El Alma es un elegante yate que acaba de incorporarse a la Global Sumud Flotilla, la expedición marítima que pretende llevar ayuda humanitaria a Gaza. A bordo de esta expedición, que partió a principios de esta semna desde Barcelona viajan figuras de renombre como la activista Greta Thunberg y la exalcaldesa de Barcelona Ada Colau, junto a decenas de voluntarios y políticos que reclaman el fin del aislamiento del enclave.
El barco, que hoy se presenta como emblema solidario, guarda una historia poco conocida. Fue reformado en 2020, tras salir a subasta, y desde entonces operaba como embarcación de recreo en el litoral mediterráneo. Su precio de alquiler podía alcanzar los 35.000 euros por semana, reflejando la exclusividad y el lujo que lo rodeaban.
El secreto vinculado a Ibiza
Pero tras esa imagen impecable se esconde un pasado oscuro. En 2018, cuando todavía navegaba bajo el nombre de HCH-X, el yate fue interceptado en una operación de la Oficina de Vigilancia Aduanera.
En su interior se hallaron 336 kilos de cocaína procedente de Colombia, que viajaban ocultos en compartimentos secretos. La detención se produjo en aguas entre Mallorca e Ibiza, y sus cinco tripulantes —cuatro holandeses y un alemán— acabaron en prisión.
De narcoyate a barco solidario
El cambio de rumbo resulta difícil de imaginar. De haber sido un símbolo del narcotráfico internacional en Ibiza, el barco se ha transformado ahora en un estandarte de la ayuda humanitaria.
La historia del Alma recuerda, además, el papel de Ibiza como punto de tránsito de importantes operaciones antidroga. La interceptación de 2018 quedó marcada en la memoria de las Pitiusas como uno de los mayores golpes al narcotráfico marítimo en la zona. Hoy, el mismo barco simboliza lo contrario: una apuesta por la solidaridad y la denuncia internacional.
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