ENTREVISTA A AGUSTINA ALGORTA / TERAPEUTA DE CONSTELACIONES

La mujer que da voz a las vaginas en Ibiza: «Si tienes mucha energía en el coño, quizá te falte en la cabeza y viceversa»

Conversamos con la creadora de la 'conchastelación' sobre sexo, antepasados y mochilas emocionales: "Los penes y los coños son territorios muy diferentes pero con una necesidad brutal de encuentro"

  • "¡El coño tiene que oler a coño! Si huele mal es que estás enferma, y si al hombre con el que estás no le gusta tu olor es que ¡no le gustas!"
  • "Los penes están muy amordazados y necesitados de hablar"
Agustina Algorta
Agustina Algorta

Es un viernes de agosto y se derrite hasta la voluntad. Nos citamos en un parque en San Rafael. No hay nadie, nos cubrimos de bosque mientras las cigarras suenan a un volumen que parecen enchufadas a 380v. Nos sentamos con una persona que ríe tanto como habla, que se autodefine con guasa como «susurradora de coños» o más realísticamente como «desenredadora de nudos».  Agustina Algorta (Montevideo, 1977) ejerce de terapeuta de constelaciones familiares, de partos, y ahora también de vaginas. Hablamos con ella de sexualidad en estos tiempos modernos y de su viaje grupal a través de su innovador proyecto basado en las conchastelaciones. Considero necesario aclararle al lector que concha es en Sudamérica lo que aquí se conoce como coño, una vagina en lenguaje formal. 

Ahora sí, empezamos…

-Acaba la educación obligatoria y ¿qué pasó luego?

-Lo primero que hice fue un profesorado de inglés porque me interesaba mucho viajar, además de para darle un título a mis padres para que se relajasen [risas], pero al final no lo usé nunca en ningún lado [más risas]. Luego me ofrecieron trabajar en una expo gastronómica representando a Uruguay en Portugal. Al volver, tuve clarísimo que quería vivir fuera. Luego conocí al padre de mi hija mayor y nos fuimos a Lisboa primero, después Madrid y acabamos en Ibiza en 2004. 

-¿Sabía algo de Ibiza antes de venir?

-Nada, ni sabía que era una isla [risas], ni la isla blanca, ni la isla mágica…nada, pero alguien me la mencionó me hizo un tilín y yo que le hago mucho caso a mis tilines y dije, ¡vamos para allá! Al llegar, nos dimos cuenta de que aquí era el sitio. 

-¿A qué se dedicó entonces?

-A vender productos de la marca Manos del Uruguay, que trabajan la lana, en Las Dalias y Punta Arabí. También hice un poco de camarera obviamente. Pero sobre todo viví vendiendo ponchos de lana. Luego, hace unos 17 años empecé a formarme en constelaciones. 

-¿Cómo y dónde se estudian las constelaciones?

-Hay muchísimos cursos de formación de diferentes tipos. Yo lo hice con Joan Garriga en Barcelona durante tres años. Hice constelaciones familiares y se estudia en este caso lo que se conoce como las leyes del amor de Bert Hellinger que básicamente dice que si el amor está ordenado, todo lo demás también lo estará. 

-¿Cómo define usted las constelaciones?

-Para mí es un sistema. Si nuestra vida fuese una película, nosotros la miraríamos desde el punto de vista del protagonista. Las constelaciones te permiten salirte de esa mirada y verlo todo desde fuera, cómo si estuvieras sentado en la silla del director. Entonces, el trabajo del constelador es acompañar a la persona en ver la imagen general.

Las constelaciones son sistémicas en la creencia de que formamos parte de muchos sistemas. La creencia de que somos individuos y de que lo que hagas no tendrá impacto en los demás es mentira, porque somos todos parte de un todo común, somos todos uno en realidad. E impacta en todos los que te rodean, incluso en tu familia, aunque la puedas tener a miles de kilómetros de distancia. Formamos parte primero de nuestro cuerpo, en el que hay más bacterias y virus que células, luego la familia de origen, la familia actual si has formado una, los amigos, otra parte es la del trabajo, tu pueblo, tu ciudad, tu planeta y así… Todo está conectado.

«Formamos parte primero de nuestro cuerpo, en el que hay más bacterias y virus que células, luego la familia de origen, la familia actual si has formado una, los amigos, otra parte es la del trabajo, tu pueblo, tu ciudad, tu planeta y así… Todo está conectado».

-¿Hay varios tipos de constelaciones?

-Hay muchos tipos y depende de lo que traigas encima; originalmente las constelaciones van mucho hacia atrás. Vamos por poner un ejemplo: en una pareja la señora está muy enojada, y el hombre lo único que hizo mal fue dejar la tapa del váter arriba, y se monta un lío bárbaro… Con las constelaciones se miraría hacia atrás buscando en la madre o incluso la abuela, que seguramente nunca tuvo derecho, en esas épocas que si se quejaban te pegaban o quedabas sola como una paria, a montarle un lío al marido. Todo eso retenido pasa de generación en generación, entonces con las constelaciones le devolvemos el enojo a la madre o abuela porque en realidad no es de la señora en cuestión.

-Sería como sentimientos hereditarios…

-Por ejemplo, sí. Una de las leyes es que no se debe descartar nada. También es muy importante decir que si tú como padre te ocupas de tus sentimientos, tus hijos quedarán libres. Lamentablemente, vivimos en una sociedad en la que la mayoría no se hace cargo de nada. “Es problema del estado, de los políticos, de él, de ella” y ¡yo estoy enojado! Ese enojo es una bola caliente que los padres pasan a los hijos que se vuelven trabas que no permiten vivir la vida plenamente. Los padres dan, los hijos reciben. En caso de no tener hijos, a los proyectos o a su vida.  

Si un bebé, que son bolitas de amor que sólo piden amor, no recibe lo que necesita, y solo un biberón cada tres horas porque papá y mamá trabajan mucho, empezará a buscarse maneras de reclamar ese amor de alguna manera y normalmente ahí se tuercen las cosas. Y todo eso lo llevamos hacia adelante a lo largo de nuestra vida.

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-Siguiendo su ejemplo, y sabiendo que hacen falta dos pa´l tango, si la hija quiere devolverle a la abuela la bronca de lo no dicho en su momento lo puede hacer unidireccionalmente o necesita la aceptación de la abuela muerta de alguna manera que permita el descargo… 

-No, en las constelaciones se ve una y otra vez que los ancestros parecen que quieren meterse con y en todo, pero desde el momento que lo estás trabajando y honrando a esa persona, toda esa carga se diluye, es un liberación. Uno suelta y se suelta. 

También está el tema que nosotros amamos con sacrificio, “con todo lo que yo hago por ti”, y yo me pregunto ¿y quién te lo pidió? Entonces, de lo que se trata es de amar con gozo. Yo te amo a través de mi gozo, de mi placer, no sólo sexual; de momentos compartidos y de cosas diarias que elevan el nivel de gozo de la familia. Entonces en decir “hasta ahora abuela te he amado enojándome como tú, pero a partir de hoy, te amaré diferente, desde la diversión”. Esto es un movimiento interno de liberación personal, nunca tiene que ver con cambiar al otro. 

-¿Y lo del perdón cómo funciona?, porque a mí me han hecho perdonar en una constelación familiar que hice…
– Mire, hay un meme [ya me empiezo a reír porque ya sé de lo que habla] donde se ve una foto en blanco y negro gente en la post guerra y dice algo así como “tus abuelos pasaron guerras, pandemias, hambre – pero tú los perdonas” [reímos a carcajadas].

¿A quién vamos a perdonar nosotros? Lo único que tenemos que hacer en este contexto con nuestros ancestros es ¡agradecerles la vida! Las pobres madres de entonces que perdían hijos a lo loco acaban con el corazón cerrado, entre otras cosas, porque no tenían ni tiempo ni casi derecho a llorar, era todo tirar para adelante con lo que sea. Entonces, no le pidas que haya sido más cariñosa, te amó con cada bocata que te hizo cada mañana… ¡Si nosotros hoy con más derechos, libertad y herramientas también la cagamos y bien! [carcajadas]. Para mí en cada época todo padre o madre dio el máximo que pudo, todo lo que tenía para dar. 

-Cuando nació mi hija le escribí una carta de bienvenida en la que le prometía no repetir a mis padres… [soltamos los dos unas carcajadas que compiten con las cigarras], y no hablo sólo de “porque lo digo yo que soy tu padre” y esas cosas, tenemos tan metido el chip de hijos que de alguna manera se vuelve referencia cuando somos padre, igualmente estoy orgulloso de haber sido mejor padre que mi padre, elevé el listón… creo… [risas]

-Para mí son clases de humildad. Porque en el momento que uno dice “yo lo haré mejor”, la empieza a cagar. ¡Ahí mismo! Otra cosa es pensar en recibo los dones y yo me busco mi propia manera a partir de aquí, que quizás te sale mejor o quizás no. Es en vez de “por tu culpa” un “en honor a ti”. Este cambio de actitud genera muchísima paz. 

Tener conciencia de las acciones y decisiones es muy importante. Tomamos miles de microdecisiones en el mundo de hoy, muchas de ellas de forma inconsciente, que te llevan adonde estás, sea bueno o malo. Una vez me paró la Guardia Civil,  no me acuerdo por qué, y yo le dije “disculpe, no lo sabía”, a lo que me respondió: “La ignorancia de la ley no exime de la multa”.

-Y usted juntó las manitos ahí mismo… [risas]
-Entonces esto es lo mismo, “es que lo hice inconsciente”, ya, pero igualmente eres responsable. Hay que prestar más atención y ser más responsables, por uno, y por los demás porque en el bienestar de uno es donde radica el bienestar del otro. Si tu entorno te sabe feliz, estarán felices por ti. 

-¿Cree que estamos avanzando en estos temas o seguimos como zombis en el día a día?

-Yo tengo una teoría que es que antes la información bajaba desde pocas personas, por ejemplo, Jesús, Buda, los pensadores, etcétera…, pero hoy en día la información baja de muchos lados a la vez y hay mucha gente hablando de los problemas que enfrentamos colectivamente. Pero toda expansión tiene una retracción, hay un contramovimiento. Hay también más violencia y cosas negativas, pero es una buena señal por aquello de cómo dice el dicho “si ladran Sancho, es señal que cabalgamos” [risas]. 

-Cuando alguien le contrata para una constelación, ¿qué información necesita que le den, fecha de nacimiento…?

-No, necesito un asunto, algo que le esté moviendo. Por ejemplo, tiene baja autoestima y por eso no tengo mucha fuerza. Algo que te esté moviendo en ese momento. 

-¿Pero negativamente?

-Sí, el objetivo es ver por qué te pasa eso. Estoy ahora mismo trabajando mucho con parejas, quizás porque es lo que más practico en casa [risas]. Trabajo también mucho el parto, después de tener cuatro hijas algo aprendí y con mi propia experiencia descubrí el parto natural, no industrial. Empecé a hacer y hago preparaciones y constelaciones de parto. Y el parto forma parte de la sexualidad, entonces una cosa me llevó a la otra y empecé a hacer constelaciones de conchas (vaginas).

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-¿Cómo asocia el parto con las constelaciones?

-En el parto, entra un ser humano a este plano. El parto es un portal galáctico, las mujeres somos portales galácticos, ¡estamos hablando de materializar otro ser humano! Tiene una lectura mucho más grande que simplemente parir en lo que se refiere a lo físico. Mi primer parto fue cesárea, el segundo vaginal y muy doloroso, en el tercero descubrí el hypnobirthing de Marie Mongan y me doy cuenta de otra dimensión de la que nunca nadie me había hablado. Lo veía en las constelaciones pero nunca antes lo había entendido aplicado a lo físico. Entonces, a través de unas técnicas y de comprender mucho más mi cuerpo, pasé de un parto dolorosísimo a uno natural, en casa, sola con mi marido, en la bañera y en dos horas. Y me sorprendió tanto ver que lo no tangible se podía aplicar al plano físico en esto también. El cuerpo responde obedientemente a las imágenes que tenemos en la cabeza. Si yo me predispongo a que voy a tener miedo, lo voy a tener. 

-¿El humano es programable?

-Sí, vi cómo el miedo puede ser real o no. Yo en el hospital no me sentía segura y tampoco se tienen consideraciones personales, es como industrial. Ahí me di cuenta que las constelaciones tienen un lugar, porque tiene en cuenta cómo fue tu propio parto, qué pasó con los partos de tu familia, etcétera, y lo que hablábamos antes que si no hubo un duelo necesitado, sigue latente y dentro del sistema familiar. Entonces, hago un cuestionario donde hablamos estas cosas y al abrir la constelación del parto vemos qué cosas se pueden despertar el día del parto.

-¿Para prevenir?

-Se puede intentar ordenar pero al menos saber que está. Reconocerlo. 

flyer del curso
Flyer del curso pasado.

-Y entonces, después de trabajar mucho las constelaciones del parto deriva en lo que usted llama conchastelaciones?

-Sí, a partir de las mujeres que ya se trataban conmigo y que buscaban maneras alternativas de parir, me surgió la idea de hacer estos cursos sobre parto, maternidad y placer, que algunas mujeres me decían ¿placer? [risas].

Investigando más y más, me di cuenta que hemos pasado de la represión absoluta a que ahora somos todos liberales. Y sin ningún tipo de sanación, reconocimiento al pasado, y cero educación de la sexualidad en sí. Lo que se sabe es la genitalidad, meter el pene dentro de la vagina y ya está. ¡La sexualidad es la energía que mueve el mundo! Es la que crea seres humanos, es energía de comunicación, de abundancia, creativa, motor de acción… pero claro, si toda esa energía está bien atadita, es más fácil de manipular a las masas. Por eso, llevamos siglos con tan mala o nula educación sexual. Si algo que tira para adelante y te da vergüenza o te hace sentir mal, no tendrás el power natural propio a disposición. 

De allí se me ocurrió darle voz a los coños. Y me criticaron el nombre de conchastelaciones, que es muy fuerte, y sí, yo voy a saco con todo. Y mira, hay sanaciones de útero y más cuestiones pero en este curso hablamos directo, en crudo, clarito, ya que creo que en la vida en general y en la sexualidad hace falta ser más honesto y directo. Y también mucha risa, que falta hace para hablar estas cosas. 

«Ahora parece que el hombre se tiene que depilar también y los dientes perfectos y que si la barriga, que si esto que si aquello y te estás perdiendo todo lo bueno. Lo importante es conectar con la otra persona, pero real, con los cuerpos reales, que huele a cuerpo y el sexo que huela a sexo»

Y por otro lado, resulta que nos liberamos todos pero ahora parece que el hombre se tiene que depilar también [carcajadas], ¡¿cómo es entonces?!… y si los dientes están todos rectos perfectos… y hay gente que durante el sexo está pensando que si la barriga, que si los dientes, que si esto y aquello y ¡te estás perdiendo todo lo bueno! Hay que ser real, honesto y dejar de lado las posturas impuestas encima por otros. Lo importante es conectar con la otra persona, pero real, con los cuerpos reales, que huele a cuerpo y el sexo que huela a sexo… ahora hay champús y lociones para coños, ¿pero qué es eso? ¡El coño tiene que oler a coño! Y si huele mal, es que estás enferma. Y si al hombre con el que estás no le gusta tu olor, pues, ¡no le gustas! El olor es una señal muy clara. Basta de enmascarar. 

-Entonces, ¿cómo son las conchastelaciones?, ¿es un curso?, ¿es grupal?

-Es un día o dos o tres, depende. Es grupal y es un espacio seguro donde cada una expone su asunto, que puede ser desde tengo cándidas o síntomas físicos, puede ser una falta de sentir o de no alcanzar el orgasmo o pueden ser asuntos del tipo no poder encontrar la fuerza para manifestar mi vocación… es amplio. 

-Si hago de abogado del diablo, diría que lo que habla es más de psicología que de constelaciones…

-Es que no hay separación. Si tienes mucha energía en el coño, igual te falta en la cabeza y viceversa [risas]. La vagina y el pene son grandes directores. También para que el corazón funcione bien, el coño tiene que estar relajado. Está todo conectado. Somos capaces de muchísimo más a través de la sexualidad. Y eso es lo que estudio e investigo.

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Agustina dando una charla
Agustina dando una charla.

-Vuelvo, están sentadas, en grupo y ¿qué pasa?

-Llamo a una y le pregunto cuál es su asunto y le pido que elija a otra mujer que va a interpretar a su coño. Según lo que me ha dicho, hago preguntas y de pronto le pongo voz a su coño a través de la persona que eligió, situada justo frente a la mujer con la que estamos tratando. 

-¿Y le pregunta cosas a su coño representado en otra persona?

-No. El cuerpo sabe mucho más que la cabeza, ya que suele estar mucho más contaminada. Entonces, miramos cómo se siente la persona que hace de coño a medida que vamos hablando, una vez una tuvo un orgasmo energético para que se dé una idea de las cosas que pasan…  Con toda esa información, me voy dando idea de qué pasa.

El coño hace un poco de testigo y ahora mismo están muy disponibles. Tuve una persona que pensaba todo mucho y después de hacer la conchastelación, cuando pensaba demasiado decía que se le aparecía su propio coño que le decía “¡que pesada otra vez dándole vueltas a todo!” [risas]. Los coños lo que quieren es pachanga…

-¿Las mujeres que intervienen están desnudas?

-Me preguntan mucho eso y no, están vestidas. Pero si te quieres desnudar, no hay problema. 

«El poder lo tenemos siempre, otra cosa es que lo entreguemos. Por ejemplo, en los casos de abuso sexual, hay mujeres que se catalogan como abusadas, y no, has tenido un caso de abuso que es horrible. Si yo me digo que soy una abusada, seré una abusada siempre. No puede una violación definirte para el resto de tu vida, hay que recuperar tu poder.»

-¿Y todo esto es un destrabar o un empoderar?

-Cuidado con esa palabra, “empoderar”, porque si yo te empodero, significa que en algún momento perdiste tu poder, y eso no es posible. El poder lo tenemos siempre, otra cosa es que lo entreguemos. Por ejemplo, en los casos de abuso sexual, hay mujeres que se catalogan como abusadas, y no, has tenido un caso de abuso que es horrible y todo pero no puede definirte eso en el tiempo. Si yo me digo que soy una abusada, seré una abusada siempre. No puede una violación definirte para el resto de tu vida, hay que recuperar tu poder. 

Agustina Algorta
Agustina Algorta en acción.

-¿Y el pene?

-Están muy amordazados, están necesitados de hablar también, eso vendrá después de las conchestalaciones

-Tiene mucha presión el pobre, el tema es, por decir un ejemplo, que una mujer puede tener sexo aún sin lubricar porque hay lubricantes pero el pene si no se erecta, no cumple, y la duración… 

-Coño y pene son dos territorios totalmente diferentes pero con una necesidad brutal de encuentro. Yo trato mucho con parejas y veo que no se pueden encontrar por todos los estigmas y preconceptos. 

«En el sexo heterosexual, se pregunta y habla muy poco o nada, no está bien eso porque no ayuda al encuentro real del sexo en sí»

Falta mucha comunicación, mira en el sado por ejemplo se habla mucho, se dice qué gusta y qué no, «que ni se te ocurra esto otro ó esto estoy dispuesta a probar aquello»… Pactan y hasta tienen una palabra de seguridad que frena todo inmediatamente. En el sexo heterosexual, se pregunta y habla muy poco o nada, y no está bien eso porque no ayuda al encuentro real del sexo en sí.

Y le digo una cosa en relación al lubricante, si el coño no lubrica es que no está de acuerdo con esa relación. O faltan más preliminares o no quiere y lo hace por obligación de algún tipo.

-¿Y no puede ser simplemente un tema fisiológico?

-Las mujeres nos mojamos, y durante la menopausia, también. Lo que pasa es que si hay sequedad, algo pasa. Hay una expresión argentina que es “esto me la seca”. Si tu hombre viene con la misma propuesta de hace 20 años, bienvenida la menopausia [risas]. Y no es la  forma, porque puedes hacer siempre lo mismo desde la conexión pero si no hay conexión y siempre es lo mismo, nos aburrimos muy rápido las mujeres. 

«La polla es un medidor energético brutal, no es cuestión de tamaño, si no de energía. Hay que relajarse más y enfocarse en el goce.»

-Y el hombre también, se va a buscar lo que falta afuera. 

-Pero el hombre tiene menos permiso para sentir. La polla es un medidor energético brutal, no es cuestión de tamaño, si no de energía. Hay que relajarse más y enfocar en el goce. 

-¿Vale esa frase entonces “¡a follar que chocan los planetas!”?

-[risas]Y si se acaba el mundo, que te pille follando, sí, pero puede ser con uno mismo. El bien follado ha de ser con uno mismo y si estás en esa vibración, entonces vas a atraer gente que está con esa energía. No hay que esperar tanto que los demás te follen bien. Hay que hacer cosas cada día, y más allá del sexo, cosas que te hagan gozar. 

-Avivar el fuego interno..

-¡Sí, estar on fire!

 

 

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