La música es, si no para todos para casi todos, algo vital para la vida. Primero que acompaña, desde un trabajo manual como por ejemplo pintar la casa con la que se debe acompañar con radios de música pop horteras o hitazos de ayer y hoy, o sea, música de currante.
Acompaña en el coche y hace servicio a la comunidad cuando hay atascos financiando paciencia. Acompañan momentos memorables o tristísimos, películas y cumpleaños, pueden estar presentes en una sesión de sexo y en un funeral, pero ahí está la música y los músicos, acompañando.
La música es también una herramienta de manipulación emocional, si estás triste y quieres llorar pero no puedes todos tenemos esas «canciones abre grifos» a la que acudir. Si estamos eufóricos hay canciones que te llevarán al olimpo. Y si hace frío y escuchas reggae no hace tanto frío, o si estás alterado la música clásica te apacigua el pulso.
Pero también la música es una máquina del tiempo porque tiene la capacidad de grabar en su sonido situaciones o momentos asociados que luego con volver a escuchar esa pieza volvemos, como absorbidos por un flashback, a recordar visualmente ese espacio – tiempo capturado por esa canción. Sentimos lo que hemos sentido como si fuera un replay.
A veces hasta el sentido del olfato tiene sus archivos disponibles en ese recuerdo. Y además es un instrumento de propagar o comunicar el sentir del artista que con él, descarga vivencias o emociones, o anhelos.
La música es poderosa. Necesaria. Es vital.
Es una tarde calurosa pero amable, llego a una casa de campo por la zona de Cala Mastella. Las vistas están completas, campo, mar y montañas. Ni bien llego el entrevistado me invita a pasar al estudio donde puedo observar instrumentos por doquier y equipos modernos pero da gusto ver equipos a válvulas, porque uno puede ser un homo digitalis pero los que probamos las mieles de lo analógico sabemos como suena lo crudo. Nos sentamos con Patrick Petruchelli (Montevideo, 1972) para conversar de música, de los tiempos modernos y de sus facetas dentro del reino musical.
Detrás de la música, hay gente como Petruchelli.
-¿Qué es la música para usted?
-Cuando era chico era como magia , ¿Qué es eso que te hace sentir tanto que viene por el aire?, ¡me volvió loco! Luego en edad intermedia, ya con otra comprensión empecé a apreciar el contexto, los músicos, las diferentes culturas y variantes y me enganchó aún mas. Cuando fui adolescente ya estudiaba y tocaba, involucrándome de lleno en el asunto , quería ¨ser¨ eso. Y todo confluyó en un mismo punto , que siento un amor y un respeto gigante por este arte intangible y medio inexplicable. Creo que es un lenguaje; la comunicación del alma.
-Cuéntenos, como para conocerlo mejor, acerca de su infancia y adolescencia para entender de dónde nace su pasión por la música.
-Toda mi familia es francesa. Mi madre era diplomática y en un viaje a Uruguay nací yo. Por su condición de diplomática he viajado mucho por el mundo de chico. Por suerte para mí, mi madre, hija también de diplomático, vivió la experiencia de mudarse mucho a diferentes países de chica y entonces no ha querido que yo viviera lo mismo. Entonces pedía siempre regresar a Montevideo donde me crie. Esto fue muy importante para mí porque pude echar raíces, por lo que pude crecer en un mismo lugar, con mis amigos, y en un ambiente familiar de mucho amor y contención. Es cierto que maduré, quizás por tanto estímulo de tanto viaje, antes de lo esperado. Me crie en una familia muy musical, mi padre era un músico aficionado, se escuchaba música todo el tiempo. A muy temprana edad ya estaba fanatizado con la música. Recuerdo que teníamos un tocadiscos que mi padre dejaba en un estante inalcanzable para mí, parecía un tótem, y yo estaba obsesionado porque sabía que la música salía de ahí. Luego cuando tenía tres años y medio me lo regalaron y fue lo único que no rompí [risas].
Luego empecé a toquetear la guitarra pero cuando mi padre vio eso rápidamente instaló un piano de cola en casa. Pero fue demasiado, me daba miedo tocarlo porque era tan potente para mí…
-Como regalarle un Ferrari a un adolescente…
[risas] -Sí, exacto. Luego me pusieron profesor de música y fue cuando me di cuenta de la magnitud de lo que implica. Era cómo estar viendo una montaña desde la base. Me sorprendió que la música tuviera tanta disciplina interna y de autogestión. Luego hice la carrera en la Universidad de la música de Montevideo donde aprendí entre otras cosas a leer música, y eso es muy importante porque hay toda una tontería sobre lo que oía de “mejor no estudiar y ser autodidacta, porque te encorsetan y te quitan libertad”… Eso es una gran mentira, el conocimiento es libertad. Cuanto más sepas mejor para desarrollar tu necesidad artística.
-Y durante la universidad me imagino que empezó a formar o integrar bandas…
-Sí, inevitable. Rock, punk, incluso heavy, estuve en varias. A los 16 me enganché a un amigo que escuchaba otra música a la que estaba acostumbrado en casa. Este muchacho vino con jazz, con cosas como Jaco Pastorius o Charly Parker y me volví loco y decidí dedicarme al jazz al 100% para el resto de mi vida. Desde allí dediqué 7 u 8 horas al día por siete años al jazz. Tenía amigos que viajaban y traían partituras y libros de Estados Unidos… Luego a partir de los 25 años empecé a trabajar la voz para cantar, porque la música es comunicación y nada comunica mejor que la palabra, en este caso, cantada.
-¿Siempre con la guitarra?
Siempre con la guitarra si, pero también estudié cinco años piano pero no me considero pianista a la vez que reconozco que me enseñó de armonía.
-¿Cómo se considera?
-Guitarrista y cantante. Pero luego tengo tres facetas. Por una lado tengo a P. BROTHERS es una banda, un dúo junto Paco Escudero y de género funk y disco con electrónica más samples como usar Jimi Hendricks pero pasado por la licuadora [risas] y muy bailable que es muy divertida de tocar, de ver, de hacer. P. BROTHERS es para clubes, beach clubs, discotecas, sala de conciertos, ese rollo. Llevamos 15 años tocando, viajando por el mundo y con dos álbumes publicados.
-¿Dónde han tocado últimamente?
-El fin de semana pasado en Stuttgart por ejemplo. Dos semanas atrás en Italia, en Barcelona, en Londres, y más atrás inclusive en Marrakech por ejemplo. También vamos a volver a Dakhla en Dubái en el medio de la nada.
-¿Pero cómo alguien de Dakhla encuentra a P. BROTHERS y los contrata? [risas]
-Dakhla es uno de los paraísos de kite surf. Básicamente hay mucho viento, muchas olas y dunas. Y está lleno de europeos, sobre todo franceses que promocionan ese lugar y que tienen unos hoteles eco-friendly en los que hacen unas fiestas mortales y traen artistas europeos para actuar. De hecho hemos ido varias veces en el pasado. Y la pandemia lo cambió todo pero antes del covid estábamos haciendo 60 viajes al año para actuar por el mundo.
-¿Y en Ibiza donde ha sonado P.BROTHERS?
-Hemos tenido varias residencias, por ejemplo hemos estado tocando en Blue Marlin durante 8 años seguidos, 4 en Cala Bassa Beach Club, y en varios sitios más.
-¿Un día por semana?
-Sí, exacto.
-Dígame 3 hits de P. Brothers.
-Una sin duda es la versión del un tema clásico del 1986 que se llama “C’est la ouate” de Caroline Loeb que la hacemos así bien housera – bien electro que hice en casa un día y la hicimos con público y la a la gente le encantó y los franceses que habían en esa fiesta se volvieron locos. La otra sería uno propio que se llama “El Blues” que es instrumental prácticamente y es como un rock blues tejano y la gente se pone en modo Texas que es muy divertido. Y luego otra siendo una versión de la canción de Elton John que se llama “Tiny Dancer” que salió muy buena.
-¿Y cuál es el futuro de P. Brothers ?
-Este año tenemos previsto varios conciertos fuera de Ibiza y lanzar bastante música. Vamos a sacar un álbum nuevo y 2 álbumes remasterizados entre septiembre y diciembre.
-Vale, volvamos, entonces esa es su faceta P. BROTHERS, ¿cuál es la otra?
-Mi parte solista que se llama CASTAWAY, que quiere decir náufrago y que fue una ocurrencia que tiene que ver con varias cosas como… [pausa, piensa] … a estar un poco aislado en la intención de cuidar a la música con fundamentos, y sí, claro, quién es quién para decir cuál es la música con fundamento y cómo, pero es una realidad que uno que ha llegado hasta acá tendrá que saber algo después de tanto tiempo de estudiar, ejecutar y crear, ¿no?.
-¿En qué género musical flota este náufrago y dígame algún hit?
-Es mucho más cantado y con guitarra o piano, es más personal. Podría decir que es pop, funk, psicodelia, es un poco transgénero pero sobre todo tiene que ser piezas musicales muy bien elaboradas con el fin de perdurar en el tiempo. Que no caduque, que se escuche años después y siga siendo una gran canción. “Take so long” gusta mucho y otra es “Future Signs”.
-¿Cuáles son los planes para Castaway?
-Castaway va sacar su primer álbum mezclado y masterizado en Nueva York a finales de setiembre, el álbum está listo e iremos nuevamente en noviembre a Nueva York a trabajar con el sello discográfico que lo va a lanzar, aún no puedo dar información de ese nuevo sello Indie /dream pop, que va a lanzar el álbum, solo puedo adelantar que el sello lo lleva un artista indie internacional muy conocido y que estaremos en sus primeros releases. Mucha ilusión.
-¿Y qué programa de edición de audio utiliza?
-Abelton live, que lo vengo utilizando desde el año 2003. Y antes me habían dado en el año 2000 el beta para probar, pero tenía lo muy malo que no grababa. Yo ya usaba, como todo el mundo el Protools, pero luego el Ableton se actualizó y ya podía hacer de todo -un antes y después para mí. Es todo tan intuitivo que el proceso creativo fluye fácil, de forma natural y no se pierde nada de tiempo en tonterías.
-Y luego de tener el producto terminado que es lo primero que hace?
-Hacerlo sonar en boombox. Siempre hay que escuchar las canciones que uno hace en altavoces caseros, comunes, donde la gente en general lo va a escuchar porque en estudio evidentemente va sonar perfecto.
-¿Y dónde la expone y cómo la promociona?
-Bueno yo trabajo con una distribuidora musical como todo el mundo que se ocupa de subir el material a diferentes plataformas.
-¿Cómo se llama la distribuidora?
-Amuse.
-¿Pero entonces los royalties de Spotify se lo pagan a Amuse y ellos a usted?
-Ningún artista puede tener contacto directo con las plataformas de streaming. Todo se hace a través de distribuidoras, pero ni yo puedo ni los artistas más famosos, ni los sellos tampoco.
[Abro los ojos cual búho de after] -¿Cómo dice? Esto no lo sabía y por un lado me sorprende mucho y por otro parece normal porque siempre al final hay intermediarios en todos lados…
-Sí, es así.
-¿Pero usted tiene el control sobre por ejemplo el orden de las canciones, el arte, etc o tampoco?
[ya pregunto con curiosidad y miedo…]
-Bueno, le das el orden de temas y ellos lo hacen así pero ya no lo puedes cambiar salvo un trámite de petición y ellos lo evalúan. Pero no hay un perfil donde uno, el creador, hace y deshace como le dé la gana.
-Francamente parece muy bien para la publicación y la distribución pero para el autor no tanto, hay una merma de su control sobre su obra, ¿no?.
-Sí, y de la cercanía de ejecutar cambios. Toda esa parte está tercerizada.
-¿Y para cerrar sus tres diferentes facetas, cuál es la tercera?
-Soy productor musical y firmo con mi nombre. Sobre todo hago música para películas, cosa que hace muchos años que trabajo en música para pelis o publicidad. Para todo esto de la producción a su vez contrato más músicos que toquen instrumentos que yo no sé usar y con ellos hago todo tipo de arreglos o canciones. Luego está la ingeniería que tuve la suerte de trabajar en mis principios en un estudio analógico en Montevideo que se llamaba “La batuta” y estaba en un edificio llamado “Palacio Salvo” de 1920 o 30, creo que es el edificio más antiguo de Montevideo. 40 ó 50 plantas, había apartamentos donde pasaban cosas raras, era un poco darky… un edificio emblemático de la ciudad.
Era una especie de Empire State uruguayo [carcajadas]. Y en ese estudio aprendí muchísimo de la mano de un maestro ingeniero Daniel Báez. Y hago hincapié en esto por la importancia de que la música esté bien compuesta. A veces suena mal sólo porque no está bien compuesta, no porque le falta un plugin. ¿Te acuerdas cuando éramos chicos que habían tarjetas que al abrirlas sonaba Bach? ¡Estaba dentro de un chip chino de malísima calidad pero sonaba perfecto! Porque la composición era tan perfecta que no importa el formato de reproducción, va a sonar perfecto. La ingeniería es muy importante pero más la composición, la música como base.
También hago música para varios artistas que vienen a mi estudio y les completo la idea, les sugiero cambios porque les explico por ejemplo que lo que proponen ya está hecho…
-Pero hay fórmulas poperas que de alguna manera garantizan el éxito, ¿no?
-Sí las hay, son recetas que funcionan porque el ser humano es un bicho de costumbres, de asociaciones, entonces cuando escucha algo que por estructura o alguna melodía o sample le recuerda a algo que ya le había gustado, entonces esta también. La familiaridad o la repetición es un lugar cómodo para el humano. Y esto está en la comida, olores, en la búsqueda de los recuerdos de nuestra historia, etc…
-¿Y qué le parece que ahora cualquier persona sin conocimiento musical puede crear una canción a partir de un programa de ordenador que además fácilmente puede utilizar estas fórmulas de las que hablamos?
-Me parece una mierda y unos oportunistas quienes las hacen. Ahora mismo todos podemos hacer cualquier cosa, sí, se han democratizado las herramientas. Pero si yo me pongo a hacer arte plástico que no tengo idea no es real para mí, no es justo. No todo el mundo tiene talento para todas las cosas a pesar de que los padres les digan a los jóvenes que pueden en la vida hacer cualquier cosa. Si le pones estudio y empeño sí, pero esta cosa efímera y sin sustancia del hacer no me gusta. Y es injusto porque le quita espacio a los que realmente llevan años dedicándose. Todas esas creaciones digamos sintéticas son como metros y metros de plástico sobre el suelo. Y el creador profesional con talento tiene al sacar su obra que penetrar y atravesar todos esos metros de plástico para tener acceso a ser visto u oído…
-¿Y la inteligencia artificial, qué le parece? Porque ya es dj, ya crea música o le hace creer a cualquiera que es músico y cantante porque hizo una canción con todos los efectos posibles para tapar la ignorancia y el talento no desarrollado…
[alza la voz] – ¡Es un engaño!
-A mí me parece lo mismo, y yo insisto con una idea que me parece que la I.A. debería tener prohibido crear arte. Si vamos todos a dejar de trabajar porque los robots harán todo por nosotros y nos va a sobrar el tiempo qué mejor poder dedicarnos además de otras cuestiones como disfrutar y hacer deportes, viajar, etc. poder aprender a desarrollar el lado creativo a través del arte. Digo, dejar el arte como algo exclusivo de los humanos, ¿no?
-A mí eso me parece una gran idea, sería perfecto. Es más, es lo mejor que escuché sobre inteligencia artificial. Y me parece una obviedad pero nunca la había escuchado antes.
-¿Cuáles son sus bandas favoritas o algunas de aquellas que le han marcado?
-¡Un millón! [risas]. pero por citar algunas Ravel, Debussy, Charlie Parker, Eduardo Mateo, Beatles, Kinks, Pond, José González, música tradicional folclórica de cualquier región, pero eso sí, Bach es el #l numero 1.
-¿Cocina usted?
-Sí [dice y sonríe, la ve venir]
-¿Y que suena en su cocina durante la mice-en-place?
-Para preparar una pasta nada mejor que una tarantela, ópera o clásicos italianos de los 50´s. Para ramen algo de música tradicional japonesa y otro ejemplo sería que para el asadito siempre mejor el folclore rioplatense y ¡unos hits!…
La música es una gran acompañante, por ejemplo para conducir y viajar con música es alucinante también. En los coches o largos viajes de avión uno puede darse el gusto de escuchar álbumes enteros , cosa que hoy en día es muy difícil de que eso suceda. Yo me la paso buscando descubrir músicas nuevas, ese research lo hago permanentemente, me pone mucho encontrar nuevas músicas.
-Cuando le conocí hace muchos años y me dijo que vivía de la música le hice una broma cómo que estaba usted me estaba tomando el pelo como que es casi imposible vivir de esto, pero usted lo logró…
-Sí, pero es que hago de todo. Yo tengo las tres facetas que te comenté pero luego además estoy con 5 o 6 proyectos de artistas simultáneamente, digo, me paso el día entero encerrado en el estudio haciendo cuando no estoy de gira. Y me ha costado muchísimo sacrificio al principio y aguantar y preservar… Digo, toco guitarra, bajo, piano, hago arreglos, produzco y soy ingeniero, y tengo que tener todos esos oficios dentro del reino de la música para vivir dignamente. Es duro, no es fácil vivir de esto.
-Por último, ¿Qué consejo le daría a un joven que quiere dedicarse a la música?
-Que empiece por el principio que es estudiar música en profundidad. Es poder ser solvente tocando por lo menos un instrumento con plena fluidez. Saltarse casillas está muy de moda pero los atajos son engañosos y finalmente te juegan en contra. Es como querer subir el Everest y que en un momento te lleven en helicóptero a la cima o avances un tramo sin esfuerzo; nunca vas a poder tener la vivencia y la satisfacción de haber sentido la experiencia y el desafío personal al completo. Y eso supone una pequeña decepción, un auto fake a vos mismo, no es bueno.
El conocimiento y la práctica son las única vías de ser realmente libre y finalmente poder elegir. Primero estudia y sigue los métodos que ya se plantearon por alguna razón de parte de toda esa gente que transitó la música antes que uno, que hizo un esfuerzo para dejar esos conocimientos bien planteados. Después de estudiarlos e incorporarlos podes romper las reglas, pero nunca antes. Recién después de un importante y serio recorrido de algunos años, YouTube te puede dar alguna una mano. Y nunca olvidar estos pilares: trabajo, creatividad, intuición, autenticidad, más trabajo, sentimiento, confianza, inspiración, más trabajo, entusiasmo y cariño…
Las fotos son de Ximena Topolansky, David Arnoldi y Mar Torres.
