GUARDIA CIVIL

Formentera es la única isla de Baleares que no recibió refuerzo de agentes de la Guardia Civil para el verano

El delegado provincial JUCIL de la Guardia Civil en Baleares, Tomás Quesada, explica que hay necesidades sin cubrir y que la treintena de agentes se encuentra sin ánimos

Agentes de la Guardia Civil.
Agentes de la Guardia Civil.

Formentera atraviesa un periodo de inmigración por pateras inmenso, con unos 300 arribos solamente en la última semana. En este marco, la situación se agrava aún más cuando se tiene en cuenta que Formentera no ha recibido refuerzo de agentes de la Guardia Civil, tal y como señala Tomás Quesada, delegado provincial JUCIL de la Guardia Civil en Baleares.

«Formentera es la única isla de baleares que no recibió ningún refuerzo en materia de seguridad ciudadana. Tiene la misma dotación que durante todo el año, que resulta bastante escueta para el nivel de crecimiento de población que ha tenido la isla», explica Quesada en diálogo con RadioIlla.

La inmigración aumenta de manera exponencial y los esfuerzos no son suficientes para todo el trabajo que diariamente tienen los agentes, quienes además se encargan de la seguridad ciudadana. «Teniendo en cuenta las necesidades de la isla, son insuficientes los agentes para atener todas las funciones que se requieren«, añade.

Actualmente, Formentera cuenta con «una treintena de agentes más dos o tres que han llegado para cubrir vacantes», lo que genera un déficit en la atención social. Es por ello que lejos han quedado de atender a las pateras que arriban a la zona sur de la isla, uno de los problemas más frecuentes en Formentera.

«No se cuenta con herramientas materiales y humanas para cumplir con el servicio. El ánimo de la plantilla está por los suelos, los compañeros de Formentera están ‘quemados’ es el síndrome del trabajador quemado. Evidentemente, la situación requiere un sobreesfuerzo continuo porque las jornadas son continuas y mayores, los esfuerzos por más que se multipliquen no son suficientes», reitera Quesada.

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Con el foco puesto en la inmigración, Quesada reconoce que «el tratamiento para con estas personas no resulta fácil» y que «requiere de esfuerzo», aunque con «el personal al límite» y desmotivado es difícil de atender, por más que periódicamente desde Ibiza y Palma lleguen agentes.

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