Tras la declaración de la emergencia migratoria en Baleares, dos de las asociaciones profesionales de la Guardia Civil en las islas —Jucil y AEGC— aseguran que la medida “reconoce por fin” una situación que venían denunciando y que el Ejecutivo negaba, pero no ataja el problema de fondo: la falta de plantilla fija y condiciones para retener agentes. Es que desde hace años estas asociaciones denuncian que la falta de personal resulta en una sobrecarga de tareas, que se intensifica a la par del aluvión de pateras que llegan a las costas pitiusas: son los propios agentes quienes deben abocarse ante el arribo de inmigrantes.
La expectativa, señalan, es que el anuncio no se quede en un parche y se acompañe de medidas estructurales que permitan engrosar el número de agentes en las islas.
Reconocimiento tardío
“Esta declaración certifica que la ruta migratoria hacia Baleares está consolidada y en crecimiento”, resume Tomás Quesada (Jucil), que habla de “sorpresa” por el giro respecto a la posición oficial de meses atrás y pide que el reconocimiento se traduzca en plantillas estables.
Desde la Asociación Española de Guardias Civiles (AEGC), Iván Fidalgo recuerda que las llegadas de inmigrantes a Baleares ya superan las 5.400 en lo que va de año y que ese volumen absorbe turnos enteros, dejando menos manos para denuncias, patrullaje o violencia de género. “Si el personal está buscando puntos de arribada o custodiando, no puede estar en lo demás”, resume Fidalgo, residente en Ibiza.
Apenas horas después de que se anunciara la declaración de emergencia migratoria, AEGC se encargó de remarcar que las plantillas de la Guardia Civil siguen al límite.
“Tampoco es que sepamos exactamente en qué se va a traducir”, añade Fidalgo. Y se explaya: ““Ya el año pasado se pidió un CATE (Centro de Atención Temporal de Extranjeros) y se negó la mayor; ahora se habla de dotación millonaria, traducción, alojamiento y asistencia médica. Veremos en qué se concreta”.
Operación Verano, un alivio temporal (y con coste interno)
La prolongación de la Operación Verano hasta finales de octubre se percibe como “respiro”, pero no solución: “¿Qué pasará cuando se vayan en octubre? Volveremos a quedarnos cortos de efectivos”, advierte Quesada. El refuerzo genera además roces retributivos: “El desplazado cobra dietas y pluses que el fijo en Ibiza no percibe, haciendo el mismo trabajo”, apunta, reclamando medidas que fidelicen al que se queda todo el año.
El nudo: plus de insularidad y vivienda
Para ambas asociaciones, el plus de insularidad lleva “20 años sin actualizarse” y es la clavija que falta para atraer y retener agentes: “Se prometió equipararlo al de Canarias en 2005 y jamás llegó; distintos gobiernos lo han reiterado, pero no cumplen”, recuerda Fidalgo.
La otra barrera que expulsa agentes, aunque es más complicada de subsanar en el corto plazo, es la carestía de la vivienda. “Sin casas ni un plus digno, es imposible fidelizar plantillas”, sostiene AEGC, que pide dar urgencia al nuevo cuartel con viviendas en Santa Gertrudis y, en paralelo, soluciones de alojamiento para estancias medias. El destino se vuelve poco atractivo si, además, los refuerzos puntuales acaban tapando agujeros que reabren en temporada baja.
Formentera, el caso sensible
Formentera “tiene un solo puesto catalogado como ordinario”, recuerda Fidalgo, mientras que Sant Antoni, Santa Eulària y Sant Josep son puestos principales; con plantilla justa, cada guardia que se va a costa supone una silla vacía en ventanilla, patrulla o atestados. AEGC insiste en que la presión migratoria no puede dejar descubiertas las tareas ordinarias.
Qué piden
Jucil plantea dos carriles: medidas inmediatas para sostener el pico y reformas permanentes para estabilizar. “Si el plus de residencia se anunciara antes del concurso de vacantes de octubre, muchos replantearían irse y otros se animarían a venir”, propone Quesada.
“No nos ilusionamos”, admite Fidalgo, que enlaza dos décadas de promesas: 2005, equiparación del plus a Canarias; proyectos de cuarteles; compromisos electorales… “Nunca lo hacen”, resume. Quesada habla de “esperanza moderada”, pero insiste: “Plantillas estables, plus actualizado y vivienda: eso es lo que cambia la foto”. La emergencia ha llamado la atención; ahora, dicen, faltan decisiones con efecto duradero.