La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ha decidido eliminar todas las obligaciones que desde 2006 pesaban sobre los cables submarinos de Telefónica usados para conectar las islas y ciudades autónomas con la península. Esta decisión implica que el resto de operadoras deberán buscar alternativas para transportar el tráfico de sus clientes hacia la península.
Con esta medida, la CNMC avanza hacia la liberalización total de las obligaciones impuestas históricamente a Telefónica. Como antiguo operador dominante, ha sido fuertemente vigilada en varios mercados clave para facilitar la competencia y asegurar precios competitivos para los usuarios.
Recientemente, la CNMC también eliminó las obligaciones relacionadas con la telefonía fija, observando que el crecimiento del fijo a través del móvil ha permitido a los competidores reducir la cuota de mercado de Telefónica. Ahora, la atención se centra en la desregulación del mercado de líneas troncales, esencial para las operadoras que conectan dos nodos de su red separados geográficamente. Estas líneas son vitales para gestionar el volumen de tráfico en áreas con alta concentración de centrales de fibra y emplazamientos de redes móviles, según explican en BandaAncha.eu.
En tierra, este mercado ya está desregulado gracias a empresas como Reintel y Lyntia, que alquilan fibra oscura en carreteras y redes de transporte de energía. En el mar, había cuatro rutas desreguladas gracias a los cables alternativos de Islalink y Canalink, que conectan la península con las Islas Baleares y Canarias. Sin embargo, aún quedaban nueve rutas donde Telefónica era la única opción, lo que obligaba a la empresa a compartir capacidad con sus competidores a precios orientados a costes.