La Audiencia Provincial de Palma acoge esta semana dos juicios que conmocionan a las Islas Baleares. Ambos casos tienen un punto en común: los hechos ocurrieron en Ibiza, pero será el tribunal con sede en la capital balear el encargado de juzgar a los dos acusados.
En uno de los procesos, un hombre francés de 67 años se enfrenta a una grave acusación por abusar sexualmente de su nieta menor de edad. En el otro, un joven será juzgado por una violación a una mujer en estado de embriaguez.
Un caso familiar que sacude a la Audiencia
El primero de los juicios narra una historia que ha causado repulsión y desconcierto. Según la Fiscalía, el acusado habría aprovechado un viaje familiar a Ibiza para cometer actos de índole sexual contra su propia nieta, de tan solo siete años.
El escrito de acusación detalla que el hombre se bañaba desnudo con la menor e incluso se introducía en su cama por las noches, aprovechando la ausencia de la madre.
La investigación concluyó que los hechos ocurrieron durante un periodo vacacional, en un contexto de confianza familiar. Por ello, el Ministerio Público considera que hubo un claro abuso de poder y una manipulación emocional hacia la niña.
Para el acusado, la Fiscalía solicita dos años de prisión, una orden de alejamiento de diez años y una indemnización de 30.000 euros, de los cuales ya ha abonado una parte.
La segunda causa: una agresión sexual en situación de vulnerabilidad
El segundo juicio que se celebra esta semana también tiene origen en Ibiza, pero con un contexto distinto. En este caso, el acusado se enfrenta a una pena de seis años de cárcel por haber agredido sexualmente a una mujer en estado de embriaguez.
Según la Fiscalía, el procesado aprovechó que la víctima no podía defenderse ni prestar consentimiento para mantener relaciones sexuales, causándole lesiones físicas y un profundo daño psicológico.
Los informes médicos y las declaraciones periciales serán determinantes para sustentar la acusación: la víctima, acompañada por profesionales especializados, ha relatado las secuelas que sufre desde el ataque, que incluyen episodios de ansiedad y trastornos del sueño.
El fiscal pide además una indemnización de 20.000 euros por los daños causados, subrayando la necesidad de que la justicia envíe un mensaje firme contra este tipo de agresiones.













