Con el fallecimiento del Papa Francisco el foco del mundo vuelve a posarse sobre una figura singular de la historia europea: Nostradamus, el astrólogo y médico francés del siglo XVI cuya obra “Profecías” ha servido como base para múltiples interpretaciones a lo largo de los siglos.
La figura del Papa, el fin de los tiempos y la llegada de un sucesor “negro” están entre las imágenes que diversos intérpretes han atribuido a las famosas cuartetas escritas por Michel de Nôtre-Dame hace más de 450 años. En este contexto, y con un cónclave a la vista, las lecturas apocalípticas vuelven a circular con fuerza.
Del Papa “anciano” al “Papa negro”: ¿una sucesión escrita?
Una de las interpretaciones más populares entre quienes siguen las profecías de Nostradamus sostiene que habría una secuencia: un “Papa extranjero” (asociado a Benedicto XVI), un “Papa viejo” (Francisco) y, finalmente, un “Papa negro”, cuya llegada marcaría un punto de inflexión para la Iglesia y el mundo.
En este punto entran en escena dos cardenales africanos que figuran entre los favoritos para suceder a Francisco: Peter Turkson, de Ghana, y Robert Sarah, de Guinea. Ambos cuentan con amplio reconocimiento en el seno de la Iglesia y su elección daría pie a quienes ven en ellos el cumplimiento literal de la famosa predicción.
¿Quién es el “Papa negro”?
La expresión “Papa negro” ha sido interpretada en diferentes sentidos. Algunos la entienden como una alusión literal a un Papa de origen africano. Otros apuntan a una lectura simbólica relacionada con la orden de los jesuitas. En este sentido, se recuerda que el Superior General de los jesuitas tradicionalmente viste de negro y es a menudo apodado de esta forma dentro del ámbito eclesiástico. Francisco, jesuita de formación, ya fue señalado por algunos como posible encarnación de esta figura, especialmente por sus gestos y decisiones fuera del protocolo papal tradicional.
Además, hay quienes conectan este simbolismo con un posible cambio profundo en la Iglesia o con una era final que culminaría con un Juicio Universal, tal como planteaba también la profecía de San Malaquías, otro texto históricamente vinculado a la figura del “último Papa”.
Entre la historia y el mito: el peso de la iconografía vaticana
Las teorías encuentran nuevos argumentos en un detalle visual: en la Basílica de San Pablo Extramuros, en el Vaticano, existen medallones con el retrato de cada pontífice desde Pedro hasta Francisco. Según se ha difundido en diversas fuentes, solo queda espacio para una figura más. Y es ese dato el que, para muchos, conecta de forma inquietante con la idea de un último Papa antes del final.
A esto se suma el simbolismo atribuido a Francisco desde su elección en 2013: fue el primer Papa jesuita, eligió vivir en Santa Marta en lugar del Palacio Apostólico, y se ha referido a sí mismo en ocasiones como “Obispo de Roma”, evitando títulos más tradicionales. Para algunos estudiosos del Vaticano, estos gestos representarían ya un cambio profundo en la concepción del papado.
¿El Juicio Final es para 2025?
Varios intérpretes modernos de Nostradamus sitúan en el año 2025 el cumplimiento de una serie de eventos encadenados que incluirían la muerte de un Papa anciano, la llegada de un líder distinto, y un colapso o transformación global que algunos no dudan en etiquetar como apocalipsis.
Aunque las predicciones del boticario francés no contienen fechas explícitas ni nombres, su estilo críptico ha dado pie durante siglos a innumerables adaptaciones. Su legado ha sido vinculado, entre otros, a la Revolución Francesa, el ascenso de Hitler, el atentado de las Torres Gemelas y diversas crisis políticas.
¿Profecía o coincidencia?
Más allá de las creencias personales o el peso simbólico que cada uno otorgue a estas predicciones, lo cierto es que la sucesión papal vuelve a despertar el interés de millones de personas en todo el mundo. Mientras los 133 cardenales con derecho a voto se preparan para el cónclave, el debate entre el azar y lo profético vuelve a estar más vivo que nunca.