Los temores de una nueva guerra comercial entre China y Estados Unidos, las dos mayores potencias del mundo, han provocado una jornada de tensión en los mercados internacionales.
Wall Street cerró con fuertes caídas, las bolsas europeas replicaron las pérdidas y el mercado energético sufrió uno de sus peores retrocesos del año. Los analistas advierten que, si el conflicto escala, podría frenar la recuperación global y provocar un nuevo ciclo de volatilidad prolongada.
¿Qué ha desatado el regreso de la guerra comercial entre China y Estados Unidos?
La nueva escalada comenzó cuando China anunció controles más estrictos sobre la exportación de tierras raras, un grupo de minerales esenciales para la fabricación de baterías, microchips y tecnología militar. Pekín justificó la medida como una estrategia para proteger sus recursos estratégicos, pero el mensaje fue recibido en Washington como una provocación directa.
En respuesta, el gobierno estadounidense advirtió que aplicará aranceles adicionales a productos tecnológicos y de manufactura procedentes de China, amenazando incluso con revisar acuerdos comerciales previos.

El presidente Donald Trump afirmó que “Estados Unidos no tolerará prácticas abusivas que perjudiquen a los trabajadores estadounidenses”, en declaraciones que reavivaron el recuerdo de la guerra arancelaria de 2018.
Los expertos señalan que este cruce de medidas podría interrumpir las cadenas de suministro globales y elevar los costes de producción de sectores como la automoción, la electrónica y la defensa. Además, genera incertidumbre en un momento en el que la economía mundial todavía muestra señales de fragilidad tras años de inflación elevada y crecimiento débil.
El hundimiento del petróleo y la reacción de los mercados globales
El precio del petróleo Brent cayó más de un 4 % en la jornada del viernes, arrastrado por el temor a una desaceleración económica mundial si la disputa comercial se intensifica. Los inversores interpretan que una menor demanda china (segunda economía del planeta y principal importadora de crudo) podría desplomar el consumo energético global.
A este contexto se suma la decisión de la OPEP+ de aumentar la producción, lo que ha provocado un exceso de oferta y acentuado la presión bajista. Mientras tanto, las empresas energéticas y los fondos de inversión reducen posiciones en materias primas, anticipando semanas de alta volatilidad.
El impacto no se limitó al mercado del petróleo: el Dow Jones, el S&P 500 y el Nasdaq cerraron en rojo, con caídas superiores al 2 %, mientras que las bolsas europeas replicaron las pérdidas. En contraste, el oro y los bonos del Tesoro estadounidense registraron subidas, confirmando la búsqueda de refugio por parte de los inversores ante la inestabilidad.
¿Qué consecuencias puede tener para la economía mundial esta nueva crisis entre potencias?

El resurgimiento de la guerra comercial llega en un momento delicado para la economía global: el crecimiento en Estados Unidos muestra signos de enfriamiento, Europa continúa lidiando con presiones inflacionarias y China enfrenta una desaceleración estructural agravada por la caída del sector inmobiliario.
Si el conflicto se intensifica, los expertos advierten que podría desencadenar una nueva ola de inflación importada, afectar los flujos de inversión internacional y golpear la confianza de los consumidores. En el caso europeo, un encarecimiento de los productos energéticos y tecnológicos sería el primer impacto directo.
Además, la rivalidad económica amenaza con dividir aún más el comercio global en bloques: por un lado, el eje liderado por Estados Unidos y sus aliados; por el otro, China junto a países emergentes que buscan alternativas a las reglas del mercado occidental.
En este escenario, los analistas coinciden en que el riesgo geopolítico vuelve a ser el principal enemigo de los mercados.