El encuentro entre Kosovo y España que corresponde a la fase clasificatoria de la Eurocopa Sub-21 de la UEFA, el cual quedó 3 a 1 con el seleccionado español como ganador, fue una jornada polémica que mezcló el deporte con conflictos históricos sin resolver.
Lo que en principio debía ser una cita estrictamente lúdica, quedó marcada por un gesto con fuerte carga política: Kosovo le faltó el respeto al himno de España antes de que la pelota entre al ruedo.
Desde que declaró su independencia en 2008, Kosovo ha buscado ser reconocido como Estado por la comunidad internacional, pero España es uno de los países europeos que aún se niega a hacerlo, temiendo que este precedente pueda reforzar los reclamos independentistas en su propio territorio: cada vez que ambas selecciones se enfrentan, esta postura española genera incomodidad y tensión en los organizadores locales.
La Selección España sub21 juega hoy contra Kosovo. España no reconoce a Kosovo y anunció que el partido se jugaba contra «el territorio de Kosovo».
Hoy la federación de Kosovo ha anunciado que juegan contra «el territorio de Al-Andalus». pic.twitter.com/pdNcvwjLG7
— Albert Ortega (@AlbertOrtegaES1) September 9, 2025
ref_src=twsrc%5Etfw»>September 9, 2025
El seleccionado de España categorizó al contrincante como «Territorio de Kosovo», y la Federación de Fútbol de Kosovo elevó la polémica incluso antes de que rodara la pelota: se refirió a la selección española como “Al-Ándalus”, un término de fuerte carga histórica que aludía al pasado musulmán de la península ibérica. Ese gesto fue interpretado como una provocación simbólica y un recordatorio de la distancia diplomática entre los dos países.
El bochorno durante el himno
La tensión se trasladó al protocolo previo al inicio del partido. Cuando llegó el turno de sonar el himno español, el estadio entero adoptó una actitud fría y distante. En lugar de los habituales aplausos o muestras de respeto, predominó el silencio, acompañado en algunos sectores por gestos de desaprobación: las cámaras enfocaron a los jugadores españoles, que permanecieron firmes pero no pudieron disimular la incomodidad ante la falta de cortesía.
Lejos de ser un accidente o un descuido, la reacción del público fue leída como un acto premeditado, coherente con el mensaje previo de la federación local. En ese instante, el fútbol volvió a ser escenario de un recordatorio político: Kosovo buscaba visibilizar, en plena competición internacional, la tensión con un país que sigue sin reconocer su independencia.
🟢 El racinguista Peio Canales salió en el minuto 89 contra Kosovo sub-21 y ojo a la jugada que estuvo a punto de culminar… Lástima que lo estorbó el gran Pablo García del Betis… Después, España hizo el 1-3 final (Adrián Niño, del Málaga). pic.twitter.com/s8iXIbg8C0
— Pablo Puente (@SoyPabloPuente) September 9, 2025
Un gesto que trasciende lo deportivo
El episodio no pasó desapercibido y terminó eclipsando lo que sucedió dentro del campo de juego. Mientras en el seleccionado de España el gesto fue leído como una falta de respeto hacia los símbolos nacionales, en Kosovo se lo justificó como un recordatorio de su lucha por el reconocimiento internacional.
Más allá del marcador, el partido dejó la sensación de que las tensiones políticas siguen pesando tanto como el propio fútbol.