!, Boned describe un paisaje en el que la discapacidad ya no es el único factor que coloca a una familia en situación de vulnerabilidad. En las familias a las que acompaña la entidad, a menudo se suman varias capas de fragilidad.
«Al final estamos hablando de personas que en algunos casos tienen más dificultades, por ejemplo, para el tema de la vivienda», explica. Ibiza es un territorio especialmente hostil para quien tiene menos recursos y para la juventud: «La misma sociedad está complicada, sobre todo para los jóvenes, para la gente con menos recursos».
A eso se añade un cambio social silencioso: cada vez hay más núcleos sin red cercana. «Hay familias con menos apoyo familiar, que son a lo mejor extranjeras, no tienen familia que las pueda ayudar, y eso es lo que más preocupa», admite. La ecuación se complica cuando se cruzan trabajos con horarios extensos, servicios terapéuticos, cuidados y alquileres que se comen buena parte de los ingresos.
En este contexto, el trabajo de la entidad —sus terapias, la orientación, la coordinación con escuelas y administraciones— es apenas una pieza de un puzzle mucho mayor. La gerente sabe que muchas veces llegan familias “al límite” y que el diagnóstico de discapacidad es solo una parte de la historia.
«Si te entran cinco, no puedes gastar siete»: el límite de las entidades
En septiembre, La Voz de Ibiza contó la situación de la entonces APNEEF: dificultades para mantener todas las terapias, fuga de profesionales por la vivienda, 40 usuarios en lista de espera y familias angustiadas ante la posibilidad de quedarse sin atención. La expresión que quedaba flotando era la que la propia Boned dejó caer entonces: «Es triste dejarlas sin nada».
A raíz de aquella pieza, explica ahora, algunos interpretaron que la entidad estaba al borde del cierre. Ella matiza: «Nunca hemos tenido problemas económicos. No los tenemos». Lo que sí hay es un techo de crecimiento muy claro: la demanda va por delante de los recursos. Com Tu! intenta ajustar la oferta de servicios a los ingresos reales —subvenciones, convenios, donaciones— para no poner en riesgo su continuidad. Eso implica asumir que siempre habrá alguna lista de espera y que no se puede llegar a todo lo que la isla necesita. Entre medias, se recurre a malabares: reubicar horarios, aprovechar huecos en distintos municipios, redirigir a centros privados cuando es posible y acompañar a las familias en la búsqueda de alternativas que muchas veces son inasumibles por precio o saturación.
Más inclusión… y mucho ruido
Preguntada por cómo ve la inclusión hoy, Boned se resiste a caer en el derrotismo. Asegura que le gustaría pensar que hay «más inclusión y más respeto y más conocimiento» que hace unos años. Lo percibe en las aulas, en la sensibilidad de muchos profesionales y en la existencia de recursos que antes ni se soñaban.
En este punto introduce también una mirada agradecida hacia las instituciones. Destaca que existen más programas, recursos y apoyos públicos que hace unos años, y valora el esfuerzo de las administraciones —incluido el Govern balear— por impulsar iniciativas de inserción laboral y servicios específicos para personas con discapacidad. No lo presenta como un escenario perfecto, pero sí como un avance respecto a etapas anteriores en las que apenas había herramientas.
Sin embargo, también sabe que los casos que no suman «hacen mucho ruido». Los episodios puntuales de burla o vulneración, o las noticias sobre servicios sin adaptar, pueden dar la sensación de que todo va hacia atrás. Por eso insiste en la importancia de políticas públicas y protocolos claros para evitar que los derechos de las personas con discapacidad dependan solo de la buena voluntad individual.
En esa tensión entre avances y carencias, el cambio de nombre de la entidad es casi una anécdota… y a la vez, una señal. Es la apuesta de un colectivo que lleva años trabajando sobre el terreno por alinear su forma de presentarse con la forma en que quiere que se mire a las personas a las que acompaña.
«Esto —dice sobre Com Tu!— refleja la manera en la que ya venimos trabajando», no un giro de rumbo. El ejercicio ha sido más bien revisar qué hacen y «plasmarlo hacia afuera de una manera más fácil y que explique un poco más lo que hacemos».
En un Día de las Personas con Discapacidad marcado por discursos y declaraciones, su recordatorio es sencillo: la inclusión no solo se juega en las leyes o en las rampas, sino también en cómo nombramos, en qué historias contamos y en cómo sostenemos a quienes cuidan. Y en recordar, como su logo, que aunque no todas las letras sean iguales, «nuestras diferencias no son tan importantes» cuando se garantiza que todo el mundo forme parte del conjunto.
