FÚTBOL

El himno español recibe faltas de respeto en el partido contra Kosovo

Lo que debía ser un simple partido de la Euro Sub-21 terminó teñido de polémica. El silencio y los gestos de desaprobación de Kosovo hacia el himno de España reflejaron viejas disputas diplomáticas que traspasaron el fútbol.

Territorio de Kosovo y Al Andalus, los polémicos nombres de las selecciones
Territorio de Kosovo y Al Andalus, los polémicos nombres de las selecciones

El encuentro entre Kosovo y España que corresponde a la fase clasificatoria de la Eurocopa Sub-21 de la UEFA, el cual quedó 3 a 1 con el seleccionado español como ganador, fue una jornada polémica que mezcló el deporte con conflictos históricos sin resolver.

Lo que en principio debía ser una cita estrictamente lúdica, quedó marcada por un gesto con fuerte carga política: Kosovo le faltó el respeto al himno de España antes de que la pelota entre al ruedo.

Desde que declaró su independencia en 2008, Kosovo ha buscado ser reconocido como Estado por la comunidad internacional, pero España es uno de los países europeos que aún se niega a hacerlo, temiendo que este precedente pueda reforzar los reclamos independentistas en su propio territorio: cada vez que ambas selecciones se enfrentan, esta postura española genera incomodidad y tensión en los organizadores locales.

El seleccionado de España categorizó al contrincante como «Territorio de Kosovo», y la Federación de Fútbol de Kosovo elevó la polémica incluso antes de que rodara la pelota: se refirió a la selección española como “Al-Ándalus”, un término de fuerte carga histórica que aludía al pasado musulmán de la península ibérica. Ese gesto fue interpretado como una provocación simbólica y un recordatorio de la distancia diplomática entre los dos países.

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El bochorno durante el himno

La tensión se trasladó al protocolo previo al inicio del partido. Cuando llegó el turno de sonar el himno español, el estadio entero adoptó una actitud fría y distante. En lugar de los habituales aplausos o muestras de respeto, predominó el silencio, acompañado en algunos sectores por gestos de desaprobación: las cámaras enfocaron a los jugadores españoles, que permanecieron firmes pero no pudieron disimular la incomodidad ante la falta de cortesía.

Lejos de ser un accidente o un descuido, la reacción del público fue leída como un acto premeditado, coherente con el mensaje previo de la federación local. En ese instante, el fútbol volvió a ser escenario de un recordatorio político: Kosovo buscaba visibilizar, en plena competición internacional, la tensión con un país que sigue sin reconocer su independencia.

Un gesto que trasciende lo deportivo

El episodio no pasó desapercibido y terminó eclipsando lo que sucedió dentro del campo de juego. Mientras en  el seleccionado de España el gesto fue leído como una falta de respeto hacia los símbolos nacionales, en Kosovo se lo justificó como un recordatorio de su lucha por el reconocimiento internacional.

Más allá del marcador, el partido dejó la sensación de que las tensiones políticas siguen pesando tanto como el propio fútbol.

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