Una regata con sabor a estreno. Este fin de semana, mientras las velas se alzan sobre la bahía de Talamanca para disputar el Trofeo Familia Marí Mayans – Heladería Los Valencianos, un club debutante ha zarpado con una ilusión que va mucho más allá de los resultados: el Club Mare Nostrum participa por primera vez en una competición federada tras más de un año de gestiones, papeleos y espera.
Lejos de ser una regata más, esta cita se ha convertido en un hito simbólico para el deporte base ibicenco. Mare Nostrum no solo compite con siete jóvenes regatistas en la clase Optimist, sino que representa una nueva puerta que se abre en la isla para fomentar la formación náutica desde la base. Y lo destacado de la jornada es ni más ni menos que siete ilusiones, siete competidores que hacen sus primeras competiciones federadas.
Así, desde el club remarcan que tienen más que claro dónde hacer foco en un día histórico como el de hoy, donde es más importante celebrar e impulsar un buen deporte base que quedarse en la larga lucha burocrática que ha tenido que sortear.
Optimist: el semillero de la vela balear
La clase Optimist, en la que compiten los regatistas de Mare Nostrum este fin de semana, es la categoría de iniciación por excelencia en el mundo de la vela. Diseñada para niños y niñas de entre 8 y 15 años, es donde se forjan las primeras habilidades náuticas y se cultivan valores como la constancia, la resiliencia y el trabajo en equipo.
En el Trofeo Marí Mayans – Los Valencianos, que reúne a más de 35 participantes de distintos clubes pitiusos, los regatistas de Mare Nostrum compiten en las categorías sub-11 y sub-13. Para muchos de ellos, esta también es su primera experiencia en competición oficial, lo que añade aún más emoción a esta jornada histórica para el club.
Una vela que impulsa el deporte base
Desde el entorno de Mare Nostrum destacan la importancia social y deportiva de este paso. «No se trata solo de competir, sino de abrir espacios reales para que más niños y niñas puedan tener acceso a la vela sin barreras económicas ni administrativas», apuntan desde la organización. La creación del club responde precisamente a esa necesidad: ampliar la oferta de base y democratizar el acceso al mar.
Con esta primera participación, Mare Nostrum se consolida como la cuarta entidad náutica federada activa en la isla de Ibiza, un dato relevante que muestra el crecimiento del interés por la vela formativa y el impacto positivo de nuevos proyectos comunitarios y accesibles.
Una travesía administrativa llena de escollos
Conseguir el reconocimiento oficial como club deportivo no ha sido un camino fácil. Desde Mare Nostrum explican que el proceso de inscripción ha estado plagado de “largos trámites y excusas burocráticas”, que retrasaron durante más de un año su inclusión en el circuito federado. Pese a ello, la entidad ha mantenido su compromiso con el deporte formativo y ha seguido trabajando con su cantera a la espera de poder competir oficialmente.
Esta regata marca un antes y un después: la primera salida oficial al mar con bandera propia, cumpliendo todos los requisitos federativos y compitiendo de tú a tú con clubes históricos como el CN Ibiza, CN Sant Antoni o CN Santa Eulàlia.
Lo importante no está solo en la meta
A la espera de los resultados que se conocerán tras la jornada del domingo, en Mare Nostrum ya se sienten ganadores. El simple hecho de ver a sus pequeños regatistas con dorsal, compitiendo bajo reglamento oficial, es un motivo de orgullo colectivo.
Y es que más allá de podios o clasificaciones, lo que realmente se celebra este fin de semana es el valor de la perseverancia, el trabajo en equipo y la fe en el deporte como herramienta de crecimiento social. En tiempos donde muchas veces la burocracia ahoga la iniciativa, historias como la de este club recuerdan que aún hay quien cree en empezar desde abajo, con pasión y con horizonte.