CRUCEROS

Ibiza marca un nuevo (e impresionante) récord de cruceristas

La isla ha superado el número de visitantes llegados en grandes barcos. Alertan por los desafíos que esto implica para la sostenibilidad.

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Dos mujeres descansando en Dalt Vila con un crucero amarrado en el dique de Botafoc al fondo.

La isla de Ibiza batió un nuevo récord histórico de cruceristas en 2024, con un total de 579.485 pasajeros desembarcados, lo que supone un incremento del 5,2 % respecto al año anterior, según el Observatorio de Sostenibilidad de IbizaPreservation.

El estudio, basado en estadísticas del IBESTAT y datos de la Autoridad Portuaria de Baleares, revela que el volumen de visitantes de crucero triplicó con creces la población residente, fijada en 161.485 personas.

Además, el número de cruceros atracados en el puerto ibicenco alcanzó las 190 embarcaciones, el máximo desde que hay registros (2006), superando ligeramente el récord previo de 2023.

La diferencia con 2017, cuando llegaron 183 barcos, es significativa en términos de pasajeros: de 339.000 entonces a casi 580.000 en 2024, atribuida al mayor tamaño y capacidad de los buques actuales.

El puerto de Ibiza concentró el 30,8 % del tráfico total de cruceros en Baleares en 2024, frente al 22,3 % de hace una década, consolidando su papel como destino clave en el turismo marítimo del Mediterráneo occidental.

Qué impacto puede tener el aumento de cruceristas

No obstante, el Observatorio alerta de los impactos ambientales de este crecimiento. “Los cruceros generan emisiones de gases contaminantes, hollín y metales pesados que afectan a nuestra costa y al Mediterráneo”, señala Elisa Langley, coordinadora del programa.

Cita estudios como el de Transport & Environment (2019), que muestran que una sola gran naviera emitió en 2017 diez veces más óxidos de azufre que todos los coches de Europa juntos.

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El informe también destaca el bajo gasto medio diario del crucerista en la isla, 39 euros, muy por debajo de los 164 euros de quienes pernoctan. “El coste ambiental es alto y el retorno económico reducido”, subraya Langley, que propone limitar el número de barcos, fijar máximos diarios y mensuales y regular estrictamente el desembarque de residuos sólidos en los puertos ibicencos.

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