La figura del DJ está siendo estigmatizada y penalizada injustamente en Ibiza, según denuncia Christian Len, presidente de la Asociación de Disc Jockeys y Productores Electrónicos de Formentera (DIPEF). Y esto por una idea errónea pero muy arraigada: que el DJ es siempre sinónimo de fiesta. Esta concepción, considera, está en el corazón del anuncio del emblemático chiringuito Sa Trinxa, que ya no contará con sesiones de DJs.
En conversación con La Voz de Ibiza, Len critica que muchas administraciones confundan la actividad musical con el desmadre, y cree que allí radica la falta de apoyo que el sector tiene de parte de los Consells y ayuntamientos. “¿Qué imagen va a tener cierta parte de la población si un político apoya al colectivo de DJs?”, se pregunta.
Esta percepción, afirma, ha derivado en la ausencia de apoyo público a propuestas culturales, educativas e industriales impulsadas desde DIPEF. Actividades que, precisamente, buscan combatir la estigmatización y volver a poner en valor la música y la figura del DJ como parte central de la cultura ibicenca.
“El 80% de los DJs en Ibiza no trabaja en fiestas”
Len insiste en que la actividad musical en la isla va mucho más allá del ocio nocturno: “El 80% de los DJs que trabajan en esta isla no lo hacen en fiestas, sino poniendo música en lugares donde no se puede bailar”. Y añade: “Eso no es un evento. Es un servicio. Alguien que pone banda sonora a un espacio”.
DIPEF defiende que esta labor tiene un valor cultural y emocional que no está siendo reconocido institucionalmente. “Lo que significamos no es fiesta. Significamos hacer que un momento sea más bonito, más memorable, gracias a la música”, explica.
El presidente de DIPEF lamenta que Ibiza no haya sabido reivindicar su identidad musical como un activo cultural. “Nunca se ha querido aprovechar esta personalidad tan musical de la isla como un valor cultural. Se ha entendido como fiesta, y esto va muchísimo más allá”.
Critica también que las propuestas del colectivo hayan sido ignoradas: “Llevamos dos años haciendo charlas abiertas con referentes de la industria musical. Jamás hemos recibido ayuda pública”.
“Cinco ayuntamientos, cinco normas diferentes”
Uno de los mayores obstáculos que detecta DIPEF es la dispersión normativa. “Hay cinco ordenanzas diferentes en cinco zonas diferentes. Es muy complicado entender por qué en unos lugares funciona de una manera y en otros, de otra”.
Len aclara que su intención no es cargar contra los ayuntamientos: “Sabemos que hay muchísimos locales con música en Ibiza y que tener a todo el mundo contento no es fácil. Entendemos que la gestión es compleja”. Por eso considera que la solución va de la mano del diálogo: “Nos encantaría sentarnos con los ayuntamientos, con el Consell, con los establecimientos, para crear algo en común”.
“No entendemos por qué ahora”
El caso de Sa Trinxa, donde se ha prohibido la presencia de DJs por normativa de parques naturales (que depende del Govern balear), es para DIPEF un ejemplo de arbitrariedad. “La normativa de parques naturales lleva años vigente. Entonces, ¿por qué ahora? ¿Por qué justo ahora se prohíbe lo que siempre estuvo ahí?”.
Len subraya que el local no ha generado conflictos ni deterioro ambiental: “Queremos proteger lo que significa Sa Trinxa para la historia musical de Ibiza. Es un lugar que no ha hecho daño en ningún momento al medio ambiente. La playa de Ses Salines está impoluta”.
«Sa Trinxa es un emblema», refuerza Len. Y si bien entiende que la música «no puede estar por encima de todo» y que debe convivir con «espacios de silencio», la prohibición en el icónico chiringuito de Ses Salines tiene mucho de interpretativo. «No sé exactamente quién interpreta las normas, y quien lo hace no necesariamente debe conocer qué significa Sa Trinxa. Yo entiendo que puede haber un laberinto ahí que a veces no sea fácil. Pero se supone que lo que se argumenta es que la presencia de un DJ significa que allí está sucediendo un evento, y que en los parques naturales no pueden suceder eventos», analiza.
«Intentemos buscar soluciones»
DIPEF advierte que Sa Trinxa no es un caso aislado. «Hay muchos sitios que se han cerrado. Otros lugares como Kumharas, que ha vuelto a estar en funcionamiento, pero con una restricción más fuerte del sonido. Ha habido problemas con Baloo, con Nassau, con el Monkey. También se cerró Underground”.
Sobre este último local, recuerda que “es un club que siempre ha alojado a un público más local, más underground. No es un club para turistas”, y sugiere que las autoridades podrían haber buscado una vía para adaptarlo. «No nos vamos a meter exactamente si la licencia que tenía era o no de discoteca, pero tengamos en cuenta el valor que tiene Underground a nivel musical y a nivel cultural para la isla, e intentemos buscar soluciones. Son locales que siguen funcionando con una licencia que se quedó obsoleta, entonces ¿cómo podemos revisarla?
Cultura, industria y educación
El colectivo ha trasladado a las instituciones múltiples ideas para contribuir al ecosistema cultural de Ibiza. Entre ellas, un congreso profesional de fin de temporada para compartir experiencias y buenas prácticas: “Queremos organizar jornadas donde se analicen las mejores campañas de marketing, producciones artísticas, ideas que salieron bien en la temporada”.
También han propuesto actividades para jóvenes, charlas en institutos y otros formatos de formación: “Esto podría tener una repercusión internacional. Pero no ha habido una sola línea de colaboración”, insiste Len.
“Prohibir la música en general tiene que ser negativo”
Para DIPEF, la música en Ibiza necesita una política pública de protección, desarrollo y regulación clara. “La música es algo que hace de la vida algo más bonito, más emotivo. Y prohibirla en general tiene que ser negativo”, concluye Len.