El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha llevado a cabo un estudio pormenorizado de las herramientas macrolíticas utilizadas en tres yacimientos prehistóricos de Formentera.
La investigación, enmarcada en el proyecto ArqueoBarbaria, cofinanciado por el Consell de Formentera, comprende los yacimientos prehistóricos de Ca na Costa (ca. 2130-1790 cal a.C.), Cap de Barbaria II (ca. 1740-900 cal a.C.) y Sa Cala (ca. 800-570 cal a.C.). Todos corresponden al período de la Edad del Bronce y el estudio ha permitido «profundizar» en su proceso de producción y tecnología.
La revista “The Journal of island and Coastal archaeology” ha publicado los detalles de la investigación con un artículo fruto de la colaboración con diversas entidades e investigadores, especialmente con Maria Bofill, conservadora del Museo Arqueológico de Ibiza y Formentera.También han participado otros investigadores de la Universidad de Antioquía, Institució Mila i Fontanals (IMF-CSIC), Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de Cantabria (IIIPC), Universidad de Cantabria o Wessex Archaeology.
Según explica Pau Sureda, Formentera fue una de las últimas islas del Mediterráneo en ser “colonizada por el hombre» a finales del tercer milenio a.C: “Típica de un entorno semiárido, la isla es pequeña y pobre en recursos y biodiversidad. Este estudio ha mostrado tecnologías, siguiendo patrones tipológicos y funcionales similares a los del resto de las Islas Baleares”, indica el investigador. Esta tecnología “común” se refleja en la forma en la que se adquirieron las materias primas, “así como en la fabricación, las estrategias de mantenimiento y el uso de herramientas macrolíticas”, como pueden ser “herramientas de piedra para moler, abrasivos y herramientas de percusión”, detalla.
El investigador también indica que los análisis practicados evidencian la explotación de especies de la familia del mijo (Paniceae) durante la Edad del Bronce, cereales que están bien adaptados a suelos pobres en nutrientes”.“La producción y el uso de esta tecnología pétrea sugieren cómo las primeras comunidades humanas de la isla lograron y compartieron conocimiento social sobre el paisaje insular y sus limitaciones ambientales”, añade.
Sureda concluye que esta investigación ha permitido mostrar “el desarrollo de un conjunto de estrategias innovadoras, diversificadas e intensivas” de explotación de recursos, “subrayando la alta adaptabilidad y resiliencia” de las sociedades prehistóricas, así como el «intercambio de tecnología dentro del archipiélago balear y su evolución independiente de las tecnologías continentales”.