Cada metro cuadrado de posidonia oceánica es un tesoro. No solo protege las costas del Mediterráneo y alberga cientos de especies marinas, sino que también es una de las herramientas más eficaces para atrapar carbono y frenar el cambio climático. Sin embargo, la actividad humana ha degradado gravemente sus praderas. Ahora, una iniciativa pionera en Baleares busca convertir su restauración en una oportunidad de inversión para las empresas, abriendo el camino para que financien la replantación y compensen su huella ambiental.
La clave está en una metodología de cálculo de absorción de CO₂, presentada ante el Govern balear por la empresa Absorbe CO₂ en colaboración con la Asociación Vellmarí. Si se aprueba, este sistema permitirá medir de forma precisa el carbono capturado por la posidonia replantada, facilitando así la obtención de créditos de carbono que podrán ser adquiridos por compañías para compensar sus emisiones.
“Permitirá a cualquier empresa invertir en la restauración del Mediterráneo”, explica a La Voz de Ibiza Germán Alcayde, presidente de Absorbe CO₂. “De momento son aportaciones voluntarias, en un futuro se podrá generar créditos de carbono para compensar huella, podrán convertirse en un modelo sostenible a largo plazo”.
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Un ecosistema clave, en peligro
La posidonia oceánica es mucho más que una planta marina. Según explicó en una entrevista con La Voz de Ibiza Álex Sant Felix, de la Asociación Vellmarí, este ecosistema es fundamental para la biodiversidad del Mediterráneo. “Las praderas de posidonia son auténticos bosques sumergidos: oxigenan el agua, albergan vida y previenen la erosión costera. Pero, además, son sumideros naturales de carbono. Su desaparición es una amenaza directa para el equilibrio del mar y para nuestra lucha contra el cambio climático”.
Baleares ha sido testigo de su degradación. La pesca de arrastre, la contaminación generada por los emisarios de las depuradoras y desaladoras y los fondeos irregulares de embarcaciones han reducido drásticamente su superficie en las últimas décadas. Es por ello que la Asociación Vellmarí, en colaboración con el Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (IMEDEA), lanzó el proyecto «La Gran Pradera del Mediterráneo», con el que ha logrado replantar más de 23.000 ejemplares de posidonia en 2.500 m². La meta para 2025 es alcanzar una hectárea.
“La aprobación de esta metodología supondría un paso importante en la acción de conservación y recuperación de las praderas marinas de las Islas baleares”, ha señalado Absorbe CO₂ en un comunicado. Su CEO ha ampliado a La Voz de Ibiza: “Supone un paso agigantado en materia de carbono azul con un impacto económico muy grande al potenciar las acciones es de conservación y restauración del Mar Mediterráneo hoy por hoy prácticamente abandonado, solo realizado por asociaciones no gubernamentales sin ánimo de lucro”.

¿Cómo funcionará la metodología?
La metodología presentada por ABSORBE CO2 se basa en una metodología internacional desarrollada y contrastada por la organización sin ánimo de lucro VERRA bajo el programa Voluntary Carbon Standard. Se trata de una iniciativa que concentra la mayoría de los créditos de carbono verificados en el seno de los mercados voluntarios, así como las herramientas asociadas. Y ahora, tras años de investigaciones, se ha podido extrapolar a Baleares.
Según explica Alcayde, la metodología combina datos científicos sobre la acumulación de carbono en los sedimentos del Mediterráneo con mediciones in situ en las áreas replantadas.
“Permitirá evaluar tanto la reducción de emisiones de carbono por pérdida de superficie en las praderas de posidonia, ocasionadas por la degradación antrópica y otros factores, como el aumento de las absorciones producidas por la restauración, principalmente mediante plantación, de este ecosistema”, señala. “Para ello, la metodología combina datos sobre la acumulación de carbono en el sustrato recabados a lo largo del Mediterránea con datos in situ de las zonas de intervención, estableciendo un programa de monitoreo y reporte que permita la verificación de los cambios en los stocks de carbono de manera precisa”.
El Decreto 48/2021, de 13 de diciembre, regulador del Registro balear de huella de carbono no contempla hasta la fecha los proyectos de absorción de carbono azul al no existir una metodología aprobada que permita cuantificar las absorciones de carbono que se obtienen por marismas y praderas marinas, como sucede en el caso de la plantación de Posidonia.
El sistema ha sido presentado ante la Dirección General de Cambio Climático de Baleares, que ahora deberá analizar los informes técnicos antes de aprobarlo. Aunque no hay plazos establecidos, su implementación marcaría un antes y un después en la financiación de la conservación marina, considera Alcayde.
El potencial del carbono azul
El concepto de carbono azul hace referencia al carbono capturado y almacenado por ecosistemas marinos como marismas, manglares y praderas de posidonia. A diferencia de los bosques terrestres, estos sumideros marinos pueden almacenar carbono durante siglos sin liberarlo, siempre que se mantengan saludables.
Este es el primer proyecto de España de carbono azul de posidonia. La legislación del Estado no reconoce el carbono azul hasta la fecha. La Comunidad Autónoma de Baleares lo tenía previsto pero no había, hasta ahora, una metodología”, sostiene Alcayde.