El 2025 está dejando una fotografía insólita para los apicultores de Ibiza: una de las mejores cosechas de miel de la última década convive con un clima de inquietud creciente por la posible llegada de la avispa asiática y la falta de relevo generacional que compromete el futuro del sector.
Las abundantes precipitaciones de los primeros meses del año favorecieron una floración excepcional, inédita en la isla desde hacía diez años. Este escenario natural dio como resultado una primera cosecha de miel cinco veces superior a la del año anterior, según publica IB3.
Productores que en campañas habituales apenas alcanzaban los 50 o 60 kilos han llegado esta primavera a los 250 o incluso más de 300 kilos. Pero el entusiasmo inicial pronto se vio golpeado por el verano extremo: las altas temperaturas se cobraron la vida de un 35% de las colonias de abejas, una pérdida que ha obligado al sector a redoblar esfuerzos para salvar el cierre de temporada.
Aun así, el otoño volvió a ofrecer un respiro. Las lluvias de las últimas semanas han permitido recuperar parte del terreno perdido, y los apicultores confían en doblar la producción en esta segunda cosecha respecto a las cifras obtenidas en 2024 y 2023. La recolección comienza esta misma semana y se sigue con expectación.
Dos amenazas que ponen en jaque al sector
A pesar de que el 2025 podría firmar un balance productivo histórico, los apicultores alertan de que el futuro inmediato está lejos de ser halagüeño. El sector lidia con una combinación de amenazas que, según advierten, podrían comprometer su continuidad.
La primera de ellas es la inminente llegada de la avispa asiática (Vespa velutina), un depredador de abejas cuya expansión por la península y otros puntos del país mantiene en vilo a los productores ibicencos. Su presencia en la isla sería devastadora para las colonias y para la producción de miel local.
A ello se suma el impacto acumulado del cambio climático, el uso de pesticidas y la progresiva reducción de las zonas de floración natural, factores que dificultan cada vez más la supervivencia de las abejas.
Un relevo generacional que no llega
Pero la amenaza más silenciosa y profunda es demográfica. La apicultura ibicenca envejece aceleradamente: la media de edad de los productores ronda los 75 años. Pese a los cursos, talleres y campañas divulgativas impulsadas en los últimos años, los apicultores reconocen que no detectan un interés real entre los jóvenes para incorporarse al oficio.
Actualmente, 172 personas mantienen colmenas en Ibiza, aunque solo 17 de ellas se dedican a comercializar la miel. Una cifra que revela el carácter casi testimonial de la producción local y que, sin nuevos apicultores, podría reducirse aún más en los próximos años.
