El 14 de agosto de 2024, una fuerte DANA arrastró a unas 40 embarcaciones contra las costas de Formentera. En cuestión de semanas, casi todas fueron retiradas. Todas menos dos. Una de ellas es el Escípio, una pequeña barca. La otra, el ya icónico Helisara, un velero de casi 23 metros de eslora, que quedó encallado en plena zona protegida del Parque Natural de Ses Salines, junto al molino de sal, en una de las playas más emblemáticas del Mediterráneo: Ses Illetes.
Unos 250 días más tarde, el Helisara parece haberse convertido en una pieza más del paisaje: durante la reciente Semana Santa, turistas y excursionistas se han acercado al caso oxidado y lo han fotografiado; casi como una instalación artística involuntaria. Mientras tanto, las administraciones públicas llevan meses sin dar una respuesta a los reclamos de la oposición y de residentes de la zona
Según ha informado el Consell, la operación conjunta podría alcanzar los 400.000 euros, una cifra “inasumible” para la institución insular.
El enredo competencial
Por ahora, ningún organismo ha asumido la retirada del velero ni ha anunciado medidas concretas para hacerlo. Capitanía Marítima de Ibiza, consultada por medios autonómicos, se ha limitado a indicar que el Helisara ya no está dentro de la lámina de agua, es decir, que no se encuentra en una zona de su competencia directa. En consecuencia, no puede intervenir salvo que exista un riesgo para la navegación o para la seguridad marítima, algo que no se da en este caso.
Por su parte, el Govern balear, a través de la Conselleria del Mar, tampoco ha anunciado ninguna actuación. Aunque en situaciones de emergencia ha coordinado operaciones de retirada, esta vez no ha asumido ningún papel activo, al tratarse de una embarcación varada en zona de dominio público terrestre, y cuyo propietario no ha dado señales.
Hasta el mes pasado, el Consell de Formentera, que debería actuar subsidiariamente en caso de abandono y perjuicio ambiental, no había aclarado si existe expediente alguno ni si ha contactado o sancionado al propietario del velero. Tampoco ha ofrecido información actualizada sobre la tramitación del caso. A día de hoy, la institución únicamente ha reconocido que el coste económico impide su intervención.
La Voz de Ibiza ha consultado al Consell para saber si se ha avanzado en los contactos con el propietario o en un expediente para impulsar la retirada de la embaración, pero aún no ha obtenido respuestas de parte de la institución insular.
Un velero con pasado y polémica
El ‘Helisara’, de 23 metros de eslora, no es un velero cualquiera. Fue durante décadas propiedad del célebre y polémico director de orquesta austriaco Herbert von Karajan, cuya vinculación al Partido Nacionalsocialista Alemán ha sido ampliamente documentada por la historiografía.
Von Karajan se afilió al partido nazi en dos ocasiones —en 1933 y de nuevo en 1935— y su carrera despuntó gracias al favor de las autoridades del Tercer Reich. Sin embargo, según recogen varios estudios, su intento de ascenso como director principal de la Ópera Estatal de Berlín en 1939 se vio frustrado por la intervención directa de Hitler, decepcionado por una de sus actuaciones. Esa humillación pública marcó un punto de inflexión: lo alejó de los grandes cargos oficiales, pero paradójicamente salvó su legado posterior, al no quedar tan vinculado a la maquinaria cultural del régimen como otros colegas.
Aunque sus logros musicales lo elevaron como uno de los grandes directores del siglo XX, su adhesión temprana al régimen nazi y su uso de esa afiliación para avanzar profesionalmente continúan generando debate.
Propietario desconocido, valor millonario
Aunque se desconoce su valor actual, veleros clásicos de esta eslora (23 metros) pueden alcanzar cifras superiores al millón de euros, según tasaciones de mercado recogidas por portales especializados como YachtWorld o Boat International. Su historia como propiedad de von Karajan podría aumentar su atractivo, aunque su deterioro actual y el abandono podrían devaluarlo notablemente.
Sin embargo, el actual propietario no ha sido identificado públicamente ni se ha hecho cargo del velero desde el naufragio. Esta falta de acción ha dejado la responsabilidad en el aire y a las administraciones paralizadas ante un vacío legal y económico que nadie quiere asumir.
Encallado en un espacio protegido
El problema no es solo visual o turístico. El Helisara sigue varado frente al Molí de Sal, en la playa de Ses Illetes, dentro del Parque Natural de Ses Salines y en un espacio declarado Lugar de Importancia Comunitaria (LIC). Es, posiblemente, el peor lugar de la isla para que encalle una embarcación.
Su presencia prolongada supone una alteración del paisaje costero, afecta a la percepción del entorno protegido y genera una imagen de abandono institucional que contrasta con el discurso oficial de sostenibilidad que promueven las administraciones.
“Está bonito para la foto, pero no para dejarlo ahí ocho meses”
Durante la pasada Semana Santa, visitantes y curiosos se agolparon en Illetes para ver de cerca el velero. Algunos, con asombro; otros, con ironía.
“Lo deberían quitar, si esto está protegido, supuestamente, ¿no?”, comenta una turista consultado por IB3. “Teniendo un barco así, yo creo que dinero debes tener. Ahora, ganas de pagar, pocas”, añade un visitante con sarcasmo.
Lo cierto es que la postal del naufragio se ha convertido en una atracción involuntaria, mientras la falta de actuación deja en evidencia la descoordinación entre administraciones y la dificultad de aplicar la ley en casos de abandono de embarcaciones privadas.