MIEDO TRAS LA PELEA MULTITUDINARIA

El terror de los vecinos en Figueretes: “Mi niño de 11 años bajó a comprar algo y quedó en medio de la guerra”

Una vecina del barrio relata cómo vivió la violenta pelea del Domingo de Ramos en la calle Galicia: “Cristales rotos, grupos enfrentados y mi hijo en medio”

Vecina dando declaraciones en IB3
Vecina dando declaraciones en IB3

Apenas unos días después de la brutal pelea a plena luz del día en las calles de ses Figueretes, los testimonios de los vecinos reflejan un estado generalizado de miedo, hartazgo e inseguridad.

El episodio ocurrió el Domingo de Ramos, cuando una veintena de personas —hombres y mujeres de diversas nacionalidades— se enzarzaron en una batalla campal con golpes, botellas rotas y lanzamientos de objetos. La escena fue registrada en vídeo por vecinos desde sus balcones de la calle Galicia.

La llegada de varias patrullas de la Policía Local puso fin a los disturbios, aunque no se registraron lesiones graves. A su vez, poco después del incidente, se llevó a cabo una redada en la misma zona con 29 propuestas de sanción por consumo de alcohol en la vía pública.

Sin embargo, para los vecinos, la tensión no desaparece con la presencia policial. En declaraciones a IB3, una vecina que vive puerta con puerta con el local señalado como foco de los conflictos, relató su experiencia durante el altercado. Por seguridad, no mostró su rostro.

Una zona que era tranquila

“Llevamos años aquí en este piso, voy a cumplir cinco años viviendo aquí. Esta era la zona más tranquila”, comienza explicando. “Pero desde hace un año y pico, cuando abrió este local, cada fin de semana o cada 15 días, como mucho, hay lío. Tardan 15 días y vuelve otra guerra en el barrio”, cuenta una de las mujeres que viven en la zona.

Con voz serena pero cargada de preocupación, detalla cómo los enfrentamientos afectan directamente a su familia: “Esto es peligroso para nosotros. Tenemos niños menores de edad. Yo tengo un niño de 11 años. Justo el domingo, a las 7:30, bajó a comprar algo y se encontró con la pelea, con cristales rotos, grupos enfrentados, mujeres y hombres con botellas rotas…”.

Contenido relacionado  Roberto San Esteban: "No queremos nuevas plazas, pero sí poder llegar a las 22.000 que tuvimos"

La vecina confirma que en ese momento intervino la policía, que detuvo a “dos o tres personas, con drogas y alcohol”. Y añade: “La gente normal no pelea así. Mujeres contra hombres, gente tirada en el suelo, uno en el suelo y tres encima de él… y los niños ven esto”.

Y agrega: “Imagínate que estoy entrando en el edificio, en la calle, y me encuentro esta guerra enfrente del portal. Los niños se van a asustar”, reflexiona. “¿Dónde vivimos nosotros? ¿En una ciudad buena o… no lo sé ni qué decirte”.

Temor

El temor se ha instalado en su rutina diaria: “¿Nosotros? Claro que hemos sentido miedo. Mi hijo pequeño tiene mucho miedo. Me dice: ‘mamá, tengo miedo’. Subió conmigo al bar y vio todo. Intenté apartarlo, pero él quiere mirar, porque su hermano mayor también está mirando”.

Una de las preguntas que más repiten los vecinos es por qué este local sigue abierto como si fuera un bar de noche, cuando oficialmente figura como restaurante. “No sé qué permiso tiene. Creo que solo es bar. No he visto nunca un plato allí. Se vende algo, pero todo muy tapado, raro. Algo no es legal”, apunta.

Cierre del bar

El sentimiento es unánime entre los vecinos: exigen su cierre inmediato. “Tienen que hablar con todo el barrio. Es peligroso. En este edificio viven muchos policías, y ellos saben lo que pasa. La policía viene dos o tres veces al día. El sábado y domingo, a veces incluso el viernes. El verano pasado, tres días seguidos, dos peleas por día. Es demasiado”.

Contenido relacionado  La asociación mayoritaria del taxi en Ibiza tiene nuevo presidente: Mariano Torres sustituye a Alejandro Cardell

A raíz de la última gran pelea, el Ayuntamiento de Eivissa anunció que aumentará los medios policiales. En los últimos días, los vecinos han notado más presencia de agentes en la zona. “Sí, últimamente pasan muchas policías por el barrio”, confirma. “Gracias a ellos, sí que nos sentimos un poco más seguros”.

Pero la sensación generalizada es que las medidas llegan tarde y que los problemas de convivencia no se resolverán mientras el local siga operando sin control. Ante ello, insiste: “Este bar no puede seguir abierto. Algo pasa ahí dentro y nos está destrozando el barrio. No es solo ruido. Es violencia. Es miedo. Y nuestros hijos lo están viendo todo”.

Scroll al inicio
logo bandas