Cada vez más expertos en sueño y cronobiología defienden la idea de que España debería adoptar de forma permanente el horario de invierno. Según explican, esta franja horaria es la que mejor se ajusta a los ritmos naturales de luz y oscuridad, permitiendo que las personas despierten con luz solar y concilien mejor el sueño al anochecer.
Este equilibrio ayuda a sincronizar el reloj interno del cuerpo, favoreciendo un descanso más reparador, una mayor concentración durante el día y una mejora general del estado de ánimo. A su vez, estudios recientes asocian este horario con una reducción de trastornos como el insomnio o la fatiga crónica.
Los efectos del cambio de hora en el organismo

Los especialistas advierten que adelantar o retrasar el reloj dos veces al año altera los ritmos circadianos y puede tener consecuencias para la salud. Entre los efectos más comunes figuran el cansancio, la dificultad para dormir, la irritabilidad y la falta de atención.
Estos síntomas son especialmente intensos en niños y personas mayores, cuyos cuerpos tardan más en adaptarse. Fijar el horario de invierno de manera definitiva evitaría este “mini jet lag” semestral, reduciendo los desajustes hormonales y mejorando la calidad del sueño en la población.
Por qué los expertos recomiendan mantener el horario de invierno

La propuesta de mantener este horario de forma permanente no responde solo a cuestiones biológicas, sino también sociales. Los especialistas sostienen que el horario de invierno permite ajustar mejor las rutinas laborales, escolares y familiares a las horas de luz solar, evitando que la jornada comience o termine en plena oscuridad.
Además, esta medida ya se aplica en algunos países europeos donde se ha comprobado que mejora la productividad, el rendimiento académico y la salud mental.
En nuestro país, la Sociedad Española del Sueño y otros organismos científicos coinciden en que priorizar el bienestar sobre los factores económicos debería ser el camino a seguir.
Un debate abierto sobre salud y bienestar
Adoptar el horario de invierno de manera permanente implicaría poner fin a los cambios estacionales del reloj. Para los expertos, esto supondría una mejora en el descanso, una mayor estabilidad emocional y un ritmo de vida más saludable.
En un contexto en el que el estrés, la falta de sueño y las jornadas prolongadas afectan cada vez más a la población, los defensores de esta medida recuerdan que una hora de luz natural por la mañana puede marcar la diferencia entre un cuerpo desajustado y uno en equilibrio.











