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La entrevista exclusiva que anticipó al Papa: así perfilaba Robert Prevost la Iglesia que ahora lidera como León XIV

En 2023, cuando era prefecto del Dicasterio para los Obispos, Robert Prevost ofreció una entrevista clave que revelaba el modelo eclesial que defendía. Un año después, como Papa León XIV, sus palabras resuenan como un programa de gobierno espiritual

Francisco y Prevost en 2023
Francisco y Prevost en 2023

“El obispo no es un mánager, es un pastor cercano al pueblo”. La frase, pronunciada por Robert Francis Prevost en 2023 durante una entrevista concedida a los medios vaticanos, pasó desapercibida entonces para muchos. Hoy, adquiere un peso nuevo. No era un discurso de campaña, sino una descripción honesta de lo que él entendía por ministerio episcopal. Y ahora que ha sido elegido Papa, bajo el nombre de León XIV, esa conversación emerge como una hoja de ruta precoz del pontificado que acaba de comenzar.

Una conversación profética

La entrevista fue realizada por Andrea Tornielli, director editorial del Dicasterio para la Comunicación, poco después de que Prevost asumiera como prefecto del Dicasterio para los Obispos, sucediendo al cardenal Marc Ouellet. A sus 67 años, Prevost era un fraile agustino con más de dos décadas de experiencia misionera en Perú, ocho de ellas como obispo de Chiclayo. El Papa Francisco había confiado en él para la delicada tarea de asesorar en el nombramiento de nuevos obispos en todo el mundo.

Desde esa posición, Prevost habló con naturalidad y profundidad. Dijo cosas que hoy, a la luz de su elección como pontífice, parecen preanunciar su estilo y visión pastoral. “Nuestra primera tarea es enseñar lo que significa conocer a Jesucristo y dar testimonio de nuestra cercanía al Señor. Comunicar la belleza y la alegría de conocer a Jesús”, afirmaba entonces.

Pastor, no gerente

En un momento en que sectores de la Iglesia —y del mundo político-religioso— empujan hacia estructuras verticales y defensivas, Prevost defendía una idea contraria: “No hay que esconderse detrás de una idea de autoridad que hoy ya no tiene sentido. La autoridad que tenemos es la de servir”.

Se oponía a un modelo de obispo encerrado en su palacio, lejano del pueblo o blindado tras una lógica administrativa. Por el contrario, hablaba de padres y hermanos, de escucha, de cercanía real a las comunidades, con una clara inspiración evangélica.

El corazón sinodal

Prevost fue un firme defensor del proceso sinodal impulsado por Francisco. Subrayó que el obispo debe tener una visión católica, universal, no localista ni autorreferencial, y reconocía que la comunión con el Sucesor de Pedro es la base del ministerio episcopal. “Sin Pedro, ¿dónde está la Iglesia?”, preguntaba retóricamente.

En su visión, el obispo no es un ejecutor de poder, sino facilitador de unidad, tejedor de comunión. Por eso insistía en que la participación de los laicos, religiosas y mujeres en el discernimiento eclesial era no solo válida, sino necesaria.

Abusos: el silencio no es opción

En uno de los pasajes más importantes de la entrevista, abordó el drama de los abusos sexuales en la Iglesia con una claridad infrecuente: “No podemos cerrar el corazón a las víctimas. El silencio no es la solución. Debemos ser transparentes y acompañar”.

Lejos de ofrecer excusas o relativizar la crisis, Prevost reconocía que muchos obispos no habían recibido formación suficiente para afrontar esta realidad. Reclamaba más responsabilidad, más escucha, y sobre todo, más sensibilidad humana y espiritual.

Economía con alma

Otro de los temas tocados fue la gestión económica e institucional de la Iglesia. Prevost no era ingenuo: comprendía que no basta con espiritualidad si no hay organización, pero advertía del riesgo de convertir al obispo en un mero administrador de estructuras. “Hay que confiar en la Divina Providencia. Pero también ser prácticos”, decía.

No defendía un modelo de Iglesia puramente asistencialista ni empresarial. Su propuesta era equilibrada: cuidar las instituciones que sirven al pueblo (como escuelas u hospitales), pero sin olvidar el corazón del Evangelio.

Cautela ante las redes sociales

Prevost también se mostró muy consciente del impacto de la comunicación digital. Aunque reconocía el potencial evangelizador de las redes, advertía del riesgo de alimentar divisiones o generar reacciones impulsivas.  “Debemos pensar varias veces antes de responder o publicar. A veces una frase mal entendida daña la comunión”, reflexionaba.

Es un mensaje que resuena particularmente hoy, cuando el Papa debe interactuar con un mundo de inmediatez, polarización y sobreinformación.

Un espíritu nuevo

Quizás la frase que más define el tono de la entrevista —y del nuevo pontificado— es la que habla de “una nueva actitud”: “No se trata sólo de cambiar formas o hacer más reuniones. Es mucho más. Es vivir una nueva actitud”.

Una actitud que escucha, que discierne, que renuncia al poder para ponerlo al servicio. Una actitud que, sin estridencias ni slogans, plantea una reforma silenciosa pero profunda.

De palabra a acción

Hoy, como Papa León XIV, aquellas palabras adquieren otra dimensión. Lo que entonces era reflexión, hoy es responsabilidad. Lo que era deseo, ahora es mandato. Lo que era entrevista, ahora es programa de pontificado.

La historia juzgará si podrá llevarlo a cabo. Pero lo que es seguro es que León XIV ya ha hablado antes de actuar, y ha dejado por escrito el tipo de Iglesia que sueña: cercana, fraterna, valiente y profundamente evangélica.

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