ARQUEOLOGÍA

El pozo que detuvo el tiempo: así fue la insólita conservación del Hércules de madera hallado en Ibiza

El nivel freático selló el pozo romano donde apareció la figura y creó un entorno sin oxígeno que permitió conservar materiales que en Ibiza nunca sobreviven.

En Ibiza, la madera nunca sobrevive. El calor, la humedad y la salinidad del terreno desintegran cualquier resto orgánico que el tiempo entierra. Hasta ahora. El hallazgo de una escultura de madera de Hércules, bajo las futuras viviendas del Ibavi en la calle Madrid 26-28, esquina con la Avenida Isidor Macabich 4-6, ha cambiado esa norma y abierto una nueva ventana a la arqueología de las Pitiusas.

Cuando el agua se convierte en guardiana del pasado

La pieza se halló dentro de un antiguo silo reutilizado como basurero, una estructura excavada en el subsuelo donde antiguamente se almacenaba grano.Con el paso del tiempo, ese pozo quedó anegado por el nivel freático —la capa de agua subterránea que fluye bajo la ciudad—.

“En Ibiza nunca se conserva la madera, esto no es como en Egipto, que tiene un clima tan seco… Aquí la madera y los tejidos orgánicos se pudren siempre. Pero en este caso el agua la protegió, no la destruyó”, explica el arqueólogo Juan José Marí Casanova, codirector de la excavación a La Voz de Ibiza.

Hallazgos arqueológicos en excavaciones en Vila son comunes. “Siempre algo te vas a encontrar”, dice Casanova. Pero no encontrar restos tan antiguos de madera. “El problema era el freático. Como teníamos el freático tan alto, cuando hicimos la primera exploración, llegamos al freático y encontramos las cosas del siglo XVIII y ya debajo de lo del XVIII había freático. Entonces no sabíamos qué iba a pasar. Pero una vez que se ha podido desecar, debajo del freático encontramos los niveles antiguos”. “Es algo completamente inusual”, remarca Casanova, que ha trabajado liderando este proyecto junto con Glenda Graziani.

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La conservación ocurrió, según ha explicado Casanova, porque el sellado natural del pozo creó un entorno sin oxígeno, donde los microorganismos que degradan los tejidos orgánicos no pudieron actuar.Ese equilibrio químico y térmico mantuvo la madera intacta durante siglos, junto con cuero, semillas y frutos.

Imagen de la excavación.

Un fenómeno extremadamente raro

En los yacimientos de la isla, la materia orgánica suele desaparecer por completo. Por eso, la conservación de una escultura de madera —junto con calzado y utensilios— es prácticamente inédita en el registro arqueológico local.Según explica Casanova, el pozo funcionó “como una cápsula sellada por el agua y el barro”, que impidió la entrada de oxígeno y permitió conservar materiales que en Ibiza “nunca sobreviven”.

Los expertos explican que este tipo de preservación solo ocurre en contextos anaeróbicos, es decir, donde no hay oxígeno. En esos casos, el agua impide la actividad bacteriana, detiene la descomposición y sella el pasado como si fuera cera.

Siete metros bajo tierra

Para alcanzar el nivel donde se halló el Hércules, el equipo de arqueólogos trabaja a siete metros de profundidad, en una excavación que requirió ocho bombas de extracción y un muro pantalla para mantener el agua a raya.Solo así ha sido posible documentar los estratos romanos, bizantinos y andalusíes que componen el yacimiento del Pla de Vila.El pozo sellado, identificado como estructura UE 205, se convirtió en un archivo natural donde el agua preservó lo que la historia habría borrado.

Ciencia y restauración: devolver la forma al pasado

Una vez extraída, la escultura fue trasladada al laboratorio del Museo Arqueológico de Ibiza y Formentera (MAEF). Allí, restauradores trabajan para estabilizar la madera con precisión milimétrica, manteniendo su humedad constante para evitar que se agriete o se desintegre.

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“Después de siglos bajo el agua, si la madera se seca demasiado rápido, se pulveriza”, advierte Marí.

El proceso puede prolongarse durante meses, pero permitirá preservar una pieza que, sin la intervención del freático, jamás habría llegado hasta hoy.

Otros hallazgos de gran valor

Más allá de la talla de Hércules, el hallazgo ha recuperado semillas, huesos de frutos y restos vegetales que serán analizados dentro del proyecto internacional MEEDGREENREV, liderado por universidades de Barcelona, Granada, Reading y York.

Hemos visto huesos de frutos que nos van a dar un horizonte de la horticultura de Ibiza de esa época”, explicó Marí. “Es menos espectacular que la figura del Hércules, pero arqueológicamente es muy interesante”.Estos materiales permitirán reconstruir la ecología y las prácticas agrícolas de la isla en la Antigüedad y la Edad Media.

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