SOS Desaparecidos, la principal organización de búsqueda de personas desaparecidas ha puesto fin a su colaboración con el Ministerio del Interior. Una ruptura que deja en evidencia la fragilidad de la búsqueda de personas en Baleares y en la isla de Ibiza: sobre todo en la isla pitiusa, esta difícil tarea ha recaído casi en su totalidad en la mencionada ONG.
Según ha informado recientemente la organización, la colaboración con Interior ha cesado por las exigencias del Gobierno de difundir únicamente las alertas oficiales, amparándose en la normativa de protección de datos. Sin embargo, desde SOS Desaparecidos han advertido que casi el 80% de sus búsquedas no se basan en lo que informa originalmente el Centro Nacional de Desaparecidos (CNDES), sino, en cambio, en alertas de los familiares. Por esa vía, advierten, han encontrado en 2024 a 358 personas en España.
Hasta ahora, además de estas alertas de familiares, SOS Desaparecidos difundía las alertas del CNDES.
En el caso de Ibiza, según ha explicado Pilar Albertí, coordinadora de la entidad en Baleares, la mayoría de los casos difundidos oficialmente en el archipiélago hasta ahora procedían de Palma. Las alertas surgidas del CNDES, que ya de por sí son una minoría a nivel nacional, en la isla de Ibiza han sido aún más escasas.
“Nosotros seguiremos atendiendo a las familias que quieran o necesiten la difusión de un desaparecido”, ha afirmado en conversación con La Voz de Ibiza. “Lo que ahora cambia es ya no nos haremos eco automáticamente de las alertas del Ministerio. Si la familia se pone en contacto con nosotros, sí lo difundiremos; si no, no”, ha subrayado.
Ruptura tras años de desencuentros
La ONG, considerada referente en la búsqueda de desaparecidos en España, ha decidido desligarse de Interior después de años de tensiones con el Centro Nacional de Desaparecidos (CNDES). La organización denuncia que sus propuestas no eran escuchadas y que se encontraban con “trabas” que hacían “inviable seguir” trabajando de manera coordinada.
En Baleares, la labor continuará centrada en el contacto directo con las familias. Albertí recuerda que los casos más recientes en el archipiélago no provinieron del CNDES sino de avisos familiares.
La asociación mantendrá su línea de trabajo habitual: activar las alertas solo a partir de la comunicación directa con las familias afectadas.
Para los responsables de la entidad, la coordinación sería más eficaz “si todos remáramos en la misma dirección”, pero insisten en que, en ausencia de colaboración institucional, seguirán ofreciendo cobertura a quienes lo soliciten. SOS Desaparecidos enfatiza que todas las alertas difundidas son con la autorización de las familias.
Mucho más que difundir alertas
La ONG insiste en que su labor no se limita a difundir alertas: acompaña a las familias desde el primer momento, con atención psicológica y asesoramiento jurídico. “Las escuchamos y si necesitan apoyo psicológico tenemos esa atención dentro de nuestro equipo, así como apoyo jurídico”, recuerda Albertí.
Buena parte de los responsables de la asociación conocen el drama en primera persona: el presidente Joaquín busca a su hijo desaparecido desde 2008; otros coordinadores son padres o hermanos de personas desaparecidas desde hace más de una década. Esa vivencia les otorga —explica la entidad— una sensibilidad única para empatizar con quienes llegan devastados tras interponer una denuncia.
Colaboración con las fuerzas de seguridad
En Baleares, la entidad asegura mantener estrecha coordinación con la Policía Nacional, Guardia Civil, Policía Local, Protección Civil y equipos K9. Cuando reciben un aviso en la central, lo comunican de inmediato a los cuerpos policiales que, en muchos casos, son quienes mejor conocen el terreno. Ibiza plantea un reto adicional: la movilidad y el cambio constante de población durante la temporada turística.
Esta circunstancia puede dificultar la localización de personas, al diluir las referencias de vecinos o conocidos habituales.
Búsquedas activas en la isla
Actualmente, en la isla hay siete búsquedas activas, desde un hombre desaparecido hace apenas una semana hasta casos que acumulan casi siete años sin avances, un reflejo de la dificultad de mantener la atención social y mediática en procesos tan prolongados.
Redes sociales: altavoz imprescindible pero también un espacio hostil
La ONG destaca que las redes sociales son herramienta clave para la difusión inmediata de alertas y, en ocasiones, fuente de información sobre paraderos.
Sin embargo, también suponen un desafío: la exposición pública abre la puerta a los llamados haters, que suelen juzgar y criticar a las víctimas. “Un desaparecido lo es sin importar su vida social. No importa quién sea, ni sus aciertos o errores”, recalcan desde la entidad, denunciando que muchas familias escuchan comentarios hirientes como ‘se lo estaba buscando’ o ‘tenía mala vida’. Frente a ello, insisten: cada caso merece la misma atención y respeto.